I need you, asshole [Mona x Scaramouche] | Val

21 | Un hogar en el que ser amado

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   • Scaramouche pov's •

V. Sentimientos confusos.

     Abrí la puerta del departamento y le cedí el paso a Mona, quien, tras darme un beso en la mejilla, me soltó la mano por primera vez desde que salimos de la universidad.

     — P-Permiso — anunció, sonando nerviosa.

     — Mi tía no está a esta hora, no es necesario que estés tan tensa — aclaré, quitándome los zapatos y dejándolos en su sitio —. Aunque...

     — ¿Hmmm?

     — ¡Kuni, ya llegué! — solté, caminando hacia el interior del departamento —. ¿Kuni? ¿Dónde estás?

     El pequeño gato hizo acto de presencia saliendo de mi habitación y saltando al mueble que había en el pasillo que conectaba con las habitaciones, y tras mirar a Mona, se sentó cómodamente a analizarla con su mirada de idiota, moviendo su cola en el proceso.

     — ¿E-Ese es...?

     — Sí, el gato que te mandé en la foto del otro día — me rasqué un poco la nuca —. Aunque me sorprende que esté tan tranquilo... Normalmente trata a los invitados con rasguños-

     — ¡ES LA COSITA MÁS TIERNA DEL MUNDO! — exclamó la chica, corriendo a tomarlo en brazos para abrazarlo y llenarle la cara de besos —. ¡Tenía muchas ganas de conocerte! ¡Hola!

     Mona le sostuvo frente a su cara y el gato, aprovechando la distancia, le sacó la lengua y le lamió la punta de la nariz.

     — ¡Ay, es muy lindo! — le dió otro besito al gato —. ¿Me lo puedo llevar?

     — Si quieres pelearte con Nahida, adelante — abrí la puerta de mi habitación, y luego me frené en seco.

     — Perfecto, entonces hoy mismo te quedas sin gato.

     — Lo decía en broma...

     — Pues yo no — rió, y luego se acercó hasta mi puerta —. Oh.

     El lugar seguía hecho un desastre por el ataque de ira del día anterior.

     — Ah... Perdón que hayas tenido que ver eso... — cerré la puerta, algo avergonzado de mi comportamiento —. ¿Puedes esperarme en el salón? Iré en cuanto termine de limpiar.

     — Hmmm... — bajó al animalito y este inmediatamente empezó a caminar entre sus piernas, maullando para que volviera a hacerle caso —. No, mejor te ayudo a limpiar. Así terminamos rápido y hacemos el pastel.

     — ¿Eh?

     — Veo trozos de vidrio por ahí. ¿Puedes traer la escoba y unas bolsas? — se arremangó la chaqueta y luego me sonrió —. ¿Pasa algo?

     — N-No, nada, nada — empecé a caminar hacia la cocina —. ¿No sería mejor poner los vidrios en una caja?

     — ¿Tienes?

     — Uh... — tomé la caja de cereales y la hice sonar; estaba casi vacía —. Tengo.

     — Entonces tráela.

     Mientras que el gato seguía rogando por cariño, Mona y yo empezamos a barrer y a ordenar cada cosa en mi habitación. Ella no tardó demasiado en comentarme cosas sobre los mangas que tenía en la estantería, y aunque al principio se enfadó porque había roto algunos en mi ataque de ira, finalmente me terminó diciendo que tenía un buen gusto en cuanto a las cosas que leía.