Especial

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"Butterfly" - BTS

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"Butterfly" - BTS

Hace Dos años atrás

Era un día frío de otoño en Nueva York, y las hojas doradas caían suavemente en las aceras, cubriendo las calles con un manto crujiente. La ciudad, como siempre, parecía no detenerse nunca, pero en la pequeña cafetería de esquina en la que Sahara solía refugiarse, el bullicio del exterior se disipaba. El suave murmullo de las conversaciones y el aroma reconfortante del café eran su refugio, su espacio de calma en medio del caos.

Sentada junto a la ventana, Sahara estaba completamente absorbida por las páginas de un libro. La historia la envolvía, sumergiéndola en un mundo paralelo, pero algo fuera de lo común hizo que sus ojos se alzaran momentáneamente. Fue un simple destello de movimiento, una sombra en el umbral de la puerta.

Un hombre entró, alto, con paso firme. Su presencia era tan impactante que hizo que el aire de la cafetería pareciera detenerse por un segundo. Sahara no pensó mucho en ello al principio; continuó leyendo, pero algo la hizo volver a mirarlo. El hombre caminaba con naturalidad, como si estuviera completamente ajeno al efecto que causaba en los demás. Su chaqueta de cuero, su cabello desordenado y sus ojos, oscuros y profundos, llenaban la habitación de una energía casi palpable.

Sahara, aunque ajena a la fama que este hombre podría tener, no pudo evitar sentirse atraída por él. ¿Quién será?, pensó, observándolo con curiosidad. Había algo en él que la cautivaba, una presencia magnética que la hacía sentir como si su mundo, por un instante, estuviera reducido a solo él y la cafetería.

Sin embargo, Sahara no se atrevió a mirarlo de frente. Sabía lo que significaba llamar la atención en un lugar público, y prefirió continuar leyendo en su rincón tranquilo, con la esperanza de que no la notara. Pero la curiosidad la picaba. ¿Quién era ese hombre tan seguro de sí mismo que caminaba como si fuera dueño del mundo, ignorante a las miradas de los demás?

Él se sentó en una mesa en la esquina opuesta, pidiendo un café para llevar. Sahara observó de reojo mientras él sacaba su teléfono, aparentemente sumido en algún mensaje o notificación, sin parecer consciente de nada ni de nadie a su alrededor.

Sahara intentó volver a concentrarse en su libro, pero sus pensamientos seguían vagando hacia él. Su presencia era tan dominante que parecía llenar la habitación. De alguna manera, todo en la cafetería se sentía menos importante en comparación. ¿De qué se trataba todo eso?, se preguntó. La atracción que sentía hacia él era tan inusual, tan desconcertante, que apenas podía explicarse a sí misma.

Fue en ese momento cuando ella lo vio, saliendo del banco con una sonrisa para sí mismo, como si el mundo fuera suyo. Sin embargo, la sensación de ser observada la invadió, y sin pensarlo, alzó la vista.

Era una mirada fugaz, pero su efecto fue inmediato.

Xavier, como si un imán lo hubiera atraído hacia ella, levantó la vista justo en el momento en que Sahara lo miraba. Un cruce de miradas que duró apenas un segundo, pero que dejó una marca en sus dos corazones, aunque ninguno de los dos lo supiera entonces.

La mujer a la que había mirado estaba sumida en un libro, pero había algo en su expresión que lo cautivó. No era una mirada vacía o indiferente; era pensativa, profunda, como si viera más allá de la fachada que él mostraba al mundo. Fue algo tan breve, tan accidental, que al principio Xavier no estaba seguro de si había sido real. Pero la sensación de esa mirada persistió en su mente mientras se alejaba, como una chispa que se niega a apagarse.

Xavier dejó el lugar sin saber por qué esa joven le había dejado una sensación tan fuerte. No la conocía, no le había hablado, pero algo en su rostro, en sus ojos, en la forma en que estaba absorta en su libro le hizo sentir que no era una casualidad, que la había conocido de alguna forma. Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el mundo que lo esperaba fuera de la cafetería: su equipo de trabajo, las entrevistas, la rutina. El recordatorio constante de que nunca podría tener una vida normal. No tenía tiempo para perseguir sensaciones pasajeras.

Por otro lado, Sahara también se quedó allí, inmóvil, con una sensación inexplicable recorriéndole la espalda. Sintió el peso de su mirada sobre ella durante esos pocos segundos, como si Xavier hubiera visto algo más allá de lo que ella le mostraba al mundo. Un hombre tan seguro, tan ajeno a las preocupaciones del resto, que le hizo preguntarse si en algún punto de su vida había estado tan profundamente absorto en algo que no pudiera notar las pequeñas cosas, las pequeñas conexiones que te conectan con el universo.

Sahara se sacudió de sus pensamientos y volvió a concentrarse en su libro, pero no pudo evitar pensar en la mirada que acababa de cruzar con él. ¿Por qué la había mirado? ¿Había sido una simple coincidencia, o había algo en su mirada que realmente lo había impactado? Decidió que, tal vez, sería una de esas cosas que nunca entendería.

A lo largo de los días que siguieron, Sahara volvió varias veces a esa cafetería, en busca de algo que la conectara con ese momento fugaz. Sin embargo, nunca volvió a ver al hombre de los ojos oscuros, el que había logrado arrancarle una emoción tan repentina. En algún lugar dentro de ella, pensó que probablemente nunca lo volvería a ver, y que ese día, esa breve conexión, sería solo un recuerdo borroso.

Pero Xavier, aunque su rostro ya había quedado diluido entre las exigencias de su vida, no pudo evitar volver a pensar en aquella mirada. Cada vez que cruzaba la puerta de la cafetería, buscaba, sin quererlo, la figura de la joven sumida en su libro. Había algo en su presencia que lo había tocado, algo que no podía explicar, pero que nunca desapareció de su mente.

Tal vez nunca se volverían a encontrar, pero el recuerdo de esos ojos pensativos y esa presencia tranquila seguían rondando sus pensamientos, como una sombra distante.

Sin saberlo, el destino había tejido una pequeña trama de encuentros, y quizás, algún día, la historia de ese breve cruce de miradas no sería tan efímera como parecía. Tal vez, todo lo que había ocurrido en esa cafetería se trataba solo de la primera pieza de un rompecabezas mucho más grande que ambos aún no podían ver.

Pero por ahora, seguirían adelante, sin saber lo que les deparaba el futuro, pero sabiendo, cada uno a su manera, que algo había comenzado en ese día tan común, pero tan especial

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Espacio para sus preguntas

Es un especial corto para el tiempo que llevo sin actualizar, se tuvo que haber subido antes, pero no lo subí porque no encontraba la manera de unirlo o no me convencía lo escrito, pero aquí esta después de mucho

Nos leemos pronto

Matrimonio a un clic de DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora