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Oogway: Es bueno tenerla en casa de nuevo (sostuvo la manzana). Les agradezco a todos ustedes por cumplirle un favor a esta vieja tortuga. Con gusto pueden retirarse.
Cuando pasó la tarde, Tai Lung estaba recargando el rostro en su brazo mirando por la ventana de su dormitorio, cualquiera que lo viera sabría el aburrimiento que sentía en ese momento. Observó con detenimiento donde anteriormente había estado la esposa que lo unía a Po. Recordó que con él nunca lo albergó ese sentimiento, pero se planteó la pregunta de porque antes no estaba aburrido si cuando veía a Po siempre lo desquiciaba. Y cada vez que el Panda quería hacerle la plática lo evitaba.
De pronto afuera escuchó la voz de Po gritar su nombre en forma de búsqueda. Su cola de movió de un lado para otro y se le formó una sonrisa en el rostro, rápido se golpeó la cara para evitar que supiera que sonreía.
Tai Lung: (se asomó viendo hacia abajo a Po parado frente a su ventana) ¿Qué quieres panzón?
Po: ¿Quieres venir?
Tai Lung: No.
Po: Pero...
Tai Lung saltó por la ventana cayendo de pie frente a Po y el brincaba de felicidad abrazando a Tai Lung. Bajaron hasta el pueblo y en un parque se sentaron en una parte muy poco concurrida por la gente, Po comenzó a mostrarle una serie de cómics de una historia que le gustaba, Tai Lung al principio se negó pero después prosiguió a leerlos junto con Po y ambos rieron. Al inicio Tai Lung le avergonzaba reír mucho, después su pena se esfumó.
Po: ¿Nunca habías leído esto?
Tai Lung: No suelo hacerlo a menudo (dijo sarcástico) , panzón alguien como yo nunca a leído esto.
Po: Eso es triste.
Tai Lung: Cuando era más pequeño, Shifu no me dejaba hacer lo que los otros niños hacían, ciertas ocasiones el me obligaba a entrenar cuando ya estaba cansado. En otras simplemente me desmayaba en medio del entrenamiento.
Po escuchaba atentamente todo lo que le decía el felino, Tai Lung sostenía una varita de madera del suelo y la paseaba entre sus manos, como si quisiera decir que era difícil hablar de eso.
Tai Lung: Una vez, Shifu tenía que verse con un Maestro no recuerdo quién, y me llevó con él. Me había dejado con los demás niños y ellos al darse cuenta de que tenía una fuerza diferente a la suya comenzaron atacarme. Ya te imaginarás que hice después.
