26

16 4 5
                                    

Al volver al departamento, Robbie dejó su mochila en su cama y a los pocos segundos, Rose había salido de la misma, tan campante y como si nada hubiera pasado. Estaba extrañamente callada y flotando por la habitación. Robbie por otro lado, se sentó en la silla de su escritorio, tomó un libro y comenzó a leerlo por un rato hasta que la curiosidad de la razón por la que Rose estaba tan callada, se apoderó de él.

— ¿Por qué tan callada? —preguntó Robbie.

—Pensé que no te gustaba que hiciera ruido. —respondió Rose.

— ¿Desde cuándo te importa eso? —inquirió. Rose se encogió de hombros y volvió a levitar por la habitación. —Rose, ¿por qué te escondiste? —quiso saber, Rose se detuvo y pensó por un momento, como si tuviera problemas para hablar.

—No creo que sea bueno mencionar eso. —contestó.

—Pero si es igual que tú. —comentó.

—No, claro que no. —aclaró Rose. —Fantasmas como él no te siguen solo porque sí o tienen algo que los una a ti y puedas destruir ese vínculo.

— ¿Vínculo? —dijo confuso. — ¿Existe algo que me unió contigo? —cuestionó. Rose rascó su cabeza. — ¿Qué fue lo que me unió contigo?

—Supongo que... Un collar. —respondió dudosa. —La vez que entraste a la oficina de Serkins. Tocaste el collar.

—No puede ser. —dijo con un hilo de voz y recargó su cabeza sobre el escritorio. — ¡Me uniste a ti!

— ¡Claro que no, eres demasiado aburrido como para ir contigo! —se defendió. —Solo estaba jugando con ese collar hasta que entraste tú.

— ¿Y por eso lanzaste todo contra mí? —reclamó.

—Esa pluma no era intencional, aunque hubiera sido un daño menor. —se excusó. —Como cortarte una arteria o la yugular.

— ¿Querías mandarme al hospital?

—Habrías sido el sexto en ir. —razonó Rose. Robbie se giró tan rápido que por poco caía de la silla.

— ¿Cuántas has matado? —cuestionó nuevamente.

—Ninguno, solo han sido daños menores. —explicó. Robbie pensó que por "Daños menores", Rose podría referirse a perder una extremidad del cuerpo como una pierna o un brazo entero.

— ¿Hiciste que perdieran un brazo o algo así?

—No... Perdió una pierna. —aclaró. —Y otro se volvió loco, no sé por qué.

— ¿Qué pasó con el resto?

—Creo que uno de ellos me vio y se asustó. —explicó. —Y luego tuvo un accidente de auto en el que murió. Luego llegó tu amiga rara y ha estado ahí por un buen tiempo, creo que sabe lo que pasó con el resto.

—Ella no es rara. —aclaró Robbie. — ¿Pero como sabe eso?

—Sus últimos dos compañeros antes que ustedes dos también fueron al hospital. —jugueteó con sus dedos.

— ¿Pero que tienes con mandarlos al hospital? —regañó.

—Me aburro. —contestó. —A tu amigo de a lado no pude enviarlo porque Serkins me atrapó en mi muñeca.

—Me sorprende que no lo hayas intentado aun. —dijo con ironía.

—Puedo hacerlo ahora. —dijo con emoción.

—Ni lo pienses, no iré a prisión. —rechazó. Rose cambió su semblante de emoción a uno de molestia. —Ahora, si me disculpas. —se levantó de su silla y tomó su pijama. —Debo ir a dormir.

— ¿Dormirás en el baño? —preguntó Rose.

— ¿Quieres que me cambie enfrente de ti? —retó y Rose negó rápidamente.

Aquella noche parecía tener más dudas que respuestas, por un lado, parecía que Eveoyn conocía mucho más de esa tienda de lo que aparentaba y por otro, ¿Evelyn sabía de la existencia de Rose?

Sombras De MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora