Cap.☆13☆Anonymous Attacks Again

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☆Capítulo 13: Ataques anónimos nuevamente☆

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Narrador POV.

La noche era tranquila en la finca Cabello, el centro estaba fresco en medio del silencio de la casa completamente cerrada con sus dueños afuera.

Spike caminó por el lugar buscando alguna señal extraña, el perro terminó
sentado cerca de la entrada de la casa y olfateó algo sospechoso.

Salió de su lugar siguiendo ese olor hasta llegar debajo del árbol cerca del
granero, allí vio que había un plato de comida que le hizo inclinar la cabeza hacia un lado y mover la cola.

Spike se acercó al plato, lo olió, al ver que era puré de carne con buena comida, el perro no dudó en comerse la comida dos veces.

Spike se comía casi de todo y cuando salió de debajo del árbol el animal
sintió que dos patas le flaqueaban y su visión se volvió borrosa. Spike ni
siquiera podía ladrar porque estaba débil.

Terminó cayendo al suelo inconsciente y cayendo en un sueño profundo. Y
justo detrás del árbol donde estaba el plato de comida, apareció el saboteador anónimo con una sonrisa malvada.

Llevaba gafas de sol y un sombrero para ocultar su identidad, aunque
sabía que todo estaba vacío.

- Dulces sueños Spike.- Dijo soltando una risa malvada y guardando el
frasco de pastillas para dormir en el bolsillo de su abrigo negro. El hombre
anónimo miró a su alrededor y vio a lo lejos los cultivos destruidos y sonrió con satisfacción.

Caminó hasta el gallinero y vio que la puertecita tenía un candado, terminó intentando pensar qué hacer para abrirla. Pronto escuchó un fuerte gruñido que lo puso alerta.

Al principio pensó que era Spike, pero el animal estaba demasiado sedado
y no lograría despertar. Entonces tenía que ser un coyote.

Miró a su alrededor con atención buscando al animal hasta que lo vio
caminando hacia el gallinero. El hombre anónimo pronto se apartó del
camino al ver al coyote arañando la puerta.

Notó que tenía fuerzas y pudo abrirla, por lo que comenzó a ayudar, recibiendo como respuesta un gruñido amenazador.

- Tranquilo, estoy de tu lado.- Dijo sonriendo con maldad al animal que
pareció entender que el hombre anónimo no era una amenaza.

Pateó la pequeña puerta y logró abrirla, asustando a las gallinas que había
allí, dándole espacio al coyote para pasar y luego el animal corió hacia el
gallinero.

El saboteador soltó una pequeña risa al escuchar al coyote destrozar a las
gallinas que gritaban de agonía. El anónimo incluso tomó la puertecita y la
volvió a poner en la entrada para que no se escaparan las gallinas.

Silbaba distraído, caminando por la granja, viendo qué más podía hacer
hasta que vio a los lechones en el barro.

El saboteador pronto se dirigió a
la pequeña puerta de madera del recinto y la abrió.

-¡Vamos, son libres! - Habló emocionado dejando la puerta completamente abierta y luego los lechones salieron corriendo del corral.

Incluso cinicamente cerró la puerta con cuidado, viendo que parecía un poco desgastada. Volvió a caminar tranquilamente por la finca buscando
otro objetivo.

Se acordó del granero y pronto entró al lugar por la pequeña ventana que
había al costado del lugar. Tan pronto como estuvo dentro, observó a los
animales y apretó la mandíbula al ver que la vaca estaba viva.

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