Arrodillado ante el rey, se logran escuchar leves golpes a lo lejos mientras recibíamos un sermón felicitándonos por nuestro trabajo.
-Una lástima...habían empezado siendo cinco magníficos guerreros...ahora sólo quedan dos de ustedes y aún cuando la guerra no ha terminado, merecen una recompensa- El rey volteó a sus soldados y con un ademán los caballeros empezaron a acercarse.
-No hace falta recompensa alguna, sólo cumplimos con nues....- Un fuerte estruendo retumbó las ventanas del castillo y dirigí la mirada hacia el ventanal enorme que daba hacia la ciudad- por qué...por qué la entrada está en llamas?, rey....- Al darme la vuelta, pude notar como habían retenido a Orchicea con una cadena de aluminio y la arrojaban a un montón de antorchas encendidas a modo de hoguera- Qué están haciendo?!- Me abalancé sobre los guardias antes de ser detenido por varios de ellos- Déjenme!!!- Grité mientras desesperadamente forcejeaba por acercarme a ella
-Por qué no descansas un poco?- Escuché de manera burlona antes de ser golpeado
Resistí de pie cuánto pude pero los guardias lograron menguar mis fuerzas y hacerme caer al piso, al mismo tiempo los gritos de Orchicea llenaban la habitación mientras las llamas iban acercándose más a ella y más guardias arrojaban aceite y más antorchas para avivar el fuego
Las puertas de la habitación de par en par, dejando entrar un grito al unísono de un pequeño batallón- Entreguen a la reina!!!- fue lo último que pude escuchar mientras luchaba entre el alboroto por levantarme al tiempo que varios guardias me apuñalaba con sus lanzas haciéndome perder la conciencia