𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖙𝖗𝖊𝖘

374 56 10
                                    

Un ambiente desolador reina en el castillo del reino, que ve sus días más grises ahora mismo, el pueblo está consternado porque su lindo príncipe está bajo un hechizo, ni siquiera la gran noticia de que el rey espera un nuevo retoño consigue que los ciudadanos olviden a Yoongi.

Los ojos de los reyes se empañan al ver al príncipe Jeon entrar por las puertas, éste trae una gran cara de desolación, saben perfectamente qué hace ahí; la noticia de que su hijo está hechizado ya ha llegado a su reino.

- ¡¿Es cierto?! – Chilla el rubio, andando furioso hasta ellos - ¡¿Mi príncipe está bajo un sueño eterno?!

- Sí – Asiente Namjoon, acariciando la mano de su esposo – Desde hace más de nueve meses, principe.

- ¡Despertadlo! – Grita frustrado, sintiendo sus ojos picar - ¡No puede estar así!

- ¡Crees que no lo hemos intentado! – Gruñe Jin, que se levanta a encararle – Hemos hecho de todo, pero no hay ninguna manera.

- ¿E-Es cierto que ha sido Taehyung el que lo ha hechizado? – Solloza, destrozado; él confiaba en que ese hombre cuidaría y amaría a su príncipe.

Los reyes le miran pesarosos, no pueden confesar que la culpa de que Yoongi es de ellos exclusivamente; cuando entró en ese hechizo eterno, corrieron la voz de que Maléfica, aliada con su hijo, el brujo desterrado, sumieron al príncipe del reino en un hechizo sin remedio por pura venganza hacia ellos.

- Lo es – El rey llega hasta donde está el menor, posando una mano en su hombro – Sólo hay una manera de despertarle, solo un beso de amor verdadero le devolverá de ese sueño al que ha sido conducido por una venganza contra nosotros.

- Quiero verle – Exige Jungkook, a lo que el rey, asiente.

Ambos monarcas salen de la sala del trono, seguidos por el menor que va nervioso, no se cree de ninguna de las maneras la mentira que han contado los reyes, ha visto lo suficiente de Yoongi para saber que ese hombre no lo haría, su príncipe es alguien listo y sereno, no se dejaría engañar por nadie.

Las puertas de la habitación de Yoongi se abren y al rubio se le para el corazón, la imagen del pelinegro tumbado, en un traje blanco, puro e inmaculado, con la corona reposando en sus alisados cabellos, durmiendo sin que nada le perturbe, le ha destrozado, porque, aunque parece que está bien, que simplemente descansa, sabe que no se va a despertar.

- ¿Me dejaríais a solas con él? – Pregunta, acercándose a la cama; sentándose en ella poco después.

- Por supuesto – Namjoon agarra cariñosamente de la mano a Jin que está receloso porque se queden sin su vigilancia, pero acaba accediendo.

En cuanto las puertas se cierran, Jungkook deja salir un sonido lastimero, su mano acaricia la mejilla levemente sonrojada del príncipe, tan suave, tan tersa; la frustración le opaca cuando no llega ningún tipo de queja por su parte.

- Vuelve, mi príncipe – Ruega, a pesar de saber que no le escucha – Quiero verte despierto, siendo feliz, como me prometiste – El llanto se torna más fuerte, toda la carita del rubio llena de lágrimas – Por favor, Yoongi.

Ni una sola respuesta, nada más que la respiración tranquila del bello durmiente; sacando fuerza de voluntad de Dios sabe dónde, con su corazón revolucionad, se acerca al rostro del pelinegro, posando dulcemente los labios encima de los rosados ajenos, una descarga eléctrica recorre su cuerpo, perdiéndose por la punta de sus dedos.

Nada.

Retira las lágrimas que han caído en el hermoso rostro del príncipe, frustrado y dolido, porque a pesar de amarle como lo hace, está claro que el beso de amor verdadero solo se lo puede dar una persona; y hará lo que haga falta para que Yoongi vuelva a este mundo, donde debe estar.

Después de pasar un rato con el pelinegro y despedirse de los reyes, Jungkook en vez de volver a su carruaje para retornar al reino, se adentra en el bosque, el miedo que le causaba antes se ha esfumado, la furia por haber visto así al pobre chico...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de pasar un rato con el pelinegro y despedirse de los reyes, Jungkook en vez de volver a su carruaje para retornar al reino, se adentra en el bosque, el miedo que le causaba antes se ha esfumado, la furia por haber visto así al pobre chico le puede más y está dispuesto a enfrentarse a Kim Taehyung si con ello, se lo devuelve.

Abre mucho los ojos cuando las puertas del castillo se abren para él, adentrándose algo más miedoso ahora, su corazón palpita con fuerza al ver que las pequeñas ninfas le acompañan en el camino.

Aunque el miedo termina de llenarle el cuerpo cuando al llegar a la sala del trono, es fuertemente agarrado del cuello, los orbes esmeraldas intentan atravesarlo, destilan odio, fuego y rabia; sabe a la perfección el por qué, sospecha que ha visto la acción que ha tenido antes con el príncipe.

- ¿Cómo has osado a tocar a Yoongi? – Gruñe Taehyung.

- He hecho lo que deberías hacer tú – Escupe, apartando el miedo; ahora mismo el príncipe es lo prioritario.

- ¡No tienes ni idea de nada! – Grita, soltándolo ferozmente, tanto que casi se cae; un poderoso llanto le taladra los oídos, viendo sorprendido cómo el brujo corre, hasta un par de cunas al lado de su trono.

- ¿Bebés? – Pregunta confuso.

- Son los hijos de nuestro señor y nuestro príncipe – Explica una ninfa, sentándose en el hombro del menor – Haneul y MyeongSuk.

- ¿C-Cómo es posible? – Pregunta, acercándose a ellos, descubriendo a dos hermosos mellizos; el niño solloza levemente entre los brazos de su padre, la niña, de orbes felinos y esmeraldas, le mira con atención – S-Si Yoongi está dormido.

- No te interesa, fuera de aquí – Gruñe el brujo, abrazando dulcemente a su bebé.

- Cójala, parece que le ha gustado, príncipe Jeon – Invita la ninfa, cariñosa.

El menor traga duro, tembloroso e importándole poco la mirada ponzoñosa que Taehyung le dedica, alarga sus manos y atrapa a la pequeña niña entre sus brazos, sonriendo enternecido cuando la pequeña amaga una sonrisa.

- Mi señor – Llama la ninfa – Debería confiar en el príncipe, es bueno y ama a nuestro príncipe Yoongi, por favor, no puede hacer esto solo.

Los ojos de Taehyung destilan rabia sobre su sirvienta, aunque ésta le sostiene la mirada, ganando la batalla; solo suspira, dispuesto a hablar.

Taeleficent ❣ TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora