TODO CAMBIÓ

"ENTRA EN MI VIDA"

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Capítulo I: “Descubiertas y despedidas”

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Después de ver el contenido de la bolsa que Calderón le había dejado a Armando, Betty deseaba morirse. Todo había sido un engaño, el amor de nuevo le daba la espalda del modo más cruel, con el engaño y la burla.

Lloró en silencio y cuando ya no le quedaban más lágrimas decidió salir de esa maldita empresa intentando escapar de la realidad. Devolvió el paquete con las dedicatorias, los regalos y la carta de Calderón a la mesa de Armando tal y como lo encontró, cogió sus cosas y recomponiéndose como pudo salió de allí tras avisar a Sofía de que no se encontraba bien y que no volvería en todo el día.

Pasó la tarde en un rincón apartado del parque del lago. Lloró de nuevo su desgracia, siguió riéndose de su vida y acabó diciéndose a si misma que ya estaba bien, que por muy fea que fuese era una mujer de 27 años, inteligente, educada, dulce y buena y no estaba dispuesta a sufrir cada revés de su vida como si fuese el fin del mundo. Así que volvió a su casa, sin lágrimas en los ojos y confiando en que mañana sería otro día y ya está.

Armando tampoco pudo regresar esa tarde a Ecomoda pero se quedó preocupado al saber por teléfono que Betty se había ido. Preocupación que se convirtió en desconcierto al llamar a casa de don Hermes y enterarse de que Betty estaba tranquilamente durmiendo en su cama y que nada pasaba.

Por eso a la mañana siguiente Armando llegó más temprano de lo habitual y al entrar en presidencia su corazón dio un vuelco al ver el paquete de Calderón y leer la carta que contenía. En ese momento entró Betty y al ver sus ojos Armando comprendió que sus temores eran ciertos y sólo acertó a dejarse caer en el sofá.

B: Buenos días doctor (dijo desafiante).

A: Buenos... buenos días Betty (su voz era temblorosa).

B: Sí, ya he visto el contenido del paquete.

A (cerrando los ojos): Betty...

B: No, no hace falta... Ya todo está claro (y tomando aire se sentó serena frente a él, decidida y muy segura de si misma).

B: Ahora tengo dos opciones, odiarlo y hundirlo por todo lo que me hicieron, porque puedo hacerlo muy fácilmente... o ser yo la que tome las riendas de este jueguito, que es precisamente lo que voy hacer. Pero lo haré cuándo regrese el otro cerdo. Hasta allá me hable solamente lo prescindible, permiso.

Y muy digna se metió al hueco.

Armando roto y confundido, obedeció la petición de Betty y lo que hablaron durante el dia fue sólo de trabajo. A la mañana seguiente con el regreso de Calderón, Betty puso sus cartas sobre la mesa.

Betty estableció ante unos estupefactos Mario y Armando las nuevas reglas del juego, que establecía que ella. Mantendría el embargo y sacaría a Ecomoda de su crisis a cambio de que Terramoda y sus beneficios quedasen en manos de Nicolás y suyas una vez que devolviesen Ecomoda a sus dueños originarios. Además exigió que Mario y Armando jamás contasen lo sucedido a nadie y que desde ese preciso momento tenían prohibido dirigirse a ella para hablar ni una sola palabra de ese tema, que para ella ya estaba totalmente muerto.

Una última condición establecida fue que, en compensación por destrozarle la vida y sus expectativas como mujer, Betty tenía derecho a, en cualquier momento a lo largo de su vida, pedir un favor a cada uno de ellos. Dos favores que podían ser cualquier cosa dentro de la ley pero no dinero ni joyas, propiedades, vehículos o acciones. Pensó en esta condición porque quería un comodín que la protegiese de una posible represalia de ellos o de los Mendoza o Valencia si algún día descubrían lo sucedido.