𝑴𝒂𝒅𝒅𝒐𝒙
Cuando los primeros rayos de sol se filtraron por la ventana abrí los ojos más por obligación que porque en serio quisiera encontrarme con el lado derecho de la cama vacía. Tragué saliva al notar la ausencia de Max y millones de escenarios posibles se abrieron paso en mi mente, si bien me encontraba en su piso su ausencia estaba clara y bien podría dejarme una nota diciendo "gracias, pero no gracias Maddox".
Abandoné la cama y mis pies descalzos tocaron el frío piso de madera. A simple vista el apartamento de Max era todo lo opuesto al de Matthews, mientras uno tenía un orden preestablecido para cada cosa que ocupara su casa, el otro convive en un caos que no dejaba de ser ordenado, como si en ese pequeño desorden que era su piso pudiera ser él mismo y se entendía así.
El piso de Max era cálido y acogedor, tenía una decoración más bohemia y descuidada, muebles de madera vieja y varias plantas colgantes. El apartamento de Matthews era lujoso, con vistas a la ciudad, sistema de seguridad y cada habitación era el doble de grande que el promedio.
Me acerqué hasta una pequeña biblioteca de libros y acaricie los diferentes lomos con la punta de mis dedos, esperando que en cualquier momento la puerta se abriera y él apareciera pero nada. Había pasado media hora y no tenía noticias suyas, bien podría haber sido reclutado por mi padre o Matthews para alguna reunión pero estaba cien por ciento segura de que estas no se realizaban a plena luz del día y, de haber alguna emergencia, me habría enterado.
Constaté mi móvil y tampoco había un mensaje de él, solo de Penny pidiendo desesperaba que le dijera a donde había ido a mitad de la noche y porqué debía sostener mi mentira frente a mi padre.
Tragué saliva.
Si mi padre o Matthews se enteraran de lo que había ocurrido anoche estaría en graves problemas, pero en peor posición estaría Max.
Quizás por eso no estaba en su piso, porque había pensado con la mente fría y al darse cuenta que lo de anoche había sido un completo error, fue consciente del problema que sería para él. En su lugar, yo también reaccionaría así; lo quisiera o no, resultaba ser una chica problemática, no por mi, sino por mi vida.
Lo cierto era que anoche no lo había pensado bien. Decidimos hacer noche de chicas con Penny y aunque intentara esforzarme por ver la película de terror que ella había elegido no podía dejar de pensar en lo extraño que me resultaba todo. La forma tan cambiante en la que Max se comportaba conmigo y lo tonta que me hacía sentir a veces, como de un día para el otro había decidido volver a ignorarme, como si mi presencia no le gustara, tal como ocurría un mes atrás.
Pero ya había superado ese límite y yo tenía muy en claro lo que le provocaba a él, así que el que se escondiera tras una máscara de indiferencia no ayudaba. Y aunque lo intentara, no podía engañarme, no a mí que llevo una doble vida desde que tengo uso de razón.
No podía hablarle a Penny sobre lo que había ocurrido el sábado porque ¿Cómo le explicas a tu mejor amiga que alguien entró a tu casa a mitad de la noche para herirte pero no puedes llamar a la policía porque tu padre es mafioso? Demasiado complicado.
Lo que sí pude decirle fue lo que ocurrió la noche antes, el beso en el club. Pero con algunos detalles cambiados, claro.
No podía esperar una mirada objetiva de mi mejor amiga, ella sostiene que Max sabe quien soy desde siempre, que jamás pasé desapercibida para él y que en más de una ocasión lo pilló viéndome por los pasillos de la universidad meses antes de todo esto. Lo que en retrospectiva no tenía sentido por como lo venía demostrando.
Luego de esa conversación nos decidimos por ver la película pero yo no podía dejar de pensar en las palabras de mi amiga, y lo que empezó como confusión terminó transformándose en enojo: ¿Por qué, entonces, tenía que actuar de esa forma y hacerme sentir como una idiota?
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Traición y Sangre ✔ [+18]
Romance𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒏𝒆𝒈𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒍 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓, 𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒔𝒆𝒅𝒖𝒄𝒊𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒍. -------------------------------------------------------------------------------- En la mafia 𝘋𝘳𝘢𝘨𝘩𝘪 hay muchas reglas, pero para la hija del Don, todo s...