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Alessia Russo estaba parada frente a la imponente sede del Arsenal Football Club, con el contrato recién firmado en su mano temblorosa. La emoción la invadía mientras contemplaba el nombre del club impreso en letras doradas. Había trabajado arduamente para llegar a este momento, y ahora, finalmente; estaba aquí.

El fichaje por el Arsenal no solo representaba una nueva etapa en su carrera como futbolista, sino también la oportunidad de estar más cerca de su familia. Desde que dejó su hogar, Alessia había echado de menos a su familia más de lo que podía expresar. 

Ahora, con este paso importante, estaría a solo unos kilómetros de distancia de todos, sobre todo de su hermana, Gianna, quien había establecido su hogar en Londres hacía varios años.

La perspectiva de reunirse con Gianna y su sobrina Chiara le llenaba el corazón de alegría. Con el contrato firmado y los detalles logísticos organizados, Alessia se preparó para sumergirse en su nueva vida en Londres. Se mudaría a un pequeño apartamento cerca del estadio del Arsenal, ya listo para entrar a vivir.

Los primeros días fueron un torbellino de emociones y actividades. Alessia se dedicó a conocer a sus nuevos compañeras de equipo y a familiarizarse con la dinámica del club. Aunque estaba agradecida por la oportunidad de jugar en un equipo de clase mundial, también sentía un cosquilleo de nerviosismo ante lo desconocido.

Una tarde, después de un entrenamiento intenso,  Alessia recibió una llamada de su hermana. Gianna le informó que se le estaba haciendo tarde en el trabajo y no podría ir a por Chiara, así que le pidió a Alessia que la recogiera. 

 Aunque estaba agotada, Alessia no podía resistirse a la oportunidad de pasar tiempo con su sobrina. Después de cambiarse rápidamente, Alessia se dirigió hacia la escuela infantil. Mientras esperaba en el la puerta, observó a los niños corriendo y riendo, llenando el lugar con su energía inagotable.

 Pronto, una voz suave la sacó de sus pensamientos.

"Hola, perdona, ¿eres la tía de Chiara?", preguntó la mujer, sonriendo amablemente. Alessia asintió, impresionada por la presencia tranquilizadora de la mujer. "Encantada, yo soy la profesora de Chiara. Me llamo Laia", dijo la mujer, extendiendo la mano hacia Alessia.

Alessia estrechó la mano de la joven, la cual no sería más mayor que ella, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al entrar en contacto con su piel suave. Sus ojos se encontraron brevemente, y en ese instante, Alessia sintió como si el tiempo se detuviera.

Durante los siguientes minutos, Alessia y Laia conversaron animadamente sobre Chiara y la y las actividades que habían hecho hoy. Alessia quedó cautivada por la amabilidad de la chica, y sintió una conexión instantánea con ella.

Cuando Chiara finalmente salió de la clase, Alessia la abrazó con fuerza, sintiéndose agradecida por este momento especial con su sobrina. Cogió a la niña de apenas dos años y se despidieron de la profesora.

Al llegar a casa de su hermana,  Alessia entró con Chiara en brazos, siendo recibida por la cálida atmósfera familiar. El apartamento estaba impregnado del aroma delicioso de la comida que Gianna estaba preparando en la cocina. El sonido de la música suave llenaba el espacio, creando un ambiente acogedor y relajante.

"¡Hola, Alessia! ¿Cómo ha ido todo?" saludó Gianna, dando un paso fuera de la cocina secándose las manos.

"Alessia sonrió, dejando a Chiara en el suelo para que pudiera correr hacia su madre. "Todo bien, Gianna. Chiara es muy buena", respondió, devolviendo el abrazo de su hermana.

Gianna observó a Alessia con una mirada perspicaz. "¿Todo bien de verdad? Pareces un poco distraída", comentó, preocupada.

Alessia vaciló por un momento, preguntándose si debía contarle a Gianna sobre su encuentro con la profesora. Finalmente, decidió mantenerlo para sí misma por el momento. Después de todo, apenas conocía a Laia y no quería preocupar a su hermana con algo que podría no significar nada.

"Sí, todo bien. Solo estoy un poco cansada después del entrenamiento", respondió Alessia, tratando de disipar las preocupaciones de Gianna.

Gianna le sonrió comprensivamente. "Bueno, puedes ducharte y descansar un poco. Yo me encargaré de preparar la cena mientras juegas un rato con Chiara", sugirió, antes de volver a la cocina.

Alessia asintió y llevó a Chiara a su habitación para bañarla y ponerle el pijama. Mientras la pequeña jugaba con sus juguetes, Alessia aprovechó para ducharse y refrescarse después del día de entrenamiento. El agua caliente calmando sus músculos cansados,  permitiéndole relajarse por un momento.

Una vez que estuvo lista, Alessia salió de la ducha y se envolvió en una toalla y se puso un pijama antes de dirigirse a la cocina, donde Gianna estaba ocupada preparando la cena. El delicioso aroma de la comida le hizo sentir aún más hambrienta, y su estómago empezó a gruñir en anticipación.

Mientras ayudaba a Gianna a poner la mesa, Alessia notó que su mente volvía a divagar hacia Laia. La imagen de su sonrisa amable y sus ojos brillantes seguían apareciendo una y otra vez en su mente. Alessia se preguntaba si alguna vez volvería a verla y si esa conexión que había sentido era solo una ilusión pasajera.

Cuando Gianna sirvió la cena y se sentaron juntas en la mesa, Alessia decidió decírselo a su hermana. Después de todo, Gianna siempre había sido su confidente y podría darle algún consejo sobre cómo abordar la situación.

"¿Como ha estado Chiara en la escuela infantil hoy?" preguntó Gianna, mientras cortaba su comida.Alessia vaciló por un momento, sintiendo un nudo en la garganta. "Bueno, en realidad he conocido a la profesora de Chiara hoy. Se llama Laia", admitió, observando la reacción de su hermana.

Gianna levantó una ceja con curiosidad. "¿Si? Es muy maja", comentó. Alessia sonrió, recordando la voz y la amabilidad de Laia. "Es increíble. Es muy dulce y atenta con los niños", respondió, tratando de ocultar la emoción en su voz.Gianna la observó con una sonrisa comprensiva. "Vaya, parece que te ha gustado", comentó. "¿Te gustaría volver a verla?"

Alessia asintió, sintiendo que su corazón latía con fuerza en su pecho. "Sí, me encantaría", admitió, con la esperanza de que Gianna no notara lo nerviosa que estaba.Gianna le dedicó una mirada significativa antes de volver a concentrarse en su comida. "Bueno, entonces deberías hacerlo.

 Nunca se sabe lo que podría surgir, yo te dejo recoger a Chiara todas las veces que quieras", sugirió, antes de cambiar de tema.

Mientras cenaban juntas, Alessia no pudo evitar pensar en Laia y en la posibilidad de volver a verla. Aunque sabía que apenas se conocían, no podía evitar sentirse atraída por ella.

Con su mente llena de pensamientos sobre Laia, Alessia se preguntaba qué depararía el futuro y si alguna vez tendría la oportunidad de conocerla.

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No sé a dónde va esto, pero me gustaría saber qué opináis, comentad ideas :)

(🇪🇸) Your ocean eyes - Alessia RussoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora