Una chica vestía de amarillo mientras salia de su casa. Y esa chica era yo: Anlieese Clark.
No estaba muy lejos de la plaza, pero tendría que caminar un rato bajo el abrasador sol del Distrito 9 para llegar. No se veía ni una sola nube en el cielo. La mayoría de los días eran así: calurosos y hambrientos. La falta de hidratación también era muy notoria en el distrito.
Abandoné mi casa mientras cerraba la puerta con cuidado. No era más que una choza que por suerte, se resguardaba bajo la sombra de un árbol. Era 4 de Julio, el día de la cosecha. Donde un chico y una chica entre doce y dieciocho años serían seleccionados a morir en la arena. Yo no tenía demasiada esperanza. Los tributos de nuestro distrito siempre eran de los primeros en morir. Y siempre de la misma manera.
Intentaban ir a la cornucopia para conseguir la única arma que sabían utilizar: una hoz. Pero los tributos profesionales siempre terminaban matándolos.
Solo esperaba que mi nombre no saliera de la urna. Ni el de una persona más: Rupert, mi mejor amigo y la única compañía que había tenido los dos últimos años.
Por lo general iba tranquila. No había pedido demasiadas teselas ese año, ya que había abandonado el colegio para trabajar en los campos de cereales. Todos trabajaban ahí, incluidos los niños, pero ellos priorizan sus estudios. Yo había vivido bajo la pensión de mi vieja abuela durante mucho tiempo, hasta que murió dos años atrás, y me vi obligada a dedicar todo mi tiempo en los campos.
Por suerte, muchas veces coincidía con las jornadas de Rupert y el resto de adolescentes de nuestra edad.
-¡Hey! -dijo alguien, que venía corriendo entre unos arbustos y se paró junto a ella en el camino-. ¿Todo bien?
-¿Vienes solo? -me extrañe.
-No, solo me he adelantado al resto.
Ya me parecía raro. Rupert tenía dos hermanas y a sus dos padres. Sus hermanas tenían doce y ocho años. Eso me recordó que era la primera cosecha de una de ellas.
-¿Qué tal ha dormido Ilda? -pregunte. Rupert se encogió de hombros.
-Bueno, empezó a gritar en medio de la noche. Tuvo que irse a la cama con mis padres. También asustó a Thea así que ella también fue con ellos. Esta mañana no me ha dicho ni una palabra.
-Pobrecita. Recuerdo la noche antes de mi primera cosecha. También fui a la cama de mi abuela.
-Yo también dormí con mis padres la primera vez. -Rupert miró al cielo. Como siempre, ni una sola nube. Ni una sola brisa que nos refrescara un poco-¿Quién crees que saldrá hoy?
-No lo sé. Creo que los Robs lo han pasado bastante mal este año. Sus hijos pidieron bastantes teselas.
-Los Doff también -recordó Rupert- Han estado muchísimo peor desde que Finn...
-Si.
Finn había sido el tributo masculino que había representado a nuestro distrito el año anterior. Tenía quince años. Había ido a nuestra clase desde toda la vida, y si verlo morir en pantalla había sido duro para nosotros, no podía imaginar lo que sería para su familia. Ocho hijos a los que alimentar. Uno muerto en la arena. Le habían atravesado la garganta con una lanza. Cuando su cadáver volvió al Distrito 9, el cuello estaba medio torcido.
Llegamos a la plaza. Todos los ciudadanos estaban yendo a sus sitios correspondientes. Rupert se despidió de mí para ir a acompañar a su hermana, quien llegó dos minutos después que nosotros. Yo me puse en la fila para que me sacaran la sangre y me anotaran, y luego me dirigí a la parte de las chicas. Ilda apareció a mi lado de repente.
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Búscame en los campos --- 72 Juegos del Hambre
FanfictionAnlieese y Rupert viven en el Distrito 9. Rupert lo tiene todo: un padre, una madre, y dos hermanas que lo adoran. Anliesse no tiene nada desde que su abuela murió. Salvo a Rupert. A pesar del hambre y la sed que se pasa en el distrito, sus vidas n...