Draco Black, un nuevo legado.

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"¡Maldición!" Esta era la cuarta vez que quemaba el desayuno. Siempre había sido alguien bueno en cuanto a Pociones se trata y nunca hubiese creído que cocinar era muy diferente e incluso más difícil, sin embargo no se rendirá tan fácilmente.

Por Merlín, era un Black (aunque no se enorgullecía mucho de el historial de tal apellido), algo que los caracteriza es la terquedad y perseverancia.

Escuchó los sonidos malhumorados de Kreacher al intentar que Draco aprendiera algunas tradiciones sangre pura, los equinoccios, el Yule y otras festividades de la manera más sencilla posible para que un niño de poco más de un año entendiera.

"No tiene por qué ser tan difícil. Lo haré una vez más." Al final no salió tan mal, era comestible pero sin duda no le daría nada de eso a Draco. No quería terminar intoxicandolo.

Eran unos panqueques (que cabe destacar que Kreacher había insistido en hacer), con trozos de manzanas y arándanos. Estaban casi totalmente negros pero se negaba a desperdiciar más comida, y para su desagradable sorpresa el interior estaba crudo. Al menos su té había salido a la perfección.

"Bien, veamos qué noticias tenemos hoy." Hace un mes por fin surgió una noticia interesante, además de triste y desgarradora. Un pequeño de la edad de Draco llamado Harry Potter había logrado terminar de alguna manera con el reinado de Voldemort. La casa de los Potter permanecía oculta gracias a un Fidelius, el guardián (presuntamente Sirius Black) dió su ubicación a los Mortifagos quienes dieron aviso a su señor y este arrivó al hogar. Regulus obviamente no creía mucho esa historia, específica la parte en la que Sirius,- su hermano mayor defensor de los muggles y mestizos, completamente en contra de muchas de las tradiciones sangre pura, que escapó de casa ni bien tuvo la oportunidad y aborrece a su familia-, supuestamente entregó a sus mejores amigos al enemigo.

Algo no encajaba.

Suspiró con pesadez, inmerso en el remordimiento y la melancolía que le produjo esa noticia. Ahora el pobre de su hermano permanencia en Azkaban de manera perpetua rodeado de esos horribles dementores.

Disipó esa nube de pensamientos, no le haría nada bien pensar en los 'y sí...'

Desdobló el periódico, tomó su taza para beber un sorbo más de té pero esta se quedó a medio camino al ver el titular de El Profeta.

"EL SECUESTRO DEL HEREDERO MALFOY"

La mañana del 10 de Enero de 1981 la señora Malfoy avisó al ministerio de la desaparición de su hijo Draco Malfoy. Debido a la terrible lucha que se batía ahí fuera en ese entonces no le fue posible a los aurores y/o inefables investigar el caso.

"Fue horrible despertar sola en la habitación. La cuna estaba vacía y mi esposo seguía a órdenes de Quién No Debe Ser Nombrado debido al Imperius. No sabía qué hacer, informé al ministerio pero ellos no hicieron nada y realmente estoy desesperada. Alguien se llevó a mi niño, mi pequeño hijo. ¿Qué clase de persona loca se debe de ser para creerte con el derecho de llevarte a un niño de menos de un año para hacer...?, ni siquiera puedo imaginar las posibilidades." La señora Malfoy lucía verdaderamente devastada. No dejaba de sollozar mientras relataba su testimonio.

Cuando la pobre madre se calmó pregunté por la apariencia del pequeño.

"Oh... Él, pues... No lo recuerdo muy bien, fue hace tanto y mis recuerdos se encuentran borrosos debido a todo lo que pasaba ahí afuera. El temor a que algo nos pasara, el miedo a que mi esposo no regresara..."

"Recuerdo perfectamente su piel pálida y ojos grises. Por favor regresen a mi hijo a su hogar dónde pertenece."

La señora Malfoy no pudo decir nada más después de ésto, se encontraba afectada y distante.

Por favor, hacemos un llamado a la comunidad mágica para que reporte cualquier sospecha que se tenga sobre el paradero del joven Draco Malfoy.

Si quiere leer el artículo completo diríjase hasta la página 6...

...

El ceño de Regulus se pronunció. Era una mentira en toda la palabra, al menos en gran parte.

Primeramente porque Lucius Malfoy participó de manera consiente como Mortifago. ¡Su mansión era uno de los tantos centros de reunión de Voldemort!

Segundo, Narcissa aborrece El Profeta, ella siempre escogía otro periódico Nacional más confiable para notificar cualquier cosa o pedía una reunión de prensa. Lucius sabe el poder que tiene El Profeta sobre la comunidad mágica, es mucho más razonable que haya sido él quien decidió declarar al Profeta.

Y tercero, había algo raro en que Narcissa no recordara el aspecto de su propio hijo.

"¡Degugu!"

Lo que más le incomodaba y levantaba sus sospechas es que Lucius no estuvo para declarar.

"¡Degugu!"

El testimonio de Narcissa era vago y por lo que notaba ella prefería no decir nada que pudiese perjudicar a Lucius.

Sintió tirones en su pantalón mientras Draco repetía una y otra vez su nombre.

"Ahora no Draco, estoy ocupado." Respondió distante mientras examinaba las imágenes de Narcissa. Ella realmente parecía devastada, pero algo no encajaba. Su rostro estaba lleno de lágrimas y sollozaba pero su semblante parecía indiferente.

"Degugu..." Regulus apretó el puente de su nariz.

"Draco, sé que quieres jugar pero ahora mismo realmente no tengo tiempo y- ¡¿Draco?! ¿Estás... Caminando?" Cualquier pensamiento sobre la familia Malfoy quedó en segundo plano al ver a Draco de pie, balanceándose equilibradamente sobre sus piernas.

¿En qué momento...?

Draco soltó un carcajada al ver que le ponían atención de nuevo. Dió unos pasos hacia atrás y otros hacia el frente para mostrarle a su papá lo que había logrado.

Regulus se levantó del comedor y atrapó a Draco entre sus brazos con una gran sonrisa.

"No puedo creerlo, de verdad eres un niño muy listo y fuerte, ¿Lo sabías?" Draco agitó sus brazos feliz.

"¡Uete, uete!"

"¿Juguete?, ¿Quieres jugar con un juguete?" Draco aplaudió en respuesta. "Bien, dejaré el trabajo para después."

Regulus tendría mucho tiempo después para ocuparse de otros asuntos. Draco es y siempre será su prioridad.