𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖊

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Con los nervios carcomiéndole, aprovecha la distracción de los tres hados madrinos, que están tan entretenidos preparando un gran pastel para satisfacerle sus deseos de dulce y se echa la capucha para no ser visto, saliendo a hurtadillas de la cabaña, perdiéndose por el bosque.

Sonríe a las ninfas que le acompañan, mostrándole el camino a través de la maleza, yendo con paso firme hacia su destino, no tiene intención de abandonar a Taehyung ni un solo momento.

Por fin su castillo se abre ante sus ojos, la luz de la luna subiendo lenta pero exitosamente hacia su zenit, un ruido enorme que se escucha por todo el lugar, solo le hace acelerar el paso, llegando por los sótanos del castillo, para adentrarse en él, ocultándose lo mejor que puede.

Su anillo le comienza a apretar y el corazón se le desboca, la luz verde desprendida de él solo puede indicar peligro en su amado, cosa que no le gusta ni un poco.

- Dejadme a partir de aquí – Le dice a las ninfas – Yo ayudaré a Taehyung.

- Mi príncipe – Interviene la jefa de ellas – No es seguro que vaya allí, si nuestro señor nos ha pedido que le protejamos, por lo menos déjenos acompañarle.

- No te preocupes, cariño – Sonríe levemente – Nada malo me ocurrirá si estoy a su lado, y sé que solo yo puedo detener a mis padres – Suspira, desviando los ojos a las escaleras – Todo saldrá bien, yo os devolveré a vuestro señor sano y salvo.

- Vaya con cuidado, mi príncipe – Solloza la ninfa.

- Nos veremos pronto – Le da un guiño, para echar a correr hacia arriba.

No sabe exactamente dónde se dirige, pero no deja de mirar al anillo, es cómo si éste le guiará precisamente a su destino, subiendo una escalera detrás de otra con prisa, hasta que, por fin, llega a las escaleras que dan los laterales de la sala del trono, donde se para porque las puertas se abren.

Su corazón revolotea feliz de ver a Taehyung salir, pero rápidamente frunce el ceño por verlo actuar extraño, no reconoce su presencia, su cuerpo parece moverse solo, hace el amago de ir detrás de él, pero sus padres salen detrás, así que apenas le da tiempo a esconderse para no ser visto.

Los observa ir detrás de Taehyung con rostro impresionantemente serio, y el miedo solo se apodera un poco más de su cuerpo, sin dejar que le cunda el pánico, se pone a recordar el hechizo que le enseñó su amado.

Cierra los ojos, aspirando y espirando, sus dedos se relajan, todo él se destensa y entonces los abre, apareciendo en la torre, sin entender ni un poco qué ocurre.

- ¿Qué hago aquí? – Mira a todos lados, confuso, para mirar el anillo - ¿Me has traído tu porque quiero salvar a Taehyung?

Le habla al anillo aun sabiendo que no va a obtener ninguna respuesta, pegándose un pequeño susto cuando la puerta que da acceso a la torre se abre, dando paso a Taehyung que se dirige a él, cosa que hace a Yoongi envolverlo en sus brazos para retenerlo fuerte, ya que no se ha dado cuenta de la rueca detrás de él.

- ¡Yoongi! – Grita su padre - ¡Suéltale!

- ¡No! – Gruñe, apretando a Taehyung, que intenta andar – No dejaré que le hagáis lo que tenéis intenciones de hacer, aunque no sepa que es.

- Hijo, es mejor así – Interviene Namjoon – Cuando él no esté, todos podremos ser felices, no le necesitas.

- ¡Yo le amo! – Solloza, cada vez costándole más retenerlo – No vais a arrebatarlo de mi lado por vuestras acciones egoístas.

- ¡Él no ama a nadie más que a sí mismo! – Gruñe Jin - ¡Acaba de matar a su propia madre!

- Esa bruja se lo merecía – Contraataca – Me ha contado cosas de ella, es malvada... ¡Como tú!

Los ojos del rey se abren desmesuradamente, sin poder creerse que su pequeño niño acaba de decir eso, su corazón rompiéndose en miles de añicos cuando ve que Yoongi patalea y utiliza toda su fuerza para que Taehyung no siga avanzando hacia la rueca como está destinado a pasar.

- Mi rey, por favor – Gimotea, mirándole con profunda pena – No puedo perderte, ahora no puedes dejarme solo.

Los pies del pelinegro se levantan, subiéndole los centímetros suficientes para que sus labios se junten, Yoongi posando su última esperanza en ser correspondido, no obteniendo nada más que un roce sin ningún tipo de acción.

- ¡No voy a dejar que me lo arrebatéis! – Grita desesperado - ¡Haré lo que sea!

De sus labios se escapan unas palabras y entonces los tres adultos salen despedidos contra la pared de la torre, bajo la mirada rota y lagrimosa del pelinegro que tiene sus brazos extendidos como si así lograse que Taehyung jamás fuese a llegar a su destino que es la rueca.

Taehyung se levanta, sin inmutarse, andando de nuevo hacia él, solo que esta vez algo más rápido, la luna en todo su zénit solo aumenta la velocidad del hechizo y entonces Yoongi, presa del más absoluto pánico, se da la vuelta.

- ¡NO! – Gritan sus padres, corriendo hacia él.

El dedo índice del menor se deja caer contra el huso de la rueca, pinchándose, una pequeña gota rojiza saliendo de él.

Segundos eternos para el príncipe pasan, una sonrisa hermosa formándose en su rostro cuando Taehyung vuelve de su aturdimiento, cruzándose por última vez con sus hermosos orbes esmeraldas, que pronto se llenan de horror.

Con un menos mal que cae de sus labios, el príncipe Yoongi da contra el suelo, en un sueño eterno, todo por salvar a la persona que ama.

Taeleficent ❣ TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora