Decoración

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El ruido de la aspiradora, la lavadora, la secadora y la podadora se escuchan por toda la casa haciéndola ver ruidosa, pero para los dueños de ese pequeño tramo de tierra es lo más acogedor que puede haber.

Un día de aseo es como una cita para la pareja que camina de un lado a otro llevando ropa, lavando trastes y recibiendo paquetes. 

— ¿Siguen llegando? Agh —se queja Bachira hincándose en el pórtico para tomar otro montón de paquetes. Desde que se levantaron han estado recibiéndolos, se supone que eran sus compras navideñas, pero un paquete con la bandera negra, roja y amarilla llama su atención. Se levanta mientras lee—. ¡Yoichi, llegó un paquete de Alemania!

— ¡¿Quién lo manda?! —cuestiona desde la cocina por encima de los ruidos del lavavajillas.

Bachira frunce el entrecejo levantando su mirada hacia la pared que divide la cocina con la sala. Cierra la puerta con su pie y comienza a caminar.

— ¡¿Y cómo voy a saberlo?! —pregunta cruzando el marco blanco de la cocina. Deja los paquetes sobre el desayunar y toma el de Alemania, lo mira con mala cara al no entender la escritura—. ¡Yo no entiendo taka taka...! —se interrumpe al reconocer una palabra—. ¡Oh, es de Kaiser!

— Tíralo —pide a la brevedad justo cuando el lavavajillas se detiene dejando un silencio. Se da media vuelta quitándose los guantes de plástico, había estado lavando el grifo. Mira a su pareja y luego el regalo entre sus manos. Frunce su nariz con asco—. Lo más probable es que sea una araña o serpiente venenosa.

Bachira rueda los ojos, niega divertido comenzando a desenvolver el regalo dejando a la vista una caja de cartón plana color café. Al abrirla suelta un grito.

— ¡Te dije que lo tiraras! —regaña Isagi acercándose con rapidez—. Nada bueno viene de esa cola de rata... ¡No metas la mano!

— ¡Espera Yoichi! —dice Bachira dando varios pasos hacia atrás llevándose con él la caja. Antes de que Isagi se acerque para intentar quitársela; saca una foto y se la enseña—. ¡Mira, Ness y Kaiser nos mandaron una foto familiar! —exclama emocionado dando pequeños saltitos. Señala con su índice a la persona de en medio—. ¡Adoptaron una niña, mira que lindos se ven, amor!

Isagi abre sus ojos sorprendido, toma con cuidado la fotografía para ver con claridad ahora a ambos padres abrazar a una pequeña de apenas cinco años con cabellera larga color rubia, ojos azules y sonrisa grande. Se les ve felices.

— ¡Oh, la adoptaron apenas hace un par de meses! —comenta Bachira inclinándose un poco para leer el respaldo de la foto. Por suerte se encontraba en inglés—. Y su nombre es Melody... ¡Es hermoso! ¿No crees Yochan?

— Sí, es bonito —concuerda apreciando lo feliz que está Meguru por la noticia.

Desde que Isagi dejó el Bastard hace un año para unirse al Al-Nassr F.C. casi no tiene tanta comunicación con Kaiser y Ness como antes, pero aun así se siguen mandando postales o paquetes gastando bromas cada cierto tiempo para no perder la costumbre.

Eso último es más por parte del rubio, pero cuando son bromas fuertes como animales exóticos: Isagi suele contestar con la misma moneda.

Sin embargo, ahora que tienen una niña en casa será más precavido y mandará sus respuestas con aviso previo o cambiará la dirección al edificio de entrenamiento del Bastard.

Y espera que la joven pareja haga lo mismo cuando ellos decidan ampliar su familia, sino aparecerá una rata peliteñida ahorcada en las cloacas del centro de Munich, Alemania.

Sacude un poco su cabeza alejando esos pensamientos, ahora están en el presente y había algo más importante que pensar en cosas horrorosas como en su antigua compañera.

Mi primera navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora