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Luffy recuerda muy poco de cuando era pequeño, tal vez porque todo se reducía a comer y cagar todo el tiempo. Aunque si hay algo que sabe, es que le costó mucho tomar el control de su cuerpo al inicio ¡Se negaba a obedecerlo! Y ese sentimiento de frustración, que era como cuando comió su fruta del diablo y Shanks se burlaba, lo tenía bastante presente.

Era un sentimiento profundo, que había quedado muy arraigado en su ser después de muchos sucesos, como cuando el tipo oso separó a su tripulación, o cuando Ace murió. Había más cosas que acrecentaban eso  dentro de él, pero esas dos situaciones parecían ser el verdadero inicio de todo.

Aún teniendo todo esto presente, lo que estaba viviendo ahora también parecía entrar en su top 5 de cosas frustrantes. Poder ver la carne frente a él, pero ser demasiado pequeño y débil y no tener dientes y solo poder balbucear algo como "bahabbu" no ayudaba.

La situación se repitió por mucho tiempo, para molestia de Luffy, sin embargo, no podía hacer nada. Tal vez Bonney podria ayudar, si es que estuviera cerca de donde sea que él estuviera. Nunca le había puesto especial atención a su lugar de nacimiento, pero definitivamente no estaba en Villa Fosha. ¿Como lo sabía? Fácil, no estaba Makino en ningún lado.

Tampoco importaba. Después de todo, desde que había logrado volver a "respirar", no recordaba estar en tierra. El suave bamboleo de las olas lo habían seguido todo este tiempo. Había nacido en un barco y seguía en uno hasta hoy día, que aún no tenía control de si mismo. Claro, ya podia mover sus brazos y piernas, logrando arrastrarse algunos metros.

Pero seguía encerrado. En una cabina, sin nada destacable, y con una mujer que nunca le había permitido ver su rostro, ni siquiera a Luffy. Era solitario ser un bebé en un barco. En especial uno que recordaba todas sus aventuras de otra vida.

—Crece fuerte Luffy, lo necesitarás.

Eran las palabras de aquella mujer siempre le dedicaba, como una grabación en un dial. Y Luffy solo podía preguntarse si ella era su madre, una a la que debía amar aún si nunca le había dirigido alguna otra palabra, mientras recordaba como Ace hablaba con tanto cariño de la suya aún sin conocerla.

Cuando Luffy consiguió que sus piernas por fin lo sostuvieran, la mujer desapareció. Dejo de ir a verlo, de cargarlo para cambiar su pañal y de alimentarlo con esas poca cantidad de leche de biberón, aún cuando ella siempre tenía un plato de carne para comer.

Se sintió abandonado.

Abandonado por una mujer que nunca vio realmente, que nunca le dijo nada significativo, que nunca pareció amarlo. Estaba solo de nuevo.

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La soledad fue una constante durante su infancia en la otra vida y en esta, aún cuando recordaba tantas cosas, parecía seguir el mismo camino. El constante arrullo del mar, acompañado de un salado olor, algun pajarraco ocasional, y después solo silencio, y soledad.

Una nueva persona había llegado cuando la mujer dejó de aparecer pero, al igual que ella, nunca le presto verdadera atención a Luffy. Ni una palabra amable o una explicación confusa.
Solo no había nada más que un par de biberones al día, Luffy suponía que era un día, y algunos vegetales sin sabor.

Se volvió una rutina que no pudo romper hasta que dio sus primeros pasos, completamente solo. Aún así, fue lo más libre que había sentido en mucho tiempo. No significaba que le gustaba todo eso, simplemente se había acostumbrado.

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⏰ Última actualización: Apr 18 ⏰

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De Nakamas, hermanos y promesas. [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora