Sorpresas y galletas

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Los siguientes días no fueron tan difíciles como Wriothesley se imaginó.

Claro, estaba el pequeño pequeñisimo detalle de soportar las largas sesiones sexuales al anochecer, las cuales obviamente no aborrecía y las aceptaba con los brazos abiertos, pero después de unas horas dandole matraca, su miembro viril se sentía desfallecer y terminaba muerto al instante que Neuvilette se cansaba.

Al atardecer del tercer y último día, Neuvilette tomaba una taza de té en su humilde salón, mientras, repasó en su mente todos los cambios que habia pasado su cuerpo durante los ultimos días.

Calor excesivo por todo su cuerpo, en especial en su garganta y vientre; en la intimidad sus colmillos se alargaban, escamas brotaban por su piel en distintas zonas, y sus cuernos brillaban.

Su piel quemaba y se sentía terrible si su consorte se iba de su lado al menos unos pocos metros, y esto aumentaba cuando habían más personas a su al rededor, quería poseerlo y que fuera todo suyo. Supuso que esto se debia a la naturaleza posesiva de los dragones, y también a que Wriothesley se convirtió en su compañero de calor.

Quitando los dolores y el calor extremo, no todo era tan molesto, si bien le incomoda de sobremanera no estar trabajando y tener el conocimiento de que la Arconte Hydro se esta "encargando" de sus asuntos, el afectuoso calor de Wriothesley era más que suficiente para hacerle sentir calmado.

-"Neuvi, iré un momento a la Fortaleza por unos asuntos"-El dueño de sus pensamientos aparecio a su lado, saludandole con un beso en la mejilla-"No tardaré mucho, pero dime si quieres que te lleve"-.

Wriothesley volvio al trabajo, sus presuntas vacaciones se vieron prácticamente jodidas por un problema gigante con las tuberías de una de las zonas de la Fortaleza. Estaba trabajando en casa para que el calor de el dragón fuera más ameno, pero en varias ocasiones debia ir por momentos a la Fortaleza ya sea para solicitar papeleo o por algo más complejo. Aunque cuando Neuvilette se agerraba a su cuerpo como si fuera un koala meloso con necesidad de afecto, su segunda opción era Sigewinnie.

-"¿Para que es?"-Dejo la taza con delicadeza encima del plato en la mesita-"No quiero que te vayas"-Frunció el ceño, haciendo que el corazón del contrario diera un vuelco-.

-"No es nada de lo que debas preocuparte"-Paso sus dedos por los largos mechones-"No puedo mandar a la enfermera en jefe, debo estar yo"-.

-"...Hm"-Desvio la mirada aparentemente molesto-"Bueno, ve"-Volvio a tomar la taza de té, y bajo la mirada hacia el liquido-.

-"...Neuvi.."-Wrio acaricio su muslo con cariño-"Lo siento mucho, te prometo que no tardaré nada, y podre estar contigo el resto del dia"-Trato de animarle, llevando su otra mano a su mejilla-.

-"..."-Neuvilette asintio, con un leve tinte rojo en su mejilla-"De acuerdo"-.

-"Te amo mucho, pookie"-Le beso en la frente mientras se levantaba del sofá-"Vuelvo en nada, te adoro"-.

Y como llego, se fue, dando pisotones de lo grandote que era, tan grande como un gran perro salvaje.

Neuvilette rio al imaginar eso, su pareja se vería tierna con orejitas y cola.
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Una luz brillante le estaba molestando, abrio los ojos poco a poco y se reincorporó, bostezando medio adormilado.

Bajo la mirada observando tanto su vientre como el brazo que le rodeaba, el cual estaba lleno de mordidas chupones y rasguños, bueno, todo el cuerpo de los dos estaba asi.

Se acomodó para pararse, escuchando el quejido adormilado de su consorte a su lado. Se vistió con una bata y caminó hasta el baño, sintiendose tan normal como siempre.

Consecuencias de estar con un dragón | WrioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora