La vida, lo más hermoso que este planeta había podido tener en millones de años, contiene amor, belleza, felicidad y buenos momentos. Pero hay veces en que la vida muestra su lado oscuro, puede llegar a castigarte sin haber hecho nada malo quitándote lo que más quieres, tu casa y tu dinero, pensando que podrías tenerlo para siempre y que nunca lo perderías, la familia, que queríamos que fueran eternos, amigos, que creíamos tenerlos para toda la vida, o tu pareja, esa persona con la que habías planeado tener un futuro feliz, esa persona que creías tener a tu lado hasta el último aliento de ambos, y cuando la pierdes, te preguntas ¿por qué la vida es tan cruel?, ¿qué he hecho para merecer esto? Y es ahí cuando te das cuenta de que todo puede pasar en tu vida.
Ryan Ross era un chico corriente de 21 años, veía la vida de una manera muy diferente a como la veía antes, anteriormente, todo para él tenía colores, felicidad, amor, esperanzas, cosas que ya no se comparan con lo que veía actualmente, ahora, todo lo que veía era gris, aún el día más hermoso sin nubes y con el sol más radiante que pocas veces se había visto, para él era el día más triste, gris y sin vida. Antes de que Ryan se convirtiera en el ser más frío que jamás había sido, tenía un pasado, el pasado más hermoso y colorido que nunca había tenido ni tendrá que lo había vivido con la persona del cual estuvo y está perdidamente enamorado, siempre que piensa en esa alegre y divertida persona que cambió por completo su vida se preguntaba ¿Por qué debió morir él? ¿Acaso no estaba destinado para ambos el ser felices? O mejor dicho, no estaba destinado para Ryan el ser feliz, por que fijándonos bien en el asunto, él seguía vivo, Ryan sufría más que esa persona, pero si pensamos un poco más a fondo.. En la otra vida, aquella persona ¿estará sufriendo al igual que él? ¿O simplemente está descansando en paz?
Ryan se dirigía hacia su automóvil dando pasos lentos en la oscura y fría noche de otoño, no había necesidad de apresurarse, además ¿quién lo estaría esperando en casa? El único que solía esperarlo era aquel chico de estatura baja, mínimo de un metro setenta, Brendon Urie, ese muchacho que desde siempre lo volvía loco con sus encantos, sus locuras y esa ternura que pocas veces solía demostrar, es que.. ¡más encantador no podía ser! Había que admitirlo, Brendon era un chico imposible de odiar. Ryan estaba cansado, sin ánimos y con ganas de volver pronto a casa después de esa insignificante fiesta la cual fue casi obligado a ir, sus amigos querían que se distrajera un poco, que volviera a ser el mismo adorable Ryan Ross de hace dos años, pero no pasaba nada, no volvía a ser el mismo ni el 1%, encendió el automóvil y condució dirigiéndose hacia su solitaria casa que no volvió a verse igual desde la partida de Brendon.
Durante el camino, se encontró con aquel lugar donde había comenzado todo, aquel parque, si, en aquel parque lo había visto por primera vez, y creanlo, fue la escena más hermosa que sus ojos habían logrado captar, y comenzó a recordar.
Racconto*
Hoy era un hermoso día de otoño, las nubes se habían tomado el resplandeciente cielo azul, había mucho viento frío estremeciendo a las personas, pero aún así, el día estaba hermoso, el clima no estaba del todo frío, aún mantenía su calidez de siempre y eso era agradable. Debajo de un árbol, de los varios árboles que habían en aquel parque con juegos infantiles se hallaba un chico de alta estatura, máximo de un metro ochenta sentado sobre el césped, Ryan, se encontraba solo, con un cuaderno sobre sus piernas y un lápiz en sus manos, se veía pensativo, trataba de agregarle más palabras a ese texto escrito por él que parecía ser una canción, trataba de encontrar palabras en su imaginación y embellecerlas para agregarlas a su canción, miró al cielo, admiraba mucho ese paisaje, se veía tan bello y agradable que podría quedarse allí sentado todo el día para admirar aquel hermoso paisaje, nada, pero absolutamente nada podía ser más perfecto que esto, luego de eso, le agregó nuevas palabras a su canción y siguió admirando el paisaje, continuó observando cada milímetro de aquel parque hasta que su vista se percató de algo y se quedó así por varios minutos, era algo, mejor dicho, alguien mucho más hermoso que un paisaje natural, un chico, ahora, Ryan ya había encontrado algo mucho más perfecto. Aquel muchacho, era de cabello oscuro y desarreglado, torso largo, piernas cortas y gruesas, similares a las de una chica, una piel tan blanca como la luna que aparentaba ser tan suave como el algodón, al igual que sus manos, ojos grandes con el color del chocolate, hermosos, y esos labios tan rosados y gruesos que en este momento están soltando una carcajada, se veía que tenía un acompañante, un chico que fingía ser un payaso para él, y entonces Ryan se preguntaba ¿Quién es él?, ¿Un conocido?, ¿Un amigo?, Debe serlo, sea quién sea, él espera que no se llegasen a gustar o ya se gusten, pero ¿Por qué tuvo esa inseguridad tan de repente? Ryan para él no era nada importante, se sentía un tanto molesto, con envidia, ¿Pero por qué?.
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Te estuve esperando | Oneshot | Ryden.
RomanceLa mayor recompensa del amor a distancia, es cuando puedes abrazar a esa persona que tanto has echado de menos. |A Ryden Oneshot.|