𝟭𝟯 | THIRTEEN, two friends who deserved a happy ending

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FIRST ACT, THIRTEEN : dos amigos que merecían un final feliz

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FIRST ACT, THIRTEEN : dos amigos que merecían un final feliz

    —¿Qué...?

    —Tienes mucho potencial. No quiero que me acompañe nadie más que tú —me sonríe, acariciando mis hombros. El mal presentimiento no se me va, y lo miro como si estuviese loco—. Me ayudarás mucho.

    —Pero, pero... —Mis labios se aprietan al no encontrar alguna palabra. ¿Qué pasaría si lo contradecía?

    —Está bien, Kiki. No pasará nada.

    Y decido creerle. Porque no pienso que salga el Diez de Corazones, no hoy. La idea de que aparecerá en La Playa me convence más y más.

    Entonces, al pensar en eso, miro de reojo al Sombrerero. ¿Y si morimos en el juego al que iremos? ¿Qué pasará con La Playa?

    —¡Preparen los autos! —anuncia el líder, con una gran sonrisa. Es confiado de sí mismo y sabe lo que quiere lograr. Lo que me convence de que no moriremos en el juego al que lo acompañaré.

    No me queda de otra. Ganar más días de visa tampoco está tan mal.

    —Móntate, preciosa —me dice. Parece ser el auto principal, en el que irá él. Hago una mueca sin quererlo.

    —Me gustaría ir en otro —murmuro.

    —¿No te gusta resaltar? —me cuestiona. Asiento con la cabeza—. Pues con ese cabello resaltas mucho.

    —No necesito resaltar más —respondo.

    —Claro, claro. Irás con Mori en otro auto.

    —¿Mori...?

    —Yo. —Aguni aparece, y yo lo veo tragando saliva. Tiene una expresión seria y firme, que me hace tenerle un poco de miedo. Aún así, sé que no me hará nada. Sólo que su presencia es muy imponente para mi gusto.

    La chica con acento coreano y mal japonés da algunas indicaciones, que terminan con unos tres autos saliendo del estacionamiento, pasando por el gentío.

    Todos los miembros de La Playa despedían al Sombrerero, emocionados. El número uno, en su auto, también se despedía con una sonrisa. Estando con él, Aguni, y algunos de los escoltas del Sombrerero me sentía algo más segura, sintiendo que no moriría en el juego.

    Pero la que moriría no sería yo.

    No me hubiese imaginado que la imagen del Sombrerero despidiéndose de su gente, sería la última que vería de él sonriendo genuinamente.

Felicidades.

    Suspiro más aliviada. Había estado tensa en todo el juego, pero ya había terminado y había ganado más días de visa.

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