VI

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TRAICIÓN

Dan, con una expresión alegre, preguntó de repente:

-Entonces, ¿qué opinan? -Parecía que intentaba compartir algo con nosotros, pero no parecíamos prestarle atención. Cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos. Estaba a punto de decir algo cuando resonó un golpe en la puerta. Confundida, miré a Dan, quien simplemente encogió los hombros. Opté por ir a abrir yo misma, mientras él preparaba algo para comer. Al abrir la puerta lentamente, me encontré con otra sorpresa más para ese día.

«Nuevamente que la tierra me trague» pensé.

Una chica pelinegra de tez canela estaba frente a mí con una sonrisa.

-Hola -dijo con amabilidad-, ¿se encuentra Ryu?

-¿Ryu? -caí en cuenta de inmediato, un nudo se formó en mi estómago. Era su novia. -Claro, ¡Ryu, te buscan! -anuncié, abriendo completamente la puerta para que ella pudiera entrar. -Pasa, por favor.

-¡Muchas gracias! -me agradeció con otra sonrisa. A primera vista, no parecía una mala chica. Bonita, con curvas que seguramente atraían a los chicos. Algo en mi pecho dolía al observarla. Su cabello largo y brillante caía por su espalda, otorgándole un aire de mujer suntuosa y cuidadosa. Sin embargo, algo en su mirada no encajaba con su apariencia. La forma en que sus ojos curiosos se asemejaban a un halcón acechando a su presa generaba inquietud, incluso alarma.

Me alejé por un momento, observando la manera en que su boca formaba una sonrisa, revelando dientes blancos y perfectos que se entrelazaban con una expresión inusualmente seductora. A pesar de su evidente belleza, una extraña sensación comenzó a apoderarse de mí, como si esa mujer no fuera realmente amable. Un instinto interno me instaba a protegerme y permanecer en alerta. Bajé la mirada casi al instante, buscando la mejor manera de resguardarme de la mirada penetrante que sentía sobre mí. Era como si estuviera siendo evaluada, y al verla dirigirse hacia Ryu, noté que me lanzó un último vistazo, poco amistoso. Instantáneamente, mi expresión se volvió fría.

«No sé si te das cuenta con la estúpida que estás» pensé mientras cerraba la puerta.

Presencié cómo Ryu y ella se daban un beso, y algo se removió dentro de mí. Apreté los puños, sintiendo las uñas clavarse en mi piel, pero ese dolor era insignificante comparado con el que mi corazón estaba experimentando. Salí sin decir una palabra, dirigíndome al baño. Durante el trayecto, sentía su mirada clavada en mi espalda, consciente de que me observaba. Una vez dentro del baño, cerré la puerta y comencé a respirar con fuerza, sintiendo que me faltaba el aire sin comprender por qué.

Escuché un golpe en la puerta, pero ni siquiera podía articular palabras. Mi estado estaba demasiado alterado, y mi cuerpo parecía responder de una manera desconcertante. Opté por arrojarme agua en la cara y me enfrenté al espejo, donde las lágrimas resbalaban por mis mejillas.

-¿Qué...? -La pregunta quedó suspendida en el aire, reflejando mi desconcierto ante la intensidad de las emociones que me embargaban.

-¿Estás bien, Sasha? -Dan tocó la puerta dos veces. Me esforcé por hablar con normalidad.

-¡Sí, solo necesito un momento! -grité, intentando que mi voz sonara firme. Escuché los murmullos entre ellos, indicando que Dan se había alejado de la puerta. Ahora siento que no encajo en esta situación, como si estuviera de más.

Consideré enviarle mensajes a mi mamá para que viniera a buscarme, ya que realmente no me sentía bien; incluso sentía ganas de vomitar. Sin embargo, cuando pensé que podía mejorar, decidí salir del baño. Fue una mala idea. Ahora, los tres dirigieron su atención hacia mí, y puedo sentir el sudor en mi espalda, a pesar de estar en pleno invierno.

Until The Last Breath ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora