El Ojo de la cerradura

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Me encontraba en un viaje de Estudios, celebrábamos con mis amigos en aquel pueblo que nos llevó el autobús que nos movilizaba a todos, podría decirse que no estaba mal este pueblo, era un lugar turístico, no era tan barato como se imaginaran y mucho menos feo, la gente era muy educada que vivían del turismo del pueblo.

Nos registramos en el hotel y sin esperar mucho fuimos a la sala del hotel para tener una gran cena, durante la misma escucho una charla que tienen con la recepcionista, donde hablan sobre un cuarto que está completamente cerrado, en el último piso del hotel. Es obvio que no nos permitirán entrar a nadie de nosotros, lo siguiente que escucho es una horrible historia de terror basada en una anécdota. Cada hotel tiene su historia dicen por ahí, allí había sucedido algo bastante feo y por esto la habitación estaba bien cerrada con candado, tal fue el escándalo por este misterioso suceso que los cuartos que se encontraban al lado de este, también fueron vaciados para que no estuvieran cerca de aquel sitio al que parecía que la dueña del hotel nadie pudiera acercarse.

La recepcionista era bastante joven, por tener buenas migas con nosotros nos contó la historia pidiéndonos por favor que no nos acercáramos allí, nosotros queríamos saber a toda costa que había sucedido allí, pero ella nos dijo que no quería hablar sobre ello. Parecía la superstición de una persona de pueblo, una anécdota de pueblo, de gente más sensible a este tipo de historias, como yo venía de una gran ciudad lo cual me hacía más escéptico, pero la idea estaba dentro de mi cabeza, le pedí a mis amigos si podíamos ir a ver al último piso, pero ellos estaban atraídos por ir a ver a las demás chicas en el baile, me trataron de inmaduro y que debía ir con ellos para hacer algo más de nuestra edad y no investigar una leyenda de pueblo.

Quizás por mi inmadurez o solo porque soy de los que prefiero una buena historia a una buena fiesta, me armo de valor, tomo el ascensor dirigiéndome al último piso. Cuando las puertas se abrieron de par en par frente a mí, casi me arrepiento, el pasillo estaba todo oscuro, tenía la pinta de un lugar en construcción, las únicas luces eran las del ascensor y la de una ventana al final del pasillo, donde se encontraban las luces de la ciudad.

Me arme de valor nuevamente, no podía regresar sin verificar la historia, camino por el pasillo oscuro, llego hasta el número de cuarto que nos habían mencionado, retiro mi teléfono celular para verificar correctamente el número, estaba frente al cuarto maldito del hotel, coloque la mano sobre la puerta se encontraba bastante fría, me coloque de rodillas acercando mi cabeza a la cerradura mirando por la misma.

Por dentro los cuartos tienen ventanas grandes así que vi esa misma luz que en el pasillo, reflejaban por dentro y me ayudaban a ver dentro del cuarto, mire hacia la izquierda, el lugar estaba sucio, era verdad, no había entrado nadie en años, se podía ver a simple vista incluso en las sombras, cuando mire al lado derecho pude ver a una mujer desnuda sentada de espaldas ante una pared, acurrucada sobre sí misma, podía ver sus cabellos moviéndose y a ella meciéndose constantemente. Me asuste bastante, haciendo un poco de ruido, pero salí corriendo para llamar al ascensor.

Fueron los peores 30 segundos de mi vida, pero el ascensor llego abriendo sus puertas, de igual forma me gire para ver si sea lo que fuere que estaba allí dentro no me había seguido, la puerta tampoco se había abierto. Una fuerza hizo que yo regresara por el pasillo, quizás me había equivocado en lo que vi, lo único que pido es que nadie llame al ascensor, así puedo irme rápidamente si algo sucede, además tenía la luz extra que me ayudaba en aquel pasillo.

Me coloque nuevamente de rodillas, mire por la cerradura, ahora lo único que veo es algo rojo, un rojo que cubre todo, no puedo ver ni la cama, ni la ventana, todo está completamente rojo, algo rojo y húmedo, a decir verdad, me volví a levantar con un poco de miedo, comencé a caminar bastante rápido pero siempre preparado para correr, entre en el ascensor bajando a la recepción.

Habré esperado unos 60 minutos a la recepcionista que nos contó la historia, cuando ella llego para reemplazar a la otra empleada, me acerque a ella diciéndole:

-Tengo que hablar contigo. –
-¿Qué paso? – me pregunto un poco preocupada.
-Perdóname, fui solito hacia el último piso e hice lo que me dijiste que no hiciera y ahora estoy muy asustado.

Me miro con mala cara, pero también de manera comprensiva, la mirada de una mujer cuando puede ayudar a un hombre en un momento de horror, pero me preguntó.

-¿Por qué hiciste eso? ¿eres tonto? -
-Pero, ¿Qué paso allí? Dime ¿Qué fue lo que sucedió? –
-En ese cuarto fue asesinada brutalmente una mujer, había sido golpeada de tal manera y odio que lo que era un rostro ahora solo eran pedazos de carne, no parecía una mujer, pero lo que más recuerdan es que había un detalle en su cuerpo mucho más tétrico, los ojos los tenia completamente rojos… - me conto mientras yo la observaba sorprendido.

Terror máximo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora