—Seungmin, no me has contado, ¿cómo te va en el servicio social?
Como si un testamento fuera necesario para responder a tal pregunta, el gesto de Seungmin pareció ser suficiente respuesta. Su mirada cansada y decaída, un par de ojeras que de vaina no le llegaban a los cachetes, los cabellos espelucados y de un largo que denotaba que no había visitado al barbero en mucho tiempo. Todo resumido en un gesto de amargura, cansancio, arrechera y emociones indescriptibles juntas y revueltas.
—Bueno, creo que ya me respondiste —Félix suspiró, negando. Le ofreció del paquete de Doritos que se estaba jartando y Seungmin por no ser corta nota lo aceptó, aunque sinceramente no estaba de ánimos—. ¿Qué te está haciendo la vida cuadritos?
Seungmin suspiró, se tardó unos segundos en responder, en los que depositó la vista sobre la película de terror que estaba viendo con Félix, como siempre, si no era rara, era malísima en sí. Seungmin no tenía idea de dónde ese carajito sacaba esas películas tan chimbas.
—¿Qué? Quién dirás tú. Justamente tengo que cuidar de la persona más insoportable de todo el asilo.
—¿Cómo así? ¿Te tocó uno de esos viejitos tercos que no se quieren comer la comida ni tomarse las pastillas?
—Nojo, ojalá fuera ese el problema —Seungmin se mandó un buche de fresco, directo de la botella, antes de seguir hablando—. Félix, el malparido no puede pasar ni un momento sin quedarse quieto, lo peor, es que desde que llegué, hace todo lo posible y casi imposible porque yo termine pagando sus platos rotos, ¡uish, es que me debe odiar, Félix! ¡Pero no más que yo!
—Oye, pero odiar es una palabra muy fuerte. Quizás no sé, solo es un paciente difícil de lidiar, a lo mejor ha sido así con otros.
—¿Te acuerdas de la vez que te llamé para decirte que estuve preso por un día? —Félix asintió tras buscar en su memoria—. Fue por culpa de ese viejo malparido. Y bueno, conste que pasó un tiempo, pero te hubiera pasado foto del tremendo mechón de cabello que me arrancó.
—Versia... ¿entonces cómo te fue con la visita de la supervisora? Porque con lo que me estás contando, debería asumir que no te fue tan bien, después de todo-...¡AHHHH! —de repente los dos pegaron un grito por una escena de susto en la película, era como la una de la mañana y ellos en esa guachafita—. ¡Maldita película! Tan mala que es y no puedo creer que me haya sacado un susto—. Le puso pausa, arrecho, y se giró hasta Seungmin—. Como decía, cuéntame cómo te fue en lo de la supervisora.
—Bueno... eso es lo más raro de todo...
"—Sabes que nada de estupideces, o te las vas a ver feas, viejo odioso —Seungmin le regaló una última advertencia a Chris, había visto llegar a su supervisora y pegó una carrera a su habitación para avisarle—. Recuerda que tu gelatina de naranja peligra.
Seungmin salió bien campante a recibir a su supervisora, que después de echar cuentos y hacerle las respectivas preguntas a Jihyo como jefa, la verdad es que respondió bastante bien sobre la disposición y diligencia de Seungmin, tampoco es que fuera mentira. El problema vino cuando le preguntó si estaba cuidando de alguien en específico y ahí Jihyo se hizo la loca y le lanzó ese paquete a Jeongin para que viera como solucionar.
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¿𝐕𝐈𝐄𝐉𝐎 𝐘𝐎? ;; 𝖼𝗁𝖺𝗇𝗆𝗂𝗇.
ФанфикSeungmin definitivamente era la perfecta descripción gráfica de la frase: "Salado para el amor, dulce para los zancudos". Desde que tiene consciencia, suceso tras suceso no ha demarcado más que una suerte absurda y pésima para cosas del amor. Sin...