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rosé sub | jennie dom.

En ropa interior, sentada sobre sus talones con las manos sobre los muslos y su barbilla pegada en el pecho esperaba Rosé en la habitación donde esperaba a la que era su ama hace cuatro semanas, Jennie Kim

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En ropa interior, sentada sobre sus talones con las manos sobre los muslos y su barbilla pegada en el pecho esperaba Rosé en la habitación donde esperaba a la que era su ama hace cuatro semanas, Jennie Kim.

Jennie era una experimentada dominante que vio en la castaña algo especial, luego de algunas citas le habló del mundo del BDSM explicándole que veía en ella, la pequeña, tierna e inocente Rosé, a su sumisa ideal.

Un par de semanas después ambas habían firmado el contrato entre dominante y sumiso, y esa noche era su cuarta sesión.

Nunca le había interesado el BDSM a pesar de saber de qué se trataba, pero la imagen de una Jennie dominante que destruyera todo su poder de decisión sobre sí misma la hizo aceptar casi de inmediato cuando la mayor le propuso ser su ama y tutora.

Miró el cuarto a través de sus pestañas, estaba en el departamento de la mayor en una habitación especial para sus sesiones, tenía una cama grande de cuero negro sin sábanas con cajones en la base de esta, en los postes de la cama había hebillas para pasar cuerdas y tenía una pared donde exhibía látigos, fustas y esposas, de sólo mirarlos sentía sus bragas un poco húmedas.

Oyó los pasos de la pelinegra fuera de la habitación y respiró profundo, entrando en su condición de sumisa. Bajó la mirada a sus manos, escuchó la puerta abrirse para luego volver a cerrarse, la mayor comenzó a desplazarse por la habitación y Rosé solo esperó, tratando de calmar los latidos de su corazón.

Pronto los pies de su ama aparecieron en su campo de visión. No dijo una palabra, sabía que estaba escaneando su cuerpo y su postura, respiró con dificultad mientras cerraba los ojos para concentrarse.

-Levántate, te traje un regalo. -dijo con voz profunda. Su corazón dio un vuelco en su pecho y se apresuró a salir de su incómoda postura. Una vez de pie, dejó sus brazos a los lados de su cuerpo con la vista aún en sus pies. -Mírame. -exigió.

-Sí, Ama. -dijo la menor brevemente para subir su vista lentamente por el cuerpo de la mayor, quizás demorando más de lo debido.

Jennie llevaba una camisa blanca bajo un corsé y unos pantalones negros de látex. La castaña suspiró débilmente cuando por fin miró el rostro de su ama viendo como tenía unas perfectas cejas alzadas mientras le devolvía la mirada profundamente.

-¿Te gusta lo que ves? -le preguntó burlonamente mirando directamente a sus ojos, las mejillas de Rosé enrojecieron y torpemente trató de responder.

-Eh... y-yo...-Jennie la interrumpió con su movimiento, avanzó un paso y tomó a la menor por la mandíbula ejerciendo un poco de presión, elevó un poco su barbilla para mirarla directo a sus dilatadas pupilas.

mistress ↬chaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora