El sonido de un jarrón al estrellarse contra la pared fue lo único que hizo sonido en el lugar, Natasha Stark había sido la culpable de ese sonido, su mueca era de furia misma, las mejillas estaban rojas y sus cejas se habían unido en una linea, mientras que del otro lado de la sala cerca de la pared donde había impactado el jarrón estaba Stephen Strange.
—¡Es que lo sabía! — El grito resonó mientras que la chica daba pasos furiosos hacía el —Me mentiste, me has mentido todo este tiempo.
El hombre levantó las manos y trato de tomar de las muñecas a la mujer que estaba demasiado alterada para su gusto —Natasha puedo explicarlo — el cirujano habló mientras la chica retiraba los brazos de manera arrebatada.
—¡No! Strange, aléjate de mí.
Los ojos del hombre le observaron suplicante mientras que la chica tomaba su bolso que estaba en el sofá y comenzaba a caminar a la salida haciendo que sus tacones resonaran a su paso.
—Espera Natasha — El hombre adelanto su pasó hasta sostenerla de la muñeca, la mujer no giró la mirada ni siquiera para observarlo, detuvo su paso y el hombre la soltó — Te prometo que no es lo que estás pensando, no es lo que viste.
La expresión de la pelinegra se agrió y giró para encararlo —¿Qué no es lo que ví? Stephen, no insultes mi maldita inteligencia — La desesperación y un sentimiento de impotencia se alojó en su pecho, hizo un puño con su mano y se giró haciendo que los vuelos de su vestido rojo se alzarán —No me busques Stephen y espero que tú y la doctora palmer sean felices y que tengan muchos hijos.
La mujer retomó su marcha mientras que el cirujano caminaba tras de ella solo para apreciar como subía a su auto y se marchaba de su casa, el hombre suspiró.
Natasha le había encontrado mientras se besaba con una doctora del hospital en el que trabajaba, la Doctora Christine Palmer, una linda mujer pelirroja que bueno le tenía loco últimamente, pero claro él estaba saliendo con Natasha Stark, la hija de un armamentista millonario quizás debió de haberle dicho desde la primera vez que la engaño pero perder el ingreso extra y el status que el daba salir con la mujer era algo difícil de superar.
Stephen suspiró la chica volvería más temprano que tarde a sus brazos de eso estaba seguro, llevaban 4 años juntos no dejaría todo tendido simplemente por un beso, o por lo menos eso es lo que ella había presenciado, sonrió tranquilo mientras que tomaba asiento en el sillón, ya vería como se desarrollaban las cosas de manera eventual.
...
...
Natasha había conducido sin parar hasta llegar a las empresas de su padre, mismo lugar donde ella trabajaba, era una ingeniera fabulosa y se encargaba de asesorar a su padre con el diseño de las armas por lo cual a los Stark nadie podría hacerle competencia.
Detuvo el auto y se quedó un momento sentada en el asiento del conductor con las manos en el volante, respiró fuerte mientras que sentía como lagrimas se deslizaban por su barbilla y terminaban en su cuello donde se perdían.
El corazón le dolía como los mil demonios, Stephen era solo un romance que le había insistido su padre comenzar cuando ella tenía 17, ella le había dicho que no era necesario ya que no moriría sola pero su padre como siempre no le había escuchado.
Con el tiempo había comenzado a quererlo y que en ese momento le saliera con esa cara, la mujer golpeó el volante del auto haciendo que la bocina se escuchará en el solitario estacionamiento, los sollozos habían comenzado a salir de sus labios escapando uno por uno, se quedó ahí solo llorando y lamentándose de sí misma, no sabía como había podido ser tan crédula para creer en él, pasaron los minutos y tras aproximadamente 50, sorbió la nariz y se secó las lagrima tratando de recobrar la compostura, tenía trabajo, más allá de ser la novia de Strange.
Sacó un pañuelo y se secó la cara, se le soltó de la mano y miró hacia abajo, no podía creerse que por ese cretino se había puesto un vestido, una de las cosas que le horrorizaban por completo eso debido a que no era muy femenina.
Hizó una mueca mientras sacaba un espejo de su bolso para mirarse el rostro, su maquillaje estaba corrido y parecía que un mapache y ella hubieran intercambiado identidad, hizo una mueca otro de sus errores, suspiró y se recargó en el respaldo mientras miraba hacia arriba, no podía creerlo simplemente no podía hacerlo.
Miró a su alrededor y decidió irse de ahí, encendió él auto y comenzó a conducir a otro lugar, no tenía un lugar en específico, pero no quería que su madre ni s padre le vieran de esa manera.
Por el amor al cielo, tenía 21 años era cierto, pero era un genio había estudiado ingeniería mecánica en MIT, dos maestrías una ingeniería electrónica y física además de un doctorado.
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Mi Querido Capitan (Stony 3490, Au)
FanfictionLes prometo que esta si la voy a acabar. Historia corta