Caminando por las calles de Orley, Arthur se encontró con las patrullas de turno y personas recién levantándose para hacer sus quehaceres. Todo aquel que lo veía lo saludaba y este le devolvía el saludo.
Mientras paseaba se encontró con Erina abriendo la escuela, está notó que se le acercaba Arthur y sonrió.
—¡Sir Arthur! ¡Buenos días!
—Buenos días, Erina. ¿Cómo estás? —Respondió con una sonrisa.
—Muy bien, mi señor. Ahora mismo me estoy asegurando de que la escuela esté lista para los niños.
Arthur asintió con la cabeza.
—¿No ha habido ninguna queja últimamente? ¿Nada que deba saber? —Preguntó.
La mujer pensó por un momento pero negó con la cabeza mientras sonreía.
—Aparte de la creciente hambre de conocimiento de los niños, nada que no podamos manejar. Aunque usualmente preguntan cuándo podrán aprender algo nuevo. —Erina soltó una pequeña risa mientras recordaba las pequeñas quejas de los críos.
—Ya veo... Pronto me pondré manos a la obra con el tema de la escuela, posiblemente la reformaré por completo. Más grande, espaciosa y con nuevas materias. —Dijo mientras observaba el edificio.
La escuela estaba comenzando a ser pequeña, Erina no pudo evitar mirar la escuela y sentirse a gusto con las palabras de Arthur.
—Sería magnífico. Antes de conocerle no me habría importado, pero ahora me doy cuenta de lo importante que es la educación. —Mencionó y miró a Arthur—. Los padres y niños están muy felices con lo que hace por ellos. Al permitirles estudiar a sus hijos, no solo los hace más capaces sino también, les está asegurando un futuro mejor.
Erina se inclinó con agradecimiento y respeto, Arthur asintió con la cabeza y miró al edificio una vez más hasta que comenzó a escuchar voces infantiles acercándose.
—Bueno, no te detendré mucho más. Pronto recibirán un nuevo lote de estudios. —Dijo Arthur y se despidió de ella.
Arthur reanudó su paseo, no quería que los niños lo vieran ya que terminaría rodeado y seguramente lo retengan hasta después del almuerzo.
Arthur se encontró con la escuela médica aún en construcción, en unos días estará lista para recibir a aquellos que quieran estudiar todas las áreas de esta misma, tanto del cuerpo como de la mente.
De momento aprenderían lo más avanzado que este mundo pueda ofrecer y lo más básico que él también pueda mostrarles.
Sería más complicado, aquí no existía la anestesia, los analgésicos y antibióticos. Arthur suspiró pensando que tenía mucho trabajo por hacer.
—Y no podré hacerlo si no me atrevo dar el primer paso hacia adelante. —Pensó mientras en su mente se formaban máquinas y herramientas necesarias.
Es difícil estudiar medicina sin las inyecciones modernas, los microscopios, el desinfectante para heridas.
Incluso la vestimenta de laboratorio.
Cuando llegó escuchó que un minero se fracturó una pierna mientras trabajaba y otros más salieron casi ilesos debido a un desprendimiento de roca en el techo de la mina.
Si bien una fractura se trató entablillando la pierna, si hubiera sido peor se la podrían haber amputado... Y amputar sin anestesia... Podría haber muerto solo por el impacto del dolor.
¿Vivirás sabiendo que pudiste haber hecho algo y aún así no haberlo hecho? Fue lo que pensó Arthur, su conciencia no le permitiría ver sufrir a uno de los suyos por su culpa.
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Rey De Reyes - Volumen 1
General Fiction¿Que pasaría si un joven amante de la estrategia, gestión de recursos y supervivencia va a otro mundo ambientado en la edad media dónde los castillos se alzan y las espadas chocan? Pues de eso trata esta historia, Arthur, un joven muy inteligente y...