𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖚𝖓𝖔

364 58 14
                                    

Conforme el cuerpo dormido de Yoongi da contra el suelo, sus padres se lanzan a cogerlo, acunándolo entre sus brazos, bajo una mirada absolutamente aterrorizada de Taehyung, esto no tendría que haber salido así.

- ¡Todo esto es culpa tuya! – Gruñe Jin, acariciando el cabello del príncipe - ¡¿Qué haremos ahora?!

- P-Princesito... - Suelta el castaño, sin poder creerlo.

Namjoon con lentitud se acerca al rostro del pelinegro, dejando un dulce beso en su frente, con la esperanza de que su hijo vuelva a ellos, porque no hay nada más verdadero que el amor de un padre, sin obtener absolutamente nada, mirando a Jin con ruego en sus ojos.

El rey capta la indirecta y hace lo mismo, besando su mejilla, tampoco ocurre nada, su desesperación le consume, se supone que el había lanzado un hechizo para que se despertara por medio de un amor verdadero, no entiende por qué entonces no se despierta, si solo ellos lo aman.

La terrorífica realidad cae sobre los reyes, volteando a ver a Taehyung que está completamente estático, sabiendo en ese instante que por desgracia el único que puede traer a su lindo príncipe de su estado de sueño eterno, es él.

Pero antes de que Jin pueda abrir la boca para rogarle a Taehyung que despierte a su niño, una quinta presencia se abre paso, apareciendo entre ellos bajo una risa totalmente malvada, asustándolos porque ella no debería estar ahí, no desde luego gracias al castaño.

- ¿De verdad pensabais que unas espinas iban a matarme? – Pregunta HyeJin, arqueando una ceja – Sois tontitos.

- ¿Qué quieres ahora? – Pregunta Jin, apretujando el cuerpo del príncipe contra el suyo, en un intento de protegerle.

- Venganza – Dice tranquila.

Palabras inentendibles salen de sus labios, pronto encontrándose en la habitación del menor, éste levita, yéndose a reposar sobre su cama, por la que pronto aparecen miles de espinas, impidiéndoles el paso a los demás, una preciosa corona blanca, con esmeraldas incrustadas reposada en sus cabellos azabaches, sus manos descansan sobre su vientre, un aura de pureza e inocencia que le rodea.

- Ahora mi hijo no podrá deshacer el hechizo – Responde contenta – Esto es lo que os merecéis por tenerme siglos encerrada.

No les da tiempo ni a contestar cuando desaparece, dejando para siempre el castillo, el reino y a su hijo, que sigue estático, parece que aún no ha comprendido la gravedad de la situación, o eso es lo que aparenta.

Una risa aterradora sale de los labios de Taehyung, que aplaude contento, los orbes de los reyes casi saliéndose de sus cuencas ante la reacción del castaño.

- Uno menos – Ríe, recolocándose el abrigo – También ha desaparecido mi madre, no siento su presencia en el reino.

- D-Devuélveme a mi hijo, por f-favor – Ruega el rey, destrozado.

- ¿Yo? – Se señala, arqueando una ceja - ¿No dices que soy incapaz de amar a alguien más que a mí mismo?

- T-Tú dices que le amas – Solloza Namjoon – No me importa arrastrarme, pero devuélvenos a Yoongi.

- Mi pequeño príncipe ha elegido esto por voluntad propia – El rostro de Taehyung se neutraliza al mirarle, su corazón pinchando por la dolorosa imagen – No puedo acercarme a él, mi madre lo ha hechizado de tal forma que ni yo puedo traspasarlas.

Un grito desgarrador sale de la garganta del rey, que está completamente roto por todo, su marido lo envuelve entre sus brazos, sollozando a la vez que él, ambos entrelazados en un abrazo que es el comienzo de una relación nueva entre ellos, una manera de empezar a arreglar las cosas.

Taehyung quiere llorar, patalear y buscar a su madre hasta la saciedad, sus ojos mirando el anillo que descansa en el anillo anular de Yoongi, con un leve verde centelleando, el rostro sereno de su pequeño príncipe, durmiendo e ignorando lo demás a su alrededor.

Los reyes ni se dan cuenta de cuando Taehyung desaparece, dejándolos allí solos, llorando la pérdida de su niño.

Los meses pasan, ni una sola noticia del brujo, absolutamente nada, la relación de los reyes es otra, han aprendido a confiar en el contrario, tanto, que, en una de las noches, pasados los meses, el milagro se obró y el rey está de nuevo en cinta,...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los meses pasan, ni una sola noticia del brujo, absolutamente nada, la relación de los reyes es otra, han aprendido a confiar en el contrario, tanto, que, en una de las noches, pasados los meses, el milagro se obró y el rey está de nuevo en cinta, esperando un segundo heredero que acompañe a Yoongi en su legado.

Aunque hay algo que han ocultado al reino, el embarazo de su hijo les tomó totalmente desprevenidos, fue a los cinco meses, cuando la barriga notoria estaba ahí, cuando los tres hados madrinos por fin confesaron el estado de buena esperanza del príncipe, con su magia podían ver que el hechizo no estaba siendo arriesgado para el menor, así que, se pusieron a buscar miles de formas para poder llevar el parto a cabo cuando fuese el momento indicado.

El problema es que ahora, con la cama del príncipe manchada de sangre por haber roto aguas, los reyes están desesperados, las espinas los mandan lejos a cada que se quieren acercar, su hijo o el bebé podrían morir si no se les atiende.

Es entonces cuando por fin, después de largos ocho meses, el brujo de rizos azabaches hace acto de presencia, llevando a las ninfas con él, su rostro neutro no da señal de ningún tipo de sentimiento, simplemente se acerca a las espinas y al tocarlas, todas desaparecen con rapidez.

- ¿C-Cómo? – Pregunta Jin, que corre a posicionarse al lado de su hijo.

- Ayudad a mi príncipe a traer a mi hijo al mundo – Le dice a las hadas, que rápidamente se ponen a ello.

Los hados madrinos quieren hablar con Taehyung, no han podido hacerlo en estos meses, el brujo puso una muralla invisible alrededor del castillo que les impedía entrar, tampoco se atreven ahora, el brujo destila un aura aterradora, mirando impasible cómo sus sirvientas practican las técnicas necesarias para que el retoño fruto del amor entre Taehyung y Yoongi llegue a este mundo, sorprendiéndose cuando al sacar al primero, descubren que hay otro más.

- ¡¿Dos?! – Exclama Namjoon, con sorpresa.

Taehyung recoge a su pequeño hijo, envuelto en una manta que le ponen las hadas, con la cara rosada y unos lindos rizos negros, llorando desconsolado como cualquier bebé, un intento de sonrisa que se pasa por la cara del brujo.

Pronto un segundo llanto retumba la habitación, una preciosa niña de cabellos castaños es extraída del interior del príncipe, siendo también entregada a su padre, que besa con tranquilidad las frentes de sus dos hijos mientras las ninfas se dedican a curar las heridas del parto del príncipe.

- Dame a mis nietos – Exige Jin, con una mano en su vientre abultado y la otra hacia adelante – Y despierta a mi hijo.

Los orbes escarlatas brillan con intensidad y malicia, una sonrisa con maldad absoluta que se forma en el rostro del brujo.

- ¿Sabes qué, hermano? – Sube el mentón, altivo – Es verdad que amo a mi príncipe y es amor verdadero, yo podría despertarle – Se da la vuelta, andando hacia la ventana – pero es que te odio más a ti.

El fuego fatuo verde consume el cuerpo de Taehyung, el cual desaparece con él, dejando ahí a su pobre príncipe, habiéndose llevado a sus dos hijos, dejando a dos reyes rotos y a tres hados madrinos estupefactos por lo que ha pasado.

El bello durmiente, sin recibir su beso de amor verdadero.

Taeleficent ❣ TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora