Capítulo #17

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𝔉. Efímero.

CHAPTER SEVENTEEN

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CHAPTER SEVENTEEN

Otra clase de síntomas

𝔄 este punto sentía como mi estómago iba a estallar. Sangwook, Hyunsoo y Yuri ya habían salido del edificio en busca de medicamentos, se habían ido hace media hora. A este punto tenía una mezcla de preocupación e impaciencia que se acumulaban en mi pecho. A la vez que sentía un cansancio que solo me había querer ir a dormir.

Eun Yoo se sentó a mi lado, extendiéndome la mitad de una barrita de granola.

—Toma, es mejor que te tranquilíces. Tu pierna a estado temblando desde que se fueron. —le di una mordida, y al segundo bocado ya me la había devorado toda. La menor me miró alzando una de sus cejas, asintiendo lentamente. — al parecer tenías hambre...

—Sí... Eun Yoo, voy al baño, avísame si pasa algo. —pedí. Me levanté, y al segundo sentí un dolor por toda mi espalda, lo que me produjo que soltara un quejido. Llevé mis manos a mis caderas, masajeando la zona al sentir un creciente calambre.

Por dios, ¿Qué me estaba pasando?

—Uhh, Sullie... ¿Te encuentras bien?— me preguntó Eun Yoo. Ella se levantó de su asiento, posando una mano en mi espalda mientras me miraba con preocupación.

—Sí, tranquila.— mentí. Y joder, no estaba nada bien.

Caminé a paso rápido por el pasillo hasta llegar a los baños. Me detuve frente a un lavamanos, mirándome al espejo. Humedecí mis manos y seguidamente mi rostro varias veces.

  Una parte de mí se sentía agotada, y la otra quería seguir adelante.

Me apoyé con ambas manos sobre la loza, respirando de forma irregular. Los calambres se hacían más fuertes, quería llorar, gritar y romper todo. Solté un chillido, mirando hacia abajo mientras apretaba con mis manos mi vientre, en un fallido intento de detener el dolor.

Caí sobre mis rodillas, recostándome sobre una pared. Abrazaba mi abdomen, suspirando a la vez que soltaba maldiciones en voz baja.

Unos pasos llamaron mi atención, y al subir mi mirada me encontré con Eun Hyuk, que me observó asombrado por como me encontraba. El ayudó a pararme, sosteniéndome por mi axila hasta quedar de pie.

Apoyé mi cuerpo contra el suyo, me reconfortaba sentir su calor corporal abrazarme y transmitirme calidez.

—¿Qué tienes, ángel? —cuentionó, acariciado mi mejilla.

—Hyuk... Mi abdomen, duele—  alcancé a decir en un hilo de voz. Mi mano no abandonó mi vientre, en cambio, esta fue cubierta por la de el.

—¿Cómo lo sientes?

𝐄𝐅𝐈𝐌𝐄𝐑𝐎 | Sweet Home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora