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Davina

Está todo muy oscuro, muy húmedo y me costaba un poco respirar. Estoy asustada, llevo aquí encerrada mucho tiempo y eso me asusta mucho.

Sólo espero que alguien se haya dado cuenta, alguno de los escoltas debió avisarle a Christopher o a alguien lo que ocurrió.

O quizás Fabiola al notar que no llego...

No recuerdo nada después del golpe, solo desperté aquí encerrada. Tengo miedo de que algo le haya pasado a mi bebé...

Me pego a la pared cuando escucho pasos, veo siluetas posándose frente a las rejas.

—¿En dónde estoy? —mi voz y mis manos tiemblan— ¿Quienes son ustedes?

—Bienvenida a los calabozos de la Yakuza, señora Morgan.

Yakuza... Mafia Japonesa.

Lo sé porque Christopher me ha hablado de la gran mayoría de las mafias a pesar de que le digo que no quiero saber nada de eso.

¿Esto tiene que ver con Christopher?

De repente entran, me pego más a la pared por el miedo que me provocan. Me toman de los brazos con fuerza, arrastrándome por el suelo. Por más que me intento zafar son por mucho más fuertes que yo.

Me ponen de pie cuando llegamos a unas escaleras para salir de ahí. Subo como puedo, intentando seguirles el paso. Me duelen las piernas por el accidente, me siento mareada y me está comenzando a doler el vientre bajo.

En medio de una gran sala hacen que me arrodille, el golpe en mis rodillas fue tan fuerte que suelto un quejido de dolor y los ojos se me cristalizan. Sollozo intentando ser silenciosa.

Miro al suelo, no queriendo ver a ninguno de los hombres que noto a mi al rededor.

Uno de ellos es quien se acerca, poniéndome mucho más nerviosa. No lo miro, no me siento en el valor de hacerlo.

Mi labio comienza a temblar por el miedo cuando toma mi mentón, obligándome a alzar la vista. Menciona algo en su idioma que no logro entender, pero sea lo que sea hizo reír a los demás.

—No se equivocaban. —sonríe de una manera que me hace temblar— Eres muy hermosa.

El hombre se pone de pie, caminando a mi alrededor. Su mano toca mi hombro, apartando mi cabello hacia un lado.

Se vuelve a posar frente a mí.

—Sí... —dice para él mismo— Tu belleza me generaras mucho más dinero del que pensaba. —me tenso.

No quiero pensar el porqué dijo eso, no quiero.

—¿Qué hago aquí? —pregunto con temor— ¿Qué quieren de mí?

Se aleja, sentándose en una silla en medio de esta sala. Con miedo lo sigo mirando, pero también observo a los demás hombres. Son más de treinta, estar rodeada de todos ellos hace que mi pulso se altere.

—No es nada personal, Davina. —ríe— Pero resulta que Viviana me debe un par de millones, —abro mucho los ojos— y me tuvo que vender lo más valioso que ella tenía para pagar su deuda.

Por esta razón mi madre quería tanto el dinero. ¿Pero como fue que terminó debiéndole a la mafia? ¿En qué clase de mundo ella estaba viviendo para acabar teniendo deudas?

Me pide dinero.... Cuando ya me había vendido a ellos...

—Por favor... —sollozo — Yo no tengo nada que ver con ella, hace años que desapareció de mi vida.

N O S O T R O S |Fanfic Pecados Placenteros| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora