San Diego
24 Abril 2035Las ni tan calurosas ni tan frías calles de la ciudad de San Diego, el leve sonido de los automóviles, los turistas caminando mientras observan atentamente cada rincón de aquella ciudad, los jóvenes surfistas reuniéndose y planeando su nueva aventura con rumbo a la playa.
A unas cuantas calles del majestuoso Zoológico de San Diego, una zona departamental se encontraba, donde las vistas tan bellas de las calles de dicha ciudad americana eran visibles y llamativas para los foráneos que buscaban un nuevo ambiente que vivir.
—Buenos días Lambert.
Un anciano cuyos ropajes trataban de similar la hoy en día moda juvenil, saludando a un chico de ondulada melena castaña rubia, el cual le devolvió el saludo con una sonrisa.
—Muy buenos días Señor Freeman, ¿que tal su mañana?
El castaño abrió la rejilla de los correos con el número de su departamento, dejando a la vista un par de cartas dirigidas hacia su persona.
—Tranquila. —Respondió el anciano mientras alzaba una bolsa que llevaba —Acabo de hacer unas compras de algunos alimentos que me faltaban, ¿tu ya desayunaste?
—Me alegra escucharlo. —El joven cerró la rejilla para luego prestar atención al anciano. —Oh, no, pero no se preocupe, ahora que suba me haré unos deliciosos huevos con tocino y un jugo verde. —Acomodo el par de lentes que se posaban en su rostro.
El Señor Freeman soltó un suspiro, dejó de alzar su bolsa de compras y se aproximó al elevador más cercano oprimiendo así el botón para solicitar la llegada de este.
—El desayuno es la cosa más importante Connor, mi esposa siempre me lo dice, no lo olvides.
Connor sonrió nuevamente ante el comentario del anciano.
—No se preocupe, confié en mi, desayunaré como se debe...
El sonido del elevador y ambas puertas abriéndose hicieron que el Señor Freeman se girara para posteriormente adentrarse al elevador no sin antes apretar un botón y mirar a Connor.
—¿Subes conmigo o usas las escaleras?
El castaño observó las escaleras a un costado de la entrada del elevador.
—Usare las escaleras esta vez, algo de ejercicio mañanero no me hará mal.
—Como tú gustes, disfruta de tu día joven Lambert, cuídate mucho.
Connor alzó su mano para así despedirse del Señor Freeman, las puertas del elevador se cerraron dejando finalmente en solitario al joven castaño.
Un suspiro salió de sus labios, miro el par de correos que aún continuaban en sus manos, visiblemente entre ese bonche de sobres pudo captar dos en particular que llamaron su atención.
Lentamente las separo de las demás y las sobrantes las guardo en el bolsillo izquierdo de su pantalón.Uno de los dos sobres contenía un sello en tonalidad obscura con las letras grabas de NBF y en letras pequeñas el significado de dicha abreviación, el cual leyó en alto.
—New Born Foundation.
Connor miró el otro lado del paquete y al no notar nada nuevo se encogió de hombros y se dispuso a observar el segundo sobre, una carta, las siglas ML estaban grabadas con letra manuscrita, un tipo de letra la cual Connor conocía a la perfección, como en el anterior se dispuso a observar el lado opuesto de dicha carta y para su sorpresa, una leve frase con su nombre al final se encontraban plasmadas.
—"Mon cher frère, Connor"...
| Mi querido hermano, Connor... |Murmuro el castaño, de nuevo un suspiro salió de sus labios para luego guardar dicha carta en el bolsillo derecho en conjunto con el otro sobre que ya había visto, acomodó el par de lentes que portaba en su rostro e inició su caminar hacia las escaleras para poner rumbo hacia su departamento.