The Virgin Suicides

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Minji cruzó la calle con rapidez, importándole poco si un auto pasaba y la atropellaba. Ahora no tenía tiempo para pensar en su seguridad.

Estaba en problemas. Faltaban dos horas para el cumpleaños de su mejor amiga y lo único que esta le había pedido, era que le comprara el libro The Virgin Suicides (Minji no sabía por qué la dulce Danielle quería leer una novela como esa, pero tampoco se interesó mucho).

Su único deseo, tan simple como eso.

La australiana siempre le hacía los mejores regalos de cumpleaños, los preparaba con cariño y entusiasmo, asegurándose de que fuesen perfectos.

Minji había tenido más de un mes y jamás fue capaz de pararse e ir por ese maldito libro. Lo pospuso y lo pospuso.

Hasta hoy, el día de la celebración.

Oh, Dios, debía encontrar esa mierda de libro porque no solo no quería ver el rostro de tristeza de su amiga, sino que tampoco estaba dispuesta a recibir patadas e insultos de la novia enana de Danielle, su otra mejor amiga, Hanni Pham, una muchacha de baja estatura, pero con un carácter de mierda que sin duda empeoraría si se trataba de defender a su solecito.

—Mierda, mierda, mierda —habla sola y en voz alta. Camina con velocidad, buscando alguna otra librería.

Ha pasado ya por cuatro y ninguna tenía lo que buscaba. Dudaba que hubiesen muchas más porque era un pueblo pequeño y modesto, con pocos lugares para recorrer.

—¡Sí! —gritó con emoción viendo a unos cuantos locales un cartel que tenía escrito "Librería" en inglés. Apresuró el paso, entrando rápidamente.

Buscó a algún trabajador, esperando que pudieran ayudarla con su -gran- problema, pero el lugar no parecía estar muy lleno. Solo habían unos cuantos clientes y no logró visualizar a algún trabajador.

Reprimió un gruñido y comenzó a buscar por sí misma.

Sus ojos brillaron al ver un pequeño mueble con un letrero negro que decía "Jeffrey Eugenides", el autor de la novela que necesitaba.

Se acercó a pasos agigantados, con una leve esperanza.

Allí estaba. Portada rosada con unas muchachas de cabello rubio. ¡Lo había encontrado! ¡Estaba a salvo!

Y una vez colocó la mano sobre la tapa, su cara se deformó en una mueca de confusión.

Se encontraban dos manos sobre The Virgin Suicides.

Minji solo había posado una.

Jodida mierda.

Alza una ceja, levantando la mirada para encontrarse con una muchacha de cabello largo y castaño, notoriamente más baja que ella. Llevaba un uniforme escolar y Minji pudo notar enseguida por la insignia en su blazer que se trataba de la misma escuela de en donde ella salió hace dos años atrás.

—Disculpa, pero yo llegué primero —Kim trató de sonar amable.

—Definitivamente no —responde la bajita, sorprendiéndole con su sonrisa burlesca.

Oh, esa mocosa.

—¿Disculpa? —le dirigió una mirada con fuego en sus iris, realmente molesta.

Después de estar horas y horas buscando el libro y de por fin haberlo encontrado, no iba a dejar que una niñita mal educada se lo arrebatara.

—¿Acaso estás sorda? —preguntó la menor con ironía y Minji cerró los ojos con poca paciencia.

Dios, esta juventud de hoy en día con cero educación... ¿Dónde quedaron los honoríficos? ¿Los buenos modales?

the virgin suicides | catnipzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora