22.

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Pablo Gavi

Nervioso.

Pablo Gavi estaba nervioso, había cenado con Fer un millón de veces pero esta vez era la primera que cenaban los 3 juntos pero ahora siendo el y Pedri pareja.

—vamos amor— le dio una palmadita en muslo y se bajó del coche luego de estacionarse. —¿te ayudo?— pregunto refiriéndose a las cosas que Pablo había comprado en el súper.

—si, por favor— el canario asintió y tomó las cosas de sus manos para después ir a la puerta del menor que seguía cerrada y la abrió.

—ven vamos— le animo y el sevillano se bajó del coche aun un poco ansioso.

—gracias mi vida— agradeció al gesto que había tenido Pedri de abrirle la puerta.

—no agradezcas mi amor— le restó importancia y el canario busco entre sus bolsillo para encontrar sus llaves de la casa.

Abrió la puerta y el sevillano entró detrás de él un poco tímido, olió un aroma muy rico y rápidamente su apetito se abrió.

—¡hola chicos!— saludo Fer quien tenía un mandil de un reno con un gorro de Santa Claus.

—hola Fer— ambos se acercaron a saludar y Fer los abrazo a ambos.

—¿y ese mandil?— preguntó Pablo con una sonrisa.

—tenía que estar en ambiente— se encogió de hombros Fernando y ambos rieron. —no era necesario— comentó Fer quitándole las cosas de las manos.

—fue Pablo el de la idea— Pedri lo miro enternecido por la cara sonrojada del menor.

—es que, a todos nos gusta el champagne ¿no?— pregunto nervioso y decidió caminar al comedor para ser seguido por su novio.

—¿que tienes mi amor?— el canario se aseguró de que Fer se había quedado en la cocina sirviendo la tabla de quesos para decir ese apodo.

—nada, solo estoy un poco nervioso— explicó el sevillano y el canario le miró tratando de contener una risa que amenazaba con salir de sus labios. —no te burles de mi— reclamo fingiendo enojo.

—no te enojes mi vida— se movió de posición para verlo. —no entiendo porque estás nervioso, Fer te adora y se lo tomo súper bien— le sonrió tratando de reconfortarlo y funcionó.

—te amo— se arrepintió en cuanto lo dijo y volteo a ver a todos los lados para ser cerciorándose que Fer no los haya escuchado.

—yo también te amo mucho mi amor— expresó todo su cariño en tan pocas palabras y el canario el sonrió y se acercó a besar su mejilla.

—chicos— les llamo Fer entrando al comedor encontrándose con Pedri abrazando la cintura del menor mientras el quitaba algunos mechones de su frente y este solo sonreía como un verdadero bobo. —tocare antes de entrar siempre— sacudió la cabeza con una mueca y ambos rieron.

—¿que pasa tonto?— pregunto el canario ya desoyes de que se separaran.

—cierto, la cena ya está lista— ambos asintieron y Fer volvió a la cocina para servir la cena en el comedor.

—¿ves?— pregunto con obviedad.

—¿que?— el sevillano se había perdido un poco y el canario rio.

—todo bien aquí bebe— se encogió de hombros dejando a Pablo sonriendo muy enamorado por aquel apodo.

—¿te sirvo Pablo?— el sevillano asintió a la pregunta del canario y este se apresuró para servir la comida.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora