Capítulo XXIV

2 0 0
                                    

Beit Et Walli, Egipto

Las estrechas calles de Beit Et Walli resonaban con la algarabía del mercado. Horura, Ma'at e Ishia se sumergieron en la atmósfera vibrante de la ciudad. Curiosos vendedores ofrecían exquisitas especias, tejidos y amuletos mágicos.

Horura, con su mirada de halcón, percibía cada rincón. Ma'at, cautivada por la variedad de colores, exploraba puestos llenos de joyas y telas. Ishia, con una serenidad ancestral, disfrutaba el bullicio como una manifestación de la vida cotidiana.

De repente, un anciano se acercó, ofreciendo un pergamino adornado con jeroglíficos. Ishia lo aceptó con reverencia y, al leerlo, compartió sus visiones: "Horus Jepri, guardianes del destino, en sus manos descansa la llave. Busquen la Cueva de los Sueños en Beit Et Walli. Allí encontrarán respuestas y desafíos que cambiarán sus destinos".

Decidieron explorar la ciudad juntos. Entre risas y conversaciones, compartieron historias de sus tierras natales. Horura reveló detalles sobre la Baja Nubia, mientras Ma'at narraba experiencias en Las Tierras de Berenice. Ishia, aunque evasiva sobre su origen, aportó conocimientos místicos que intrigaban a sus compañeros.

En la Plaza del Anochecer, rodeada de faroles que iluminaban el crepúsculo, decidieron detenerse. Un músico callejero tocaba melodías antiguas, y Ma'at no pudo resistirse a danzar, contagiando a Horura y Ishia.

En ese momento de armonía, Ishia compartió visiones más personales: "He tenido sueños oscuros sobre Ma'at. Debemos estar alerta. Los hilos del destino se entrelazan en formas impredecibles".

La noche envolvió Beit Et Walli con un manto estrellado, pero la incertidumbre flotaba en el aire. El mercado se volvía un escenario donde el destino tejía sus intrigas, y los tres héroes se preparaban para enfrentar desafíos que iban más allá de los jeroglíficos en el pergamino.

***

La Cueva de los Sueños, Bet Et Walli; Egipto

La Cueva de los Sueños, una entrada oculta entre las callejuelas de Beit Et Walli, atrajo la atención del trío. Guiados por el pergamino, Horura, Ma'at y Ishia se aventuraron en la penumbra de la gruta. El suelo empedrado resonaba con sus pasos, mientras antorchas titilaban revelando inscripciones ancestrales en las paredes.

En el corazón de la cueva, una sala iluminada por una luz etérea los recibió. En el centro, un altar resplandecía, rodeado por estatuas de dioses olvidados. El anciano misterioso apareció, revelando su verdadera identidad como Anubis, el guía de las almas.

Anubis, con voz grave y sabiduría milenaria, les encomendó una tarea divina. Debían superar las pruebas de la Cueva de los Sueños para desvelar secretos que alterarían el curso de sus destinos. El camino estaba lleno de ilusiones, reflejos del pasado y del futuro.

La primera prueba, "El Espejo de la Verdad", desafió la percepción de Horura, enfrentándolo a sus temores más profundos. Ma'at, en la "Balanza del Alma", evaluó su esencia ante la justicia divina. Ishia, en el "Sendero de los Sueños", se sumergió en visiones que resonaban con sus antiguos conocimientos.

Cada prueba reveló capítulos de sus vidas, marcados por decisiones y desafíos. La cueva, como un oráculo místico, susurraba profecías de futuros inciertos. Ishia, al finalizar las pruebas, se inquietó aún más por las visiones oscuras que la acechaban.

Anubis, satisfecho con su desempeño, compartió un fragmento del destino entrelazado de los tres: "El Escarabajo Azul, antiguo guerrero, yace en el Santuario de Khepren. Su despertar es clave para enfrentar las sombras que se ciernen sobre Egipto".

Horus Jepri ChroniclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora