Capítulo 30: Peleas

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Una vez enviada la carta me tocó esperar a ver lo que pasaba, habían pasado alrededor de unos días y nada, esperar es horrible y más cuando no tienes respuesta de nada. Me dirigí a la habitación de mi padre, para ver si lo podía persuadir un poco, aunque se que eso es imposible. Al llegar a su oficina entré sin importarme lo que estaba haciendo, realmente me daba completamente igual, él al verme dejó lo que estaba haciendo para darme toda su atención.

—Qué sorpresa, ¿qué haces por acá? —Me dijo de la forma más cínica posible.

—Vengo a hablar de Lance y de lo loco que está —le dije mientras me acercaba a él.

—Bueno hijo, no quiero meterme en problemas de pareja... No quiero que mi yerno piense que soy un entrometido —en este momento me quería morir.

Apreté los puños con todas mis fuerzas preso de la rabia que en ese momento, se colaba por mis huesos y hacía que la temperatura de mi cuerpo subiera, "Yerno" eso sonaba muy gracioso, cuando claramente estoy obligado a estar con él.

—¡Él no es mi pareja! —Le grité completamente exaltado.

—Tómalo con más calma... Recuerda que en este momento no te puedes molestar —en eso tenía razón, pero no pensaba darles el gusto a ninguno de los dos.

—Me dan asco...

—Yo también te quiero hijo —al escuchar esas palabras me llena mucho más de rabia.

Si este era el momento que la vida me estaba otorgando para liberar mis frustraciones, entonces lo iba a ser, no me iba a quedar con nada adentro e iba a acabar con la relación que tengo con esta persona en ese mismo momento.

—¿Hijo? —dije esbozando una sonrisa sarcástica —. Primero, para yo considerarme tu hijo, primero tengo que considerar que eres mi padre, pero como te la has pasado toda la vida destruyendo nuestra relación, ¿crees que eres merecedor de que yo me considere tu hijo? No seas tan hipócrita —la rabia me estaba consumiendo por dentro —un padre no ingenia un plan para entregarle a un loco a su hijo, ¡Un padre no deja solo a su hijo cuando más lo necesita! Y sobre todo un padre no se comporta ¡Como un maldito monstruo! —eso último se lo grité enfadado, lo cual provocó que él se acercará a mí a darme una bofetada.

La cosa estaba caliente entre nosotros, Giovannie se atrevió a golpearme y justo cuando eso pasó, Lance entró presenciando todo el escándalo.

Todo se había vuelto un poco más incómodo, Giovannie me miraba con aquellos ojos sombríos capaz de implantar miedo en cualquiera, pero que en mí, lo único que causaba era repulsión. Repulsión al saber que yo vengo de él, que tengo su sangre y que por eso es que hice lo que hice... (porque soy malo al igual que él, por jugar con Gold) quería ponerme a llorar, pero no lo iba a hacer delante de ellos.

—Esto... Esto no lo olvidaré nunca —aparte a Lance y antes de irme los miré a los dos —. Comenzaré a jugar el mismo juego que ustedes dos —les dije antes de salir de allí y dirigirme a mi cuarto, mientras un montón de guardaespaldas me vigilaba 24 horas al día.

Una vez estuve en mi cuarto, trate de calmarme todavía tenia la adrenalina a mil y no me podía poner así y menos en el estado en el que estoy, pero en este momento lo que quiero es gritar, gritar con todas mis fuerzas para dejar salir toda mi frustración, porque sí, la palabra que en este momento me definía es "frustrado" el sentimiento más horrible que puede experimentar cualquier persona, pero al final fui yo que me lo busque y tengo que estar super consciente de eso.

Una vez todo el coraje que llevaba por dentro se me pasó, fui a recostarme un momento, cuando tocaron la puerta con insistencia, eso me pareció extraño así que con mucha cautela fui a abrirla, y me encontré con uno de los guardaespaldas.

—¿Qué deseas? —Le dije con desdén.

—Sacarte de aquí...

Continuará...

Continuará

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Te quiero solo a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora