Capítulo 11

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Capítulo onceavo

Ana

Hoy me siento más sola que nunca. Hoy no he ido a clases, porque he entrado a mi Instagram, y me he derrumbado por completo.

"Es una zorra" es uno de los cientos de comentarios negativos de mi último post en mis redes sociales. Es solo una foto. Una foto de una de mis citas con Aiden, simplemente somos nosotros dándonos la mano. Solo eso...

No soy una zorra, ni una cualquiera, ni ninguna de las cosas que me están llamando.

Ya no quiero ir a clases, porque la gente habla de mí a mis espaldas, porque me miran mal, porque incluso la que creía mi amiga ahora me odia.

Ya no quiero salir de mi casa. Ya no quiero ser yo. Ya no quiero vivir.

Y entonces, mientras las lágrimas caían por mi rostro y la respiración se me entrecortaba, con las manos temblorosas hice la muerte sobre mis propias manos.

Y lo fumé, lo fumé hasta que quedé en trance y mi mente nublada, pero las lágrimas no paraban de salir, y mi respiración seguía igual de agitada.

—¡No! ¡No me toques! Por favor —los recuerdos caían sobre mi mente nublada por la droga, y no podía pensar en nada más que en aquel chico encima de mí. Tocándome, haciéndome daño, haciéndome cosas que yo no quería hacer.

Solté un grito intentando desatar todo mi dolor, todo lo que tenía guardado dentro de mí desde hace años.

—¡No quiero! ¡No quiero! Basta, por favor no me toques más —"No quiero" "No más" "Por favor" eran las únicas palabras que salían de mi boca mientras lloraba y gritaba a todo pulmón.

—¡Anais! —con los ojos aún nublados por culpa de las lágrimas, miré la figura que se acercaba a mí.

—¡No! —intenté alejarme arrastrándome por el suelo— ¡No quiero!

—Ana... —entonces reconocí la voz de Aiden, pero no pude tranquilizarme.

Le había dado una copia de las llaves de mi apartamento por si cualquier cosa ocurría, y ahora más que nunca, me alegro de haberlo hecho. Porque si no hubiera estado Aiden ahí, no se que hubiera llegado a hacer.

—¡No, no, no!

—Ana —entonces intentó acercarse más a mí, y me derrumbé delante suya.

—¡No me toques más! ¡No quiero más! —Me arrodillé en el suelo delante suya y casi le supliqué que me dejara vivir como si él fuera mi verdugo, porque en esos momentos yo no era mi yo actual, era una niña de dieciséis años intentando sobrevivir.

—Anais, escúchame —tomó mis hombros y yo me removí gritando, levantándome y empujándolo con todas mis fuerzas para salir corriendo y acurrucarme contra una de las esquinas de la pared.

—¡Por favor!

—Anais —casi suplicó que lo escuchara—, soy yo, soy Aiden.

—¡No te conozco! ¡No te conozco! ¡Déjame en paz!

Y entonces empecé a cantar la canción que vino a mi cabeza; Sober de Demi Lovato.

Momma, I'm so sorry, I'm not sober anymore

And daddy, please, forgive me for the drinks spilled on the floor

To the ones who never left me, we've been down this road before

Con amor; Ana | DISPONIBLE EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora