Acalorado y aterrado a partes iguales, bajo en el ascensor mientras soy consciente de lo que acabo de hacer.Madre mía... Me he comportado con él como Hollywood..., de un modo frío e insensible.
Nervioso, me peino con los dedos mientras me miro en los espejos del ascensor y me digo que ha sido solo sexo... Aunque, madre mía, ¡qué sexo!
Con tanta miradita va, miradita viene, deseaba a Jiwoong..., deseaba su cuerpo, y si él deseaba el mío, ¿por qué no?Total..., las cosas ya están más que claras entre nosotros. Y aunque ese tipo me gusta y el bombardeo de mi estómago no cesa, me conozco y, en cuanto deje de verlo, dentro de dos días lo voy a olvidar.
Se abre la puerta del ascensor y, cuando me dispongo a salir, el jodido destino hace que la perra de Daeyon entre. Nos miramos durante unos instantes. En sus ojos veo desafío, y quiero que vea cabreo en los míos. No digo nada, ella tampoco, y tan pronto como salgo del ascensor, sin mirar atrás, levanto la mano derecha y, provocándola claramente, le hago una peineta. ¡Que se joda!
Según hago eso me encuentro con Jackson y Bambam. Ambos me miran y yo, bajando la mano, indico al pasar por su lado:
—Lo del dedo no era para vosotros, sino para la zorra de la prima de vuestro jefe.
Ellos se miran sin decir nada, y yo prosigo mi camino con una sonrisa.
Una vez que llego de nuevo a la sala, compruebo que me sobran treinta segundos. ¡Qué bueno soy cronometrando el tiempo!
Antes me he inventado que, a causa de la impresión de haber visto a la innombrable, se me había descompuesto el cuerpo, y mi hermano me ha dado quince minutos para ir al baño de su cuarto.
Si pasado ese tiempo no volvía, él subiría a buscarme. Y como sé que lo habría hecho, he preferido que me sobrase tiempo a que me faltase.
¡Menudo es Hanbin! En eso es como mi padre.
Cuando entro en el salón, donde todos siguen charlando, veo que mi hermano mira hacia la puerta. Me acerco a él y paramos los cronómetros de nuestros relojes.
—¿Estás mejor? —me pregunta.
Asiento y sonrío. Sin duda estoy muchísimo mejor y, tomando aire, declaro:
—Ni te imaginas lo bien que estoy.
—Si hasta tienes más colorcito —comenta mi tía.
Hanbin sonrie. Yo también. ¡Aisss, si ellos supieran a qué se debe
mi colorcito!Todavía con el sabor de la boca de Jiwoong en la mía, me dedico a hablar con unos técnicos de sonido, que están encantados de saber que soy el hermano de Hanbin. Pobres..., no tienen nada que hacer.
Estoy hablando con ellos cuando veo que Jiwoong entra en el salón. Uf..., cómo me impone su presencia y más aún tras lo ocurrido entre nosotros. Con el rabillo del ojo veo que mira a su alrededor y, cuando me encuentra, el tío viene directo.
¡Joder..., joder..., qué miedo00000!
Mi hermano, que está a mi lado, le sonríe al verlo, y en ese momento uno de los técnicos me pregunta:
—¿Ya tienes trazada la ruta que tomarás hasta Venecia?
Vuelvo a asentir gustoso, y, sin mirar a Jiwoong, que se ha situado a mi lado, afirmo sin mencionar mi visita a la base de Aviano para ver a mi escuadrón:
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Si hay que perder el miedo a algo, que sea al miedo. MATTWOONG
أدب الهواةMatthew, ama su trabajo, pero por experiencia sabe que si tiene pareja puede hacerlo sufrir. Jiwoong, el cual después de la muerte de su esposa se cerró en banda al amor. El destino los unirá, y aunque son muy diferentes se atraerán de tal manera q...