23.

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Pedri Gonzales

Se despertó por los golpes que si hermano Fer dejaba en la prieta, seguro llevaba mucho rato tocando pero cansados por los sucesos de hace unas horas seguía cansado.

—¡Pedro, me quiero despedir venga!— grito Fernanda del otro lado de la puerta.

—¡si ya voy!—  grito y levantó la sabana solo para comprobar que Pablo y el estaban desnudos.

—¡joder!— se quejó Pablo cuando sintió mucho movimiento. —¿que te pasa Pedri?— pregunto enojado.

—Fer se que quiere despedir y estamos desnudos los dos— explicó Pedri desesperado mientras buscaba algo en su closet y se lo lanzaba a un Pablo desorientado y molesto por interrumpir sus horas de sueño.

—bien, ya voy— se paró y comenzó a vestirse con la ropa que le dio el canario.

—¿porque tardan tanto?— escucharon a Fer y en cuanto estuviese presentables Pedri abrió la puerta. —¿que tanto hacían?— pregunto con cara de confundido y Pablo solo se rio.

—estábamos dormidos, no hemos dormido bien y pues si— explicó con una sonrisa.

—bueno, ya me voy, quería despedirme— se acerolo a abrazar a ambos deseándoles buena suerte.

—te voy a extrañar, nos vemos en Canarias— le dio un abrazo a Pedri que fue duradero.

—¿y eso?— pregunto Fernando burlón señalando el cuello del canario cuando se separaron del abrazo, una marca roja adornaba el cuello del canario.

—joder—  el sevillano con los ojos muy abiertos.

—¿que? ¿Que tengo?— el canario tenía pánico, demasiado asustado por lo que señalaban en su cuello.

—parece que te picó un animal— se burlo Fernando mientras soltaba una carcajada y Pablo veía su marca avergonzado pero orgulloso.

—¿que?— el cerebro de Pedri hizo un corto circuito

—¡joder! ¡Mira ya la hora que es!— exclamó Fernando mira si su reloj, tomó sus maletas y bajo corriendo. —¡los quiero no hagáis guarradas por la casa!— gritó mientras se escuchaba el azote de la puerta.

—no sabía que hacías de mosquito— se rio cuando escucho el cerrojo indicándole que Fer ya se había ido.

—tengo sueño vamos a dormir— Pablo hablo y de metió a su cuarto quitándose la camisa en el proceso. —quítatela tu también, me gusta que durmamos así— el canario asintió y se retiró la camisa.

Se acostaron y se abrazaron con corazones latiendo contentos pero tristes, este sería el último día que dormirían juntos, dramáticos ambos, solo no se verían por 5 días.

Eran las 12 y ellos apenas se estaban despertando, Pedri sintió a su novio restregar su mejilla en su pecho desnudó, acarició su pelo mientras disfrutaba la sensación de tener a Pablo con el.

—buenos días mi amor— el sevillano sonrió a ese apodo y el canario se acercó a besar su mejilla y el sevillano lo jalo del cuello para abrazarlo.

—duerme un ratito más conmigo— rogó el sevillano mientras ponía sus manos al rededor de su cuello y lo apretaba contra el.

—mira ya que horas son— le mostró su celular y efectivamente eran las 12:04 pm ahora.

—¿¡enserio es tan tarde!?— exclamó exaltado y el canario solo rio por su cara.

—si bebé— se rio y el sevillano lo miro sonrojado por el apodo.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora