No hizo nada, sabía que no podía. Para Kayn era como estar en un sueño, por fin podía dar rienda suelta a sus sentimientos. Cuando Raila lo rechazó de aquella manera, cuando era evidente que se habían encendido las brasas de sus corazones, no hizo nada para quedarse y huyó preso del pánico y la confusión. Mientras que ella se quedó sollozando, él regresó al campamento y cogió sus cosas. Sabía que Raila tenía un pasado que la perseguiría por el resto de su vida y que no tendría espacio para nadie más, aquel afortunado que logró llevarse su corazón jamás sería consciente de la suerte que tenía al haber estado con una persona como ella.
Raila era apasionada, vivía con intensidad las emociones, era valiente, fuerte y perseverante. Quienes la conocían la acababan queriendo, pero nunca se daba cuenta de ello, pues la jaula en la que se encontraban presas sus emociones nunca se abría. Creyó que por fin había roto esa puerta, que podían darse una oportunidad pero todo ese dolor iba aún más allá de lo que pudiese imaginar.
Kayn no sabía a dónde ir y preocupado por Raila, decidió quedarse una temporada a las afueras de la aldea, alejado de la vista de los demás y ocultándose entre las sombras. Un día vió que se estaba preparando una boda y no le dio importancia hasta que oyó a dos habitantes hablar sobre los novios. Raila, su Raila se casaba. Atónito ante aquella noticia, a través de las paredes y empleando su magia oscura estuvo presente en la ceremonia. Ella estaba radiante y... feliz. Sintió una punzada en el pecho, nunca había sido consciente de poseer un corazón hasta que se cruzaron sus caminos, y la angustia lo invadió. Entonces se sintió observado y se dio cuenta de que Raila había reparado en su presencia. Asustado, salió del templo deslizándose entre las sombras.
Aún no había decidido qué camino tomar, cuando se tumbó en el frío suelo de la cueva donde se estaba refugiando últimamente. Cerró los ojos evitando sobrepensar en todo lo que le había estado sucediendo cuando un escalofrío el recorrió todo el cuerpo. Seguido de un grito fantasmal, vió cómo un espíritu que no reparó en él se dirigía hacia la aldea. Había oído hablar de estos seres y sus ataques, destrozando todo a su paso y absorbiendo la energía vital de cualquier ser vivo. La cabeza comenzó a irle a mil, pensó en Raila y comenzó a asustarse ante la idea de que pudiese pasarle algo malo, pues aunque ella era bastante fuerte, esta clase de criaturas eran casi imparables.
Salió detrás intentando darle caza, pero era demasiado rápido, asumió el control sobre Rhaast y una vez cerca de él lo atacó. Aquella cosa era imparable y cuando por fin logró darle con la guadaña, éste soltó un agudo grito que paralizó a Kayn durante unos segundos. Por alguna razón, sus golpes solo lo habían hecho enfurecer. Rápidamente Rhaast asumió el control y consiguió volver a darle un par de golpes aunque no sin éxito. La criatura le abrió un par de heridas y aumentó su velocidad, pero sumido en un frenesí Kayn no las notó. Entonces vio como dos figuras corrían en su dirección y las reconoció inmediatamente. Le gritó a Raila para que huyese y vió como el espíritu se dirigía hacia la otra persona que sostenía dos espadas. Iba tan rápido que cuando los alcanzó, sintiendo una energía distinta, comenzó a pelearse pero no con el espíritu.
Cuando por fin lo vencieron, a Kayn se le salía el corazón de ver el estado de Raila. Aquella cosa le había absorbido demasiada energía, estaba ensangrentada y sus brazos tenían una heridas que hasta a él le dolían verlas en ella. Pero el enfrentamiento había sido duro, él había caído inconsciente y de no ser por aquella persona con la que Raila había vuelto a reencontrarse, solo el destino sabe qué hubiese pasado. Comprobó que todos estaban bien, y cuando consideró que podía marcharse tranquilamente, los dejó a solas.
Esa noche no había luna ni estrellas cuando Kayn jugueteaba con un palo en la pequeña hoguera. Oyó unos pasos que se acercaban y al levantar la vista encontró a Yone, que tenía un aspecto lamentable. Hablaron largo y tendido y éste le pidió que cuidase de Raila y le contó que había tomado la decisión de alejarse para siempre de su lado. El espíritu que los atacó era de la clase de criaturas a la que llevaba dando caza desde que había regresado y se dio cuenta que siempre lo perseguirían, por lo que no quería volver a poner a Raila en peligro. Pero Kayn escuchó entre líneas y sabía que había algo más, una razón de mucho peso que le había llevado a Yone a tomar esa decisión. Si ambos se amaban profundamente, debía haber algo lo suficientemente importante para que no continuasen al lado el uno del otro.
Cuando Kayn llegó, encontró a Raila descalza, magullada y desorientada gritando desesperadamente. Esta le abrazó y Kayn intentó consolarla. Tendrían un largo camino por delante que atravesar, pero tenía claro que estaba destinado a protegerla hasta el final.
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Cinta Roja
FanfictionRaila encontró un padre en su maestro Axia, quien la crió desde bebé en una aldea de Jonia. Una tarde vio a un chico que practicaba con las espadas y quiso imitarle, aunque le costó un par de intentos llamar su atención. Así fue como conoció a Yone...