Harry no sabe qué sucedió cuando vió que su bebé tiene ojos miel, aún cuando sus ojos son verdes y los de su amado esposo son azules, agradece que Louis confíe en él y que crea que en realidad no lo engañó. Pero su desagradable secretaria le llena l...
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Harry recuerda su embarazo, donde recibía mimos, caricias y halagos. Donde era llenado de comida deliciosa, cuando sus pies dolían y su espalda parecía estar llena de nudos recibía masajes, cuando estaba necesitado de Louis obtenía exactamente cada una de sus fantasías.
Y ahora parecía que eso era algo más alejado a su actual realidad.
Cuando su bebé nació era hermosa, lo sigue siendo. Pero luego abrió sus ojos y al ver los ojos miel pensaron que tal vez se debía a lo que tenía Louis con respecto a que sus ojos cambiaban de color según la ropa y el color predominante de a donde fuese, ya que en ese instante tenía ropita color amarillo bebé y las luz reflejada del sol hacia que todo tuviera un toque más amarillo.
Pero luego vieron que no era así y las personas empezaron a hablar, y Harry no entendía. No entendía qué había sucedido, las personas hablaban a sus espaldas porque su esposo no estaba mucho tiempo en casa, y que tal vez había tenido un encuentro con alguien tomando ventaja de que Louis no estaba en casa usualmente.
Y la familia de Louis empezó a hablar también y su corazón empezaba a apretar cada vez más.
Pero Louis seguía creyendo en él.
– Tranquilo, mi amor –Louis lo tomó entre sus brazos sintiendo el cuerpo de Harry temblar a causa de los sollozos.
– No entiendo, Lou. No sé qué fue lo que sucedió y- -
– Estoy igual de confundido, cariño. No te preocupes, ya veremos qué fue lo que sucedió. ¿Sí? – Harry alzó su cabeza y sintió las caricias en sus rizos.
– ¿Por qué confías en mí si nadie lo hace? – Louis limpió sus lágrimas con sus pulgares y besó su frente.
– Porque prometí confiar en ti, lo hice un millón de veces. Incluso en el altar, acabas de tener a mi bebé. A nuestro bebé, yo lo sé – Harry soltó un aroma suave, conmovido por las palabras de su esposo – No llores, omega. Acabas de tener a Harper hace menos de un mes, aún debes ser delicado con tu pequeño cuerpecito, ¿hum? Ahora cuidaré de ti –Louis tomó el gran cuerpo del rizado que se hacía bolita en los brazos del ojiazul mientras este lo conducía hacia su habitación.
Ninguno se sentía seguro con la niña estando en una habitación a parte así que había decorado una cuna muy cómoda para ella en la habitación de ellos, lo bueno es que era una bebé muy tranquila. Sí, lloraba cuando tenía el pañal sucio, y cuando tenía hambre. Pero más allá de eso, ella era tranquila.
Harry la dejaba en algún lugar y se quedaba quieta chupando su puñito y baboseandose como si fuera un chupete, el rizado evitaba que esto sucediera porque tenía miedo de que algo tan simple pasara a mayores, así que mantenía siempre un chupón en el cuellito de su nena como si fuera un collar para que esta no hiciera eso, de todas formas jugaba con sus propias patitas y lloraba cuando se golpea accidentalmente con algo.
