"El instinto de supervivencia es más fuerte que la compasión."
El caos se había apoderado del lugar, envolviéndolo como una sombra voraz. No había forma de calmar a la multitud. Gritaban, corrían, chocaban entre ellos, desesperados por huir de lo inevitable. No importaba el camino, ni quién cayera, ni cuántos quedaran atrás. Lo único que importaba era escapar, salir de ahí, aunque fuera a costa de todo.
Se empujaban sin compasión, sin humanidad, como si la urgencia hubiera arrancado de cuajo toda noción de fraternidad. ¿Importaba a quién lanzaban al suelo? ¿Si era un anciano o un niño? No. En esos momentos, lo único que valía era salir, huir antes de que las llamas se devoraran el techo sobre sus cabezas. Antes de quedar atrapados bajo el esqueleto del edificio. Y, por encima de todo, antes de que el marcador llegara a cero.
Era tan simple, tan brutalmente simple. Correr hacia la salida, dejando tras de sí cualquier rastro de compasión. ¿Qué importaba a quién se empujara? Incluso a los más vulnerables. El precio del sacrificio ya no tenía valor en ese instante. La supervivencia era la única ley que regía, la única brújula que los guiaba. ¿Acaso después quedaría tiempo para pensar en el daño causado? Tal vez sí, tal vez no. Quizá nunca importara.
La vida pendía de un hilo frágil, justificada por el instinto más primitivo: salvarse. Y todo lo demás, ¿acaso no se desvanecía en el humo y las llamas?
“El complejo de apartamentos ‘The Hill’, en Seúl, está siendo consumido por las llamas de un incendio que, según fuentes, fue provocado. Los bomberos luchan incansablemente, intentando contener el fuego y rescatar a tantas víctimas como sea posible. Este ataque se suma a la creciente lista de atentados atribuidos al individuo ‘RVE’. El pánico y la incertidumbre han tomado las calles, alimentados por la aparente inacción de las autoridades. Esperamos que pronto encuentren una solución a esta situación, no solo por las víctimas presentes, sino para evitar una próxima tragedia. Hasta aquí, Choi Ye-won”.El silencio se hizo denso en la sala. Nadie se atrevía a hablar. Se miraban unos a otros, atrapados en una inquietante quietud, hasta que el zumbido de la estática rompió el hechizo. De nuevo, las miradas se dirigieron a la pantalla. Un nuevo mensaje apareció, cruel y burlón.
"¿Qué pasaría si les dijera que pueden evitar el próximo incidente con tan solo entregar un secreto? ¿Lo harían?" — RVE.
El susurro del televisor se desvaneció en el aire, dejando un silencio denso y cargado de temor, una incertidumbre que se posaba sobre todos como una losa. En ese instante, las sombras de la paranoia surgieron como cuerdas invisibles, enredándose alrededor de cada uno de los presentes, estrangulando sus gargantas con el peso de secretos ocultos y verdades calladas por demasiado tiempo. La certeza de que alguien sabía, alguien capaz de revelar sus más oscuro pasado y presente, llenó la habitación con una tensión palpable, transformando el aire en una atmósfera opresiva, cargada de angustia y desesperación.
"Instinto en Llamas"
El fuego danza, voraz, implacable,
y en su abrazo de humo, todo es quebradizo,
la humanidad se rompe, frágil, insaciable,
dejando solo el miedo, el instinto preciso.Correr, empujar, ¿a quién le importa?
Las manos se alzan, el alma se olvida,
entre gritos de horror, la compasión aborta,
y el eco del caos suena como despedida.¿Quién caerá primero? ¿Quién quedará atrás?
Los rostros se borran en la carrera febril,
la piedad muere en un rugido fugaz,
y el latido se vuelve un pulso servil.Las llamas devoran, pero el alma también,
el techo se hunde, el humo es testigo,
nadie mira al niño que tropieza, ¿quién?
Si el miedo reina, ya no hay abrigo.El hilo de vida se tensa y se corta,
la compasión se desvanece en la chispa mortal,
y el peso de los secretos, como una soga que ahorca,
deja cicatrices en el aire irreal.¿Sacrificio? ¿Valor? Todo arde al final,
en la balanza de la huida no pesa el dolor,
solo la urgencia fría, instinto brutal,
que aplasta el alma bajo su yugo atroz.El reloj avanza, la verdad se incendia,
y en las sombras de ese momento mortal,
la ley primera, pura, descendía:
salvarse a sí mismo, y nada más.﹫𝓽__𝔂
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RESILIENCIA | TXT
AcakEn una sociedad distópica que intenta mantener su fachada a través de diversos medios, un individuo llamado RVE irrumpe, poniendo en peligro ese equilibrio al amenazar con exponer sus mentiras y revelar la verdad oculta de la sociedad. Al mismo tiem...