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—Ochoa...
Todo a su alrededor daba vueltas, se sentía como cuando bajaba de un juego muy fuerte de la feria que suele ponerse los 15 de septiembre, aparte de que escucha un molesto zumbido en sus oídos.
—¿Guille?...
¿Ese era su nombre? Se escuchaba todo muy lejos, sin olvidar ese maldito zumbido que no deja de-
—¡AMOR, LA PUTA MADRE!
Espera...
Esa es la voz de...
No puede ser... ¡¿De Lionel?!
¡¿Y le acaba de llamar AMOR?!
Se levantó de la cama en la que estaba tumbado (que por cierto, es la mejor maldita cama en la que alguna vez pudo dormir) para toparse con el rostro de un molesto Lionel Messi, que traía con el una bandeja llena de comida.
No sabía que hacer, de repente tenía al amor de su vida frente a él,¡a unos centímetros de él, puta madre!, ¿cómo se supone que debe actuar ante esta situación?
Pero no sabe que es más raro de toda esta situación, el que haya despertado en un lugar totalmente desconocido para el, que su amor imposible estuviera con el, y que ese mismo amor imposible no se viera como el lo recuerda...
Parece un adulto...
Un maldito treintón...
No pudo evitar el dramático grito que solto abruptamente.
—Por Dios amor, ¿qué paso? —Lionel olvido su reciente enojo y paso a ser preocupación, dejo la bandeja en un mueble cercano y corrió a sentarse a un lado de su pareja, que seguía gritando histericamente — Estas bien amor, soy yo, Messi, no hay nada que temer —Mientras le hablaba con voz suave al oído, le sobaba la espalda de forma lenta y tranquila, una técnica que normalmente ayuda a tranquilizar los ataques de ansiedad, pensó que tal vez eso ayudaría—
Poco a poco Memo empezó a calmarse, dejo de gritar, pero la histeria aun seguía presente, miraba al hombre con los ojos muy abiertos y la respiración muy rápida.
—¿Qué hago aquí?, puta madre, ¿qué haces aquí?, ¿por qué mierda estamos los dos juntos? —Seguía preguntando cosas que provocaban su actual estado de pánico, no sabía si estar feliz o asustado por lo que pasaba—
—Cariño, ¿por qué me preguntas esto? Literalmente llevamos viviendo juntos hace seis años y tenemos dos años de casados, en serio ¿qué ocurre? —Le decía Lionel con un tono de voz calmado—
Esta bien, demasiada información que procesar, viven juntos desde hace SEIS MALDITOS AÑOS, están casados desde hace DOS PUTOS AÑOS, ESTO NO ESTA BIEN, NADA BIEN.
Lo último que recuerda antes de esto es estar encerrado en su baño mientras lloraba por culpa de su madre, no sabe por que le pasaba esto.
—Tengo que ir al baño, necesito ir al baño —se levantó de forma automática y veloz en busca de el baño, olvidado un pequeño detalle— ¿dónde está el baño?
