Tenía frío. Mucho frío. Las temperaturas habían bajado drásticamente los últimos días, pero era de noche cuando de verdad se notaba. El frío te atenaza el cuerpo y poco a poco va enroscandose hasta cubrirte entero. Pero su frío no se podía aliviar ni con todas las mantas de la ciudad, tampoco con calefactores de aceite ni bolsas de agua caliente.
Él tenía frío por dentro. Se sentía solo, vacío y muerto en su interior. Era capaz de sentir el frío que salía por su garganta cuando hablaba, por su nariz cuando respiraba y por sus dedos cuando , en un momento de lucidez , buscaba asidero en el suelo de adoquines de piedra. Cuando está quieto , siente como si el frío se cristalizase y se le clavara en los músculos. Tras días de no poder casi andar , y de continuar recibiendo palizas a todas horas se sentía invalido y comatoso.
No sentía que se moría. Él quería morirse. Quería dejar de sentir dolor, fetidez y muerte. Quería salir de aquella pútrida mazmorra y buscar al asesino de sus padres y hermanos. Vengar y ser vengado por sus agresiones, fuera de la Torre de Londres , de la que nunca huyen los cuervos . Pero para ello necesitaba un plan. Haría huir a los cuervos tan lejos que la reina nunca los volvería a ver. Y tal y como dice el refrán popular ; cuando caigan los cuervos, caerá la monarquía inglesa.
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Sensaciones de la vida de un Muerto
Historical FictionMarius Woodgate nació con unas extrañas características en el seno de una familia tradicional londinense. Tras una serie de desgraciados sucesos, vio su vida truncada por la mitad y decide acometer un desarrollado plan de venganza que incluye magia...