Imágenes Satelitales

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Hace algunos años tuve un accidente de auto, mi amigo manejaba, a decir verdad, ya no era mi amigo luego de este accidente, yo tuve la desgracia de quedar paralitico, ya no podía mover mis piernas, así que estaba condenado a usar una silla de ruedas por el resto de mi vida, el estúpido de mi amigo, salió ileso de aquel accidente, el causo el accidente y no se llevó ni un golpe, imagínense.

Como yo estaba confinado a mi situación no salía prácticamente, un día otro amigo vino a la casa y me mostro algo que había desarrollado Google, Google Maps donde podías ver el lugar que quisieras como si estuvieras allí. Rápidamente me obsesione con esta herramienta, me fascinaba, no podía creer que desde mi computadora con el satélite de la poderosa compañía podía ver cualquier lugar del mundo, visitar y conocer grandes lugares, lugares a los que nunca iría.

Un día estaba visitando Tokio por el satélite, estaba en la avenida central de la ciudad, miraba a la gente que estaba allí en esas fotos, por una cuestión de privacidad y leyes les tapaban las caras para no tener problemas legales ni nada de eso, de repente vi a una chica de pantalones rojos, cabellera marrón con una cartera gris y morada. Algo tenía que la hacía destacar de entre los demás peatones.

Decidí ir a hacer mis cosas, fui a tomar un vaso de agua, fui al baño que en mi condición no era tan sencillo, luego de varios minutos bastante deprimido porque antes todo esto me tomaba solo dos minutos decido volver a la computadora, esta vez decido ir a Paris. Veo los grandes lugares de esta hermosa ciudad, me meto entre las diferentes calles de la ciudad, nuevamente cruzando por una avenida con la cara difuminada veo a una mujer que me llama la atención, tenía cabellera marrón, pantalones rojos y una cartera gris y morada.

Pienso “a esta chica la vi en Tokio hace una hora aproximadamente, tengo entendido luego de todo lo que he visto que estas fotos son de hace muchos días, que google las toma con el satélite y las muestra, será la coincidencia más grande de mi vida, ¿quizás encontré algo que pocos encuentran?” me quede impresionado por esto, la mire por un largo rato mirándola, era la misma que estaba en Tokio.

Llegada la noche, luego de un largo tiempo de preparar la cena, algo que me costaba bastante, a decir verdad, no quería pedir por teléfono comida, tenía que aprender a hacer todo por mí mismo. Ahora decido visitar Berlín para distraerme, aquí todo se puso bastante tétrico, mirando unas calles la veo allí, una mujer de cabello marrón, pantalones rojos y una cartera gris y morado. Decido buscar en Google si estaban haciendo una broma, quizás están haciendo una broma a sus usuarios.

Decidí cambiar de lugar, esta vez Sídney, nuevamente cerca de los puentes de esta ciudad, cabello marrón, pantalones rojos, cartera gris y morado, allí estaba nuevamente, comencé a sentir miedo por lo que estaba viendo, lo que había sido una coincidencia enorme ya no podía serlo, a este nivel ya no es una coincidencia. A pesar de estar asustado no puedo abandonar, voy a Praga, luego de varios minutos de buscar, la consigo nuevamente, a aquella mujer, pero aquí hay una diferencia, no la encontré cruzando una calle, mirando una vidriera o algo así, esta vez se encuentra mirando la cámara, como si pudiera ver hacia el lente, como si me mirara a mí, como si se hubiera dado cuenta de todo.

Una última vez lo decido, voy a New York, paseo con la cámara, voy por la Quinta Avenida, ya me estaba relajando pensando que la cadena se había roto, allí la encuentro nuevamente, en una azotea de un edificio, con la cara difuminada mirando hacia arriba, de alguna forma se había dado cuenta que alguien se percató de su presencia.

Comencé a agitarme bastante por todo lo sucedido, pensé en llamar a algún amigo pero jamás me creerían esta historia, quizás por mi deseo oculto del dolor, quizás por el miedo decido escribir el nombre de mi propia ciudad, entre todas las avenidas de aquel paisaje de Latinoamérica, paseando por todos lados, mi corazón late muy fuerte, sé que la encontrare en un momento, lo sé en mi interior, ubico con esos pantalones rojos, cabellera marrón y cartera gris y morado con la cara difuminada a aquella mujer, a solo dos cuadras del edificio donde vivo, caminando hacia esa dirección.

Estoy en silla de ruedas, recuérdenlo, respiro agitadamente, busco el inhalador para calmarme, el celular se me cae al piso, no quiero tirarme al suelo para buscarlo, comienzo a llorar desconsoladamente, siento todo lo que está por pasar, de un momento a otro, alguien golpea mi puerta.

-¿Quién es? – grito sin pensarlo.

Nadie contesta, voy con la silla de ruedas girando para llegar a la entrada, como puedo levantándome con mis brazos sobre la silla, me levanto para ver por la mirilla de la puerta, mientras me levanto vuelven a golpear la puerta, finalmente me asomo por la mirilla, veo a la mujer allí, desesperado pierdo el equilibrio y caigo al piso.
Sudando, respirando muy nervioso veo como la puerta se va abriendo poco a poco…

El informe policial informa que lo único que encontraron en su departamento era la silla de ruedas tirada por un lugar, abandonada, jamás lo volvieron a ver…

Terror máximo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora