El sonido de los caballos galopando siempre fue lo suficiente ruidoso, los hombres no estaban cansados, Caden los entreno para que andar por una semana de esta forma fuera lo de menos.
Se dieron cuenta que entraron a la ciudad gracias al ruido de los tambores, trompetas y las bombas de confeti.
Los niños querían tocar a los animales, las señoritas deseaban qué los militares tomaran uno de sus pañuelos, varios de mis cabos recogían almenos 20 por pasada haciendo que varias se enojaran por esa recolección.
Caden seguía con la mirada fija en un mismo punto, llegar a casa e ir corriendo donde su amada se encontraba.
Pero una cabeza pequeña de color rubio sobresaliente lo hizo perderse, intento ir más rápido moviendo a todos a un ritmo descontrolado y finalmente se puso enfrente de ella.
No lo podía creer, su pecho se infló de las manera más orgullosa, tan ansioso qué no quería que sus primeras palabras la asustaran y recordó la nota.
"Mon chéri"
La joven de cabellera rubia volteo su mirada hasta el, Caden casi cae del caballo cuando sus hermosos ojos dorados lo presenciaron, casi como el destino no podían permitirse ver nada más que el uno al otro.
Las mejillas de su sol radiante se volvieron de un color cereza tan mordible, deseaba llenarla de besos por toda la pequeña cara y que esta estuviera más rubor.
Caden le dio la mano, por un momento sintió todas las miradas del público y los que rodeaban cerca.
Su prometida corrió a la cafetería casi volando para regresar sedienta de aire y darle su pañuelo rosado bordado por ella misma.
Realmente no era lo que deseaba Caden pero de igual manera le dio una sonrisa, se llevó la tela al pecho como si le estuvieran dando una medalla de oro y lo guardo para que nadie lo viera.
"Ni se le ocurra bajarse del corcel capitán"
La aguda voz silenciosa de Linus sonó detrás de él, no era una falta de respeto hacia nadie pero por obligación amenos de que la situación fuera realmente importante debía bajarse.
Pero ¿Algo más importante que su prometida?
Caden se estiró, volteando su cuerpo uniforme grande para bajarse del corcel cuando toco tierra se sintió el las nubes, esta tan cerca de ella que ni el mismo se lo imagino un día.
La chica no pudo mantener la mirada y la bajo, haciendo a Caden querer pasar su mano por su hermosa piel vainilla y besarla.
Pero demasiado pronto e íntimo, el único que podía verla sonrojarse era él, así que se arrodilló manchando un poco una de sus rodillas y de nuevo tendió su mano.
Josephie se encontraba en estado de shock pero le dio su mano rápidamente con un temblor bastante creciente.
Caden río al ver que su mano no paraba de moverse sobre la suya, pero la sustuvo con fuerza y le dio un beso tan cálido como un abrazo.
Se sentía satisfecho, pero un hombre con ambiciones no se quedaba solo con lo que tenia, volvió a su posición de antes, tomo un cabello de Josephie y lo respiro lo que pudo.
Se dio un golpe en el pecho mostrandole qué ella era verdaderamente importante para él.
"Nos vemos, mon chéri"
Caden volvió a subir del caballo y el público estalló, en risas, celos de mujeres, niños mirando a la mujer del capitán y se dio cuenta que una de sus amigas la miraba asombrada.
No tomo muchos minutos hasta llegar a la mansión de los Dumont, la familia los esperaba justamente en la puerta del hogar.
La residencia en esa ciudad, era la más grande, costosa e impresionante. La adornaban piezas elegantes griegas, con muchos árboles, arbustos pero todos cortados a la medida.
Cuando Caden bajo del caballo recibió el abrazo de oso de su madre, uno que lo asfixiaba lo sufiente.
"Mi pequeño oso volvió"
Los dos se bombardearon de amor, él adoraba con mucho gusto a su madre Lady Evelina Suxet Dumont Blanc.
Después de soltar los brazos de su mamá, llego su hermana, piel blanca, cabello negro profundo, ojos celestes y un vestido oscuro qué la hacía ver muy hermosa.
Lady Cassandra Nix Dumont Blanc
"Cuando fue que creciste tanto"
"Aproximadamente hace 10 años"
"Mi querida Cassi"
Los dos se dieron un abrazo qué significa lo mucho que se habían extrañado. Estar lejos de casa nunca fue fácil para los Dumont, eran la familia que se apoyaba sin importar las malas decisiones y eso no no se encontraba mucho.
Después de unos segundos Caden miro al frente en la puerta de la entrada su padre lo esperaba pero antes de llegar a las escaleras se le abalanzó encima para abrazarlo.
"Bienvenido a casa, capitán"
Caden lo soltó para poner su mano sobre su frente en una posición firme.
"Su hijo ha llegado, Coronel"
Ambos se dieron una sonrisa de complicidad y todos entraron a la mansión para dejarlo descansar pero este debía correr más tarde para ver a su futuro suegro.
No quería mencionar su matrimonio a la familia todavía, no quería que reaccionaran mal e intentaran detenerlo.
Los Dumont se rehusaron mucho a dejar ir al segundo mayor de la familia pero este debía hacerlo tarde o temprano.
***
Llego al edificio donde muchos hombres se reunían para dar conversación, reuniones o emborracharse por un mal de amor.
Cuando la sirvienta le indico donde debía ir, aquella se puso coqueta y muy hormonal sobre él, después de todo Caden era un hombre muy deseable pero este la apartó tan fuerte que la dejo sentada en el elevador sola.
Al abrir la puerta, un hombre lo miro con ojos grises profundos, la habitación estaba llena de humo y fue difícil para Caden.
"Buenas tardes, mi señor"
Tenía que mantener el respeto hacia el viejo Evander Lingtag Ashtton Bunnet un hombre que fue ex coronel de las fuerzas armadas.
"Buenas tardes, capitán"
Su voz crujiente, además de ser fría se notaba que no estaba a gusto con el joven.
"Deje saber el motivo de nuestra reunión"
"Lo sufiente, después de todo es una orden"
Las palabras pesadas de Evander hicieron un hueco dentro de ellos, se había olvidado de que en su nota ponía qué era una orden y a ningún hombre le gustaba que lo ordenarán.
"Ha sido Coronel es propio de cualquier militar seguir ordenes"
La habitación se volvió más ácida con respecto a la conversación, los dos no parecían estar en buenos términos y si se iban a matar pronto entonces antes debía concretar su motivo.
"Tiene dos opciones señor Evander"
El anciano finalmente volvió a mirar interesado.
"Me da a su hija por las buenas o iré yo por las malas"
"¿Por las malas?"
"Tengo un escuadrón militar en mi casa, ir por ella no me será difícil"
"Que pasa con las repercusiones"
"Nunca me he molestado en cosas innecesarias"
Después de todo el anciano se detuvo para reírse y encender otro cigarrillo.
"Acepto su matrimonio, capitán"
No había nada más que hablar pero antes de que Caden se fuera el anciano volvió a hablar.
"Protegela con su vida"
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MI ESPOSO EL CAPITÁN
RomansaJenephie Meylin hija de la familia francés conocida como Ashtton en su región. La mujer con ojos grises llenos de soledad y una abundancia de tristeza. La pequeña chica oraba cada mañana para que su prometido no volviera a casa. Los planes cambiar...