11. La noche es larga

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Subo un spoiler del vestido que van a ver cuando estemos al aire pero es que es demasiado lindo como para no adelantarlo

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Subo un spoiler del vestido que van a ver cuando estemos al aire pero es que es demasiado lindo como para no adelantarlo. Recibo una respuesta de Lisandro, que ya se fue a Italia. Le mando un corazón y bloqueo el celular, ya me tardé bastante en el baño solo por subir una historia. Salgo en dirección al salón para esperar que empiece todo.

Hasta ahora no me encontré con nadie conocido de Argentina, la mayoría fueron futbolistas extranjeros y sus parejas, que todas fueron re buena onda.

Cuando el presentador de inicio a la velada voy a poder empezar a trabajar y, la verdad, estoy emocionada. Presiento que una parejita de un colorado y una rubia debe andar por ahí, es cuestión de tiempo encontrarlos. Anoche estuve hablando con Ori y Cami por el grupo que tenemos y me dieron su total aprobación para devolverles la que me hicieron. Igual no las voy a meter a ellas en lo que haga.

Y, por supuesto, tampoco voy a comprometer mi trabajo.

—Hoy a la noche te lo saco —me susurra alguien en el oído, me giro lista para cachetearlo cuando me doy cuenta de que es Enzo que me está relojeando todo el cuerpo.

No me resulta curioso que no lleve traje porque no le gusta, pero igual está re lindo con esa camisa y ese jean. Tiene el flequillo ese que se hizo medio despeinado, dándole un toque más canchero que lo que ya es. Me dan ganas de sonreírle solo por lindo.

—Te dije que no me hables, tarado —le digo entredientes evitando mirarlo para disimular que estamos hablando. Por ahora zafamos porque la música está alta y todavía nadie se sentó a cenar.

—Pero me la haces re difícil, mirá lo linda que estás —me agarra de la cintura y le pego un manotazo disimulado.

—Una más y te ahorco en el escenario —le sonrío a una mujer que va pasando.

—No me cabe que me dominen a mí, eh —se ríe.

Justo derecho mío veo a Alexis con Ailen, las dos personas que más quería ver acá. Sonrío para mis adentros y vuelvo mi vista a Enzo que tiene una ceja enarcada.

—Me diste suerte, no los encontraba por ningún lado —le comento observando ocasionalmente a Ailen para que no se me pierda. Ellos están saludando a los otros invitados.

Se acerca un poco a mí para ver desde mi perspectiva a través de la gente.

Me mira y me hace montoncito. —¿A Maca decís?

Asiento. Por las luces oscuras apenas nos ven y la gente habla otro idioma, así que me permito contarle.

—Sí, ¿no te enteraste? Tu amiguito le dijo a Lisandro que vos me... —hago un silencio obvio porque me da vergüenza decirlo en voz alta. —Por eso la otra vez empezó él la pelea.

Arruga la frente. —No lo tenía así de fantasioso, ni yo que te estoy esperando flasheo eso —se ríe y le doy un manotazo. —Fuera de joda, ¿de dónde sacó eso? Cualquiera que ande hablando al pedo.

Lado a Lado | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora