¿Quién escribe sobre las rosas? En los libros no se escribe sobre la vida de ellas porque son efímeras. Entonces las rosas corren un grave peligro de desaparición...
Quizá mis palabras te han recordado de pronto a ◆El Principito◆. De una vez te anti...
ES CULPA DE OCTUBRE, que teje los amores más intensos y por eso hace crecer la luna. Lo hace por ellos, para inspirarlos. Y porque son amores que no es prudente dejar a obscuras...
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QUIÉN SABE QUÉ ENCONTRÓ cuando me vio a los ojos. Creo yo que un brote de girasoles, porque a donde él iba, mi mirada le seguía. Será que vio nacer en mí el amor como nacían en su azotea las matas de chile. ¿Qué habremos visto en el otro?, que de pronto tuvimos la certeza de que había cosas por las que valía la pena morirse. ¡¿Y quién nos dijo a nosotros que hay vida?!
¡Qué manera entonces de perder el piso! Esa de los enamorados que contemplan juntos la fuente de Cibeles, y en un parque de la Condesa se enamoran leyendo "Tarumba". Quién sabe dónde empezó todo, si en la cima del Monumento a la Revolución o bebiendo cerveza artesanal en el Mercado Roma. Pero es un hecho: te pierdes en el pecho de una mujer de colores que se viste de punta de cruz; y que te pareció un sueño al verla por primera vez, en la estación Oceanía. Te pierdes en los brazos de un hombre que, oyendo a Yann Tiersen, pinta acuarelas, escribe poesía y te explica que el sonido de tu corazón, y estar juntos, es una prueba inequívoca de que hay vida.
Ahora que se han ido todos los aviones, llévame contigo a donde quieras. ¡Qué sé yo si ha sido o no un golpe de suerte! Róbame otro beso antes de que se abran las puertas. Juguemos a ser los adolescentes que ya no somos en el centro de un pueblo, en la banca de un parque. Ahí donde aprendes a curar mientras yo aprendo a esperarte. Ahora que se han ido todos menos nosotros, deja en el suelo mi equipaje. Dame otro de esos besos largos que a la larga salen caros. Deja que se vayan más aviones, y piérdete en mis ojos claros.
¿Sabe por qué me gusta? Porque se me aferra con los dientes. Porque cuando usted me besa siento su desesperación que no se cansa. Porque cuando usted me mira, siento que se me ata, que se me prende, que se me aferra, que se me encarna. Y no me suelta. E intenta fundirse y no puede. Y se frustra por ser dos y no un alma. Por eso, por ser tan mío, por sentirme tan suya. Porque cuando me estruja siento que su cuerpo fuerte tiembla, se derrite y se desarma.
No sé qué piensas cuando me miras así, pero en tus ojos no hay juicio. Como que tu mirada, cuando se me clava, es hilo que sutura las heridas que dejaron las miradas lastimosas de quienes no me creyeron digno de amor. Cuando te veo a los ojos, y encuentro mi reflejo, me doy cuenta de que es bello. ¡Qué bello miras! ¡Qué bello lo que miras! Tu mirada reconciliadora...Ha sido mediadora entre yo y mis complejos. No sé qué piensas cuando me miras así, pero sanas.
«Eres el soundtrack de Frida...», me dijiste. «Con todos sus colores». Y después del discurso de la dopamina y la oxitocina, me bebí cada cosa que decías. Que a mi lado pueblo mágico y mezcal; que a mi lado amanecer en Tepoztlán; que a mi lado chocolate en Coyoacán: que a mi lado ¡Viva la vida!
