Ratas feroces del llano

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La noche llegó y Bakugou no podía encontrarse más inquieto, su pierna derecha pisaba una y otra vez la tierra y no era exactamente porque estaba marcando el ritmo del cuatro y las maracas. Estaba ansioso, y eso solo lo convertía en un completo desastre. Normalmente rebosaba de confianza, pero esa inquietud que sentía justo en el centro de su pecho lo tenía igual de engrinchado que un cunaguaro. 

—Bakubro. —Kirishima pasó un brazo por su cuello, tenía una estúpida sonrisa y sus ojos estaban aletargados por el alcohol.

—Si no quieres perder ese brazo te sugiero que me sueltes —dijo entre dientes. Kirishima lo soltó, aun así no parecía tan intimidado como para irse de su lado.

—Parece que mi bro está esperando a alguien. —Su sonrisa se ensanchó y Bakugou pensó seriamente en quebrarle el cuello.

—¿Qué mierda haces aquí? —Le torció los ojos—. ¿Por qué mejor no te vas a besar con el maldito Pikachu de mierda?

—¡Oye! —Kirishima se cruzó de brazos—. ¡Eso fue una sola vez! Además, estábamos muy borrachos y me dijo que tenía bonitos ojos. —Bakugou abrió la boca para decir algo, pero su cerebro se desconectó en el momento en que Izuku cruzó su campo de visión.

El pecoso estaba junto al patrón, vestía una camisa blanca ligera y un pantalón a juego, sus rizos estaban alborotados y sus mejillas se sonrojaban cada vez que el vejestorio de Yagi lo abrazaba para presentarlo a cuanta alma se le atravesaba en la fiesta.

Bakugou no sabía cómo apartar la mirada, Izuku tenía un brillo que lo hacía desear que esos bonitos ojos verdes solo se fijaran en él. Dios, estaba siendo tan malditamente cursi, pero al contrario de lo que esperaba ese hecho estaba lejos de importarle. No era estúpido, era obvio que había quedado prendado por ese blanquito de ciudad, aunque no tuviera el menor sentido para él.

—Quizás también deberías decirle que tiene bonitos ojos —soltó Kirishima medio riendo. Bakugou no desaprovechó la oportunidad y le metió un puntapié.

Mierda. Si su flechazo era tan evidente, estaba realmente jodido.

Un carraspeo los hizo voltear a ambos al mismo tiempo.

—Te estaba buscando —dijo Uraraka con una ligera sonrisa.

Kirishima fue el primero en reaccionar.

—¡Mira una iguana! —Señaló hacia un morichal y salió disparado. Bakugou quería decir que no se lo esperaba, pero estaría mintiendo.

—¿Qué mierda quieres cara redonda? —Chistó la lengua—. No estoy de humor.

Uraraka sonrió.

—Esa no es ninguna sorpresa, nunca lo estás.

—Entonces deja de joder, eres una maldita molestia…

—No estoy interesada en ti —lo interrumpió muy tranquila.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, no estoy interesada en ti.

—Entonces deja de joder. —Bakugou puso los ojos en blanco. Gracias a Dios que no le gustaban las mujeres ¡Estaban locas!

—Que no me intereses no significa que no tengamos asuntos que discutir.

Mierda. En estos momentos preferiría que se lo engullera un caimán de un solo tajo que tener que escuchar los delirios de esa bruja.

—Ve al puto grano mujer.

Uraraka sonrió. Bakugou la miró de reojo, tenía ese extraño brillo como cuando tramaba algo.

—Bueno, en primer lugar solo busqué acercarme a ti por una petición, algunas chicas han empezado a murmurar que tienes gustos, cómo decirlo… —Movió sus manos—. Peculiares.

El Coplero del Amor [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora