Tradición

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- Padre ¿Cuando conoceré a Julieta?- Pregunto Carlos con gran inquietud.

- Ya te lo dije Carlos, al cumplir los 18, ni un día antes, ni un día después. Respondió su padre de manera seca.

- Pero porque a los 18, yo la quiero conocer ya. - Dijo Carlos mirando fijo a su padre, el cual estaba firmando unas cartas importantes en su despacho.

El padre de Carlos, el rey Sebastián levanto la mirada y dijo - Porque así son las cosas, no puedes conocerla antes solo porque tú quieras, tu madre y yo también nos conocimos al yo cumplir 18, es la tradición.

- No me parece nada justo ¡Si me voy a casar con ella! Dijo Carlos alzando un poco el tono de voz.

- No te lo voy a repetir, y por favor sal de mi despacho, debo firmar todas estas cartas hoy.

Carlos salió un poco frustrado del despacho de su padre, sabía que ser el rey no era fácil y que debía seguir las tradiciones pero ¿Por qué no hacer una excepción por su único hijo? Con tal, lo único que quería Carlos era conocer a su futura esposa, mirarla y escucharla antes de sus 18.

Carlos estaba caminando por los pasillos del castillo hasta encontrarse con su tía Amelia.

- Carlos ¿Que te sucede? te ves un tanto triste. Dijo su tía con un tono de preocupación.

- ¿Que crees que me pasa? Lo mismo de siempre, mi padre todavía no acepta que conozca a Julieta antes de los 18.

- ¿No te haz puesto a pensar que la tradición es asi por algo?

- ¿Que podrá ser ese algo?

- Ven vamos a sentarnos para contarte algo. Cuando conocí a mi esposo yo tenía apenas 14 y el ya los 18, yo no tenía muchas ganas de conocerlo pero debía hacerlo, al verlo no fue amor a primera vista pero con el tiempo nos aprendimos a querer y después a amar. Yo estaba muy joven todavia, no estaba preparada para lo que se venía, y si lo conocía antes, capaz me asustaba y dañaba el acuerdo entre reinos, tu no haz conocido a Julieta no por una simple tradición sin sentido, no la haz conocido porque ella capaz no está lista.

- Tienes un punto, pero, porque mi padre no me dijo todo esto para que yo dejara de insistir.

- Porque tu padre y tú madre son el caso aparte, tu madre si quería conocer a tu padre con ansias, el no tiene un ejemplo que darte para que entendieras la tradición.

- Ojalá mi madre estuviera aquí para contarme como se sintió ese día.

- Pero lastimosamente no lo está Carlos, deberías dejar de insistirle a tu padre, solo faltan dos años para conocerla.

- Está bien tía.

Por otro lado estaba Julieta estaba hablando con su niñera.

-Ana, ¿Por que me tengo que casar a los 16? Apenas tengo 14 y ya en dos años debo ser ama de casa y cuidar a mis futuros hijos, no es lo que quiero. Dijo Julieta un tanto frustrada.

- Shhh, señorita Julieta no puede estar diciendo eso tan alto por los pasillos, que sucedería si la escuchará su padre. Dijo Ana con una cara de susto.

- No me importa lo que diga mi padre, yo no había ni nacido y ya tenía un futuro echo, me dicen como vestir, con quién me voy a casar, cuántos hijos debería tener cómo mínimo, yo no veo que a Antonio le digan todo eso todos los días.

- Con el joven Antonio es distinto, el también tiene a su futura esposa que conocerá al cumplir los 18 y un futuro echo, pero el es hombre y no se lo deben recordar. Dijo Ana intentando tranquilizar a Julieta.

- Menos mal me quedan dos años para conocerlo, no lo quiero ni ver, quiero seguir siendo niña un largo tiempo.

- Disfruta estos dos años Julieta, se niña todo lo que puedas y deja de pensar que cada vez te queda menos para conocer a Carlos.

- Carlos, que nombre tan aburrido, ojalá el sea divertido para no estar triste y amargada el resto de mi vida.

- No vas a estar ni triste ni amargada, vas a ser feliz.

- Eso espero. Dijo Julieta respirando profundamente

- Mejor continuemos nuestro camino al jardín sin hablar del tema.

Julieta y Ana llegaron al jardín donde se encontraron con la madre de Julieta, la reina Sabrina y Antonio jugando.

- Julieta ven a jugar con nosotros. Dijo la madre de Julieta con una gran sonrisa.

Julieta miro a Ana, miro a su madre y salió corriendo hacia donde ellos estaban para jugar un rato.

Aunque Julieta sintiera que su hermano tenía más suerte que ella, sabía que no era culpa de el, eran muy buenos hermanos y se querían demasiado.

Su madre era una mujer dulce que los amaba a los dos por igual y siempre que podía se los recordaba, en cambio, su padre era una persona más distante que se preocupaba mucho por su reino pero cada que podía igual les recordaba que los quería por igual, o no. Su padre tenía cierta preferencia hacia Antonio por ser el hombre, pero lo disimulaba lo más que podía para no tener ningún problema entre sus hijos.

Reinos de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora