¿Joonwoo?

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☾:

Si creía que mis clases de salud pública al inicio de la carrera eran aburridas, era porque no había tenido que estar sentada por horas viendo como Vincenzo y dos abuelitos leían papeles sobre una empresa farmacéutica corrupta.

Levante mi cabeza y dirigí mi mirada hacia mi hermano, el cual seguía leyendo, luego voltee a ver al señor Hong el cual dormía y por último al empleado del señor Hong, aún no me aprendía su nombre, el cual ordenaba una montaña de papeles.

—Vincenzo, ya me harte—Hablé pero fui ignorada, ni siquiera me miro—Te estoy hablando, quiero irme.

—Esta bien, vete a tu cuarto.

—¡AHG!—Me levante de la silla donde había estado desde hace tres horas, estire mis brazos y sacudí mis pies—No voy a ir ahí a estar encerrada sin hacer nada.

—Entonces ayúdale al señor Nam a ordenar los documentos que necesito.

Ni siquiera me miraba, me molestaba su tono de voz tan desinteresado en lo que yo decía.

—Vaffanculo—Susurre para mi misma, el señor Nam me había escuchado ya que noté como abrió de más los ojos. Ni siquiera me ha de haber entendido.

—¿Que dijiste?—Levanto su mirada hacia mi.

Antes de que le contestara, la puerta se abrió, entró la abogada bonita, la hija del señor Hong.

—¡PAPÁ!—Grito y dejo de golpe su bolso en la mesa donde mi hermano estaba.

El señor Hong despertó asustado, pero una vez que divisó su vista en su hija, hizo una expresión de molestia en su rostro, me dio gracia.

—Cállate y vete Chayoung—El señor Hong le hizo un ademán con la mano dándole a entender que se marchara.

—¿¡Que diablos es esto!?—Saco de su bolso un documento, el señor Hong sonrió sin mostrar los dientes, yo me acerqué a ella para leer el documento.

No puede ser, solté la carcajada cuando leí que era una renuncia a la patria potestad.

—Eso es muy cruel señor Hong—Dije sin parar de reírme.

—¡Así es!—Me tomó por los hombros Chayoung ocasionando que yo pegara un brinco—Este señor es cruel con su única hija, no sabe separar el trabajo de la vida personal.

—No tendré una hija que esté de lado de gente podrida que lastima a los más débiles—Hablo el señor Hong cruzando sus brazos.

—Unnie, así son las figuras paternas. Unos desatendidos e insensibles—Dije mientras miraba acusadoramente a Vincenzo.

—No me digas que te maltrata—Chayoung me siguió el juego, hice ojos de perrito y me recargue en su hombro—¡Tu! Vincenzo Quassano, por eso te llevas tan bien con mi padre. Porque son un par de hombres malvados.

Mi hermano dejó en la mesa los papeles que leía y nos miró con fastidio.
El señor Hong se levantó de su silla y golpeó su escritorio, provocando que Chayoung, el señor Nam y yo pegáramos un brinco del susto.

—Deja de molestar y vete de aquí Chayoung.

Chayoung bufo y tomó su bolsa, yo tuve una idea.

𝑹𝒊𝒎𝒐𝒓𝒅𝒐 | Hanseo-Hanseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora