Capítulo 1

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Aún recuerdo aquel instante en la que mi vida dio un giro de ciento ochenta grados cuando no me lo esperaba encontrar en el pasillo de mi escuela.
Pero antes de contaros que pasó, deberías de conocerme un poco.
Me llamo Isabella Zara Novak Laurent, pero prefiero que me llamen Zara voy a primero de preparatoria.
Mi teléfono suena sin ver el nombre ya se quién es,solo a el se le ocurre llamar a las siete de la mañana un sábado.
—Diga,¿quién es?—pregunto un poco desinteresada aunque se perfectamente quién llama. Mi amigo de la infancia.
—¿Por qué preguntas si sabes perfectamente quién soy?
—Por eso lo digo, ahora vamos a lo importante¿Que es tan importante que me tengas que decir para llamarme un sábado a las siete de la mañana?¿no podrías esperar a un poco más tarde?—le digo un poco molesta.
Mientras hablo voy bajando las escaleras hasta el comedor,mis hermanos pequeños peleando como no pienso con sarcasmo.
—Devuelveme la sudadera —dice Alex intentado coger la sudadera que tiene Nati.
Os estaréis preguntando que es lo que me ha dicho mi amigo, pero para eso os tengo que seguir contando lo que pasa entre Alex y Nati.
—Es mía.—dice Nati
—Para ninguno de los dos.—digo eso mientras me voy acercando a la cocina donde está mi madre preparando el desayuno.—Toma madre.—lo dejo encima de la silla.
Veo como Alex y Nati me miran con mala cara.
De pronto suena el timbre y aún si abrir tengo una idea de quién puede ser el que está llamando a la puerta a las casi ocho de la mañana.
—Ya abro yo.—digo mientras me voy acercando a la puerta.
—¿Que haces aquí un sábado casi las ocho de la mañana?.—digo un poco molesta después de ver a mi amigo al otro lado de la puerta.—No creo que sea tan importante como para estar aquí tan temprano,¿no?.—estoy cansada de el.
—¿Como que no?¿Entonces no quieres saber qué Hyunwoo va a hacer una gira por Inglaterra más específicamente Londres?.
Me estaba yendo cuando escucho decir a mi amigo que mi cantante favorito va a hacer una gira en Londres.
—¿Cuando?—le pregunto mientras por instinto lo cogo del cuello de la camiseta.
—Calma fiera—dice mientras se suelta de mi agarre con suavidad.
—¿Quién es cariño?.—pregunta mi madre desde la cocina mientras Alexander y Natalia se van acercando a la puerta.
—¿Que pasa no saludáis a mi amigo o que?.—realmente me da igual.
Me giro hacia mi madre y con una expresión seria en el rostro,le digo:
—Mamá, él es mi amigo. Lo conocí hace mucho tiempo y es una persona muy buena.
Mi madre parece incómoda con la situación y me dice:
—Zara, yo no creo que sea una buena idea que tu amigo esté aquí tan temprano. Deberías haberme preguntado antes de invitarlo.
Me siento frustrada y digo:
—Mamá, él no es un extraño. Es un amigo que me conoce bien y no creo que sea un problema que esté aquí.Mamá, yo no lo invité. De hecho, se presentó aquí solo. No podía saber que vendría hoy.
Mi madre todavía parece incómoda y dice:
—Zara, no importa cómo llegó aquí. Creo que deberías pedirle a tu amigo que se vaya ahora.
Me siento desalentada y trato de razonar con mi madre:
—Mamá, no creo que sea necesario. No va a hacer nada malo y no tardará mucho en irse.
Por la mirada que tiene mi madre se que no está de acuerdo.
—Zara, no es solo una cuestión de lo que tu amigo pueda hacer, sino también de cómo podría afectar a la familia. ¿Qué pasa si tu padre se entera de que hay un hombre aquí tan temprano?
Pienso en ello antes de contestarle.
—Mamá, entiendo tu preocupación, pero mi amigo es una buena persona y no quiere causar ningún problema. Creo que mi padre lo entendería.
Mi madre se cruza de brazos y dice:
—Zara, yo no estoy de acuerdo. Creo que debes pedirle a tu amigo que se vaya ahora.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunta mi padre con una mirada inquisitiva.
Me siento incómoda pero igual trato de explicar la situación:
—Papá, mi amigo estaba aquí y mamá quiere que se vaya, pero yo no pienso que sea necesario.
Mi padre escucha atentamente y luego dice:
—Zara, creo que deberías respetar la decisión de tu madre. Ella tiene razón, no está bien que tu amigo esté aquí tan temprano sin avisar.
—¿ Y que culpa tengo yo?, además Natalia antes también tenía aquí un chico que había estado toda la noche y que se ha ido por la ventana—digo claramente molesta de que mi amigo no se pueda quedar.
Mi madre se siente molesta y dice:
—Zara, eso no tiene nada que ver con esto. Lo que hizo Natalia fue un error y no debes usarlo como justificación para tu comportamiento.
Me siento injustamente atacada y digo:
—¿Qué tiene de malo que mi amigo esté aquí? No hemos hecho nada malo y él no quiere causar problemas.
Mi padre interviene y dice:
—Zara, yo creo que deberías respetar lo que dice tu madre. Ella solo está intentando protegerte.
—¿Protegerme de que?si Natalia con el chico se lo ha follado bien y ella perfectamente se puede quedar embarazada por culpa de eso,ah pero como ocurra os aguantais y vais a estar obligados a tenerlo da igual si es uno como si es cinco y me voy a reír bien de esto.—digo seriamente y con una cara seria mientras intento no reírme por eso.
—Ademas lo que ha hecho Natalia con el pobre chico es peor y ella es más pequeña que yo y no le habéis dicho nada—le sigo reprimiendo a mis padres muy enfadada.
Mi madre se enoja y dice:
—Zara, estoy cansada de discutir sobre esto. Estoy dispuesta a oír tu opinión, pero no puedo aceptar que tu amigo esté aquí tan temprano sin avisar.
Me se siento frustrada y digo:
—Pero mamá, él es mi amigo. No es justo que tenga que irse sin haber hecho nada malo.
Mi padre trata de calmar la situación y dice:
—Zara, por favor, escucha a tu madre. Ella solo quiere lo mejor para ti.
Entonces voy hacia mi hermana Natalia y la cojo del cuello la llevo al baño y le estampo la cabeza dentro del lavabo intentando ahogarla con el agua que hay.
—Claro mi hermana Natalia puede traerse a todos los chicos que quiera cogerse con ellos y mi amigo que ha venido a decirme una cosa no puede quedarse pues ella lo va a pasar muy claro que sepáis me da igual lo que pueda pasar o llegar a hacerle a Natalia—digo muy enfurecida gritandole a mis padres desde el baño y ellos están en el salón.
Mi padre entra al baño y se queda horrorizado al ver lo que estoy haciendo a mi hermana. Inmediatamente, se acerca a mi y la separa de mi hermana.
—¡Zara! ¿Qué estás haciendo? —exclama mi padre, con la cara colorada de ira.
Me doy cuenta de lo que he hecho y hago como si me sintiera avergonzada cuando es todo lo contrario estaba dispuesta a matarla si hacía falta.
—Lo siento, papá, no sé qué me ha pasado —digo, con lágrimas en los ojos.
Mi padre me mira con desilusión y dice:
—Zara, esto no es aceptable. No puedes tratar a tu hermana de esta manera, y tu comportamiento ha sido muy inapropiado.
—Es que no es justo—grito muy fuerte — tengo 17 años y ella 15 y a ella le dais más libertad me voy a ir—digo eso mientras subo a mi habitación cojo una maleta la lleno con cosas agarro el móvil y cargador y me voy a la casa de mi amiga sin mirar atrás.
Estoy muy frustrada y siento que mi familia me trata de forma injusta.Mi reacción de irme de la casa y quedarme en la casa de mi amiga es una forma de rebelarme y mostrar mi descontento.
Sin embargo, esta decisión no es la más sensata. No estoy pensando claramente y no estoy considerando las consecuencias de mis acciones.
Durante los días siguientes,me quedo en la casa de mi amiga, tratando de procesar lo que ha pasado.Debería sentirme culpable por haber herido a mi hermana y decepcionado a mis padres. Sin embargo, aún estoy enfadada por lo que considero un trato injusto y deseo que mi familia me trate con más respeto.
Mientras reflexiono sobre la situación, me empiezo a dar cuenta de que mi reacción fue exagerada y que necesito regresar a casa y arreglar las cosas con mi familia.
Un día, decido tomar el valor y regresar a casa. Me siento nerviosa al pensar en enfrentar a mi familia y en lo que puedan decirme, pero se que es lo correcto que tengo que hacer.
Pase  los días siguientes tratando de entender lo que había sucedido y cómo había llegado a actuar de esa manera. En el transcurso de esos días, tuve que afrontar una amplia gama de emociones, desde arrepentimiento y culpa hasta miedo y confusión.
También tuve que lidiar con la incomodidad de estar en la casa de mi amiga, y el sentimiento de que no era mi propio hogar. Sin embargo, mi amiga fue muy comprensiva y daba buen apoyo, y me dio el espacio que necesitaba para procesarlo todo.
En fin, después de pasar algunos días lejos de mi casa, llegué al punto de que sabía que debía regresar.
El primer día,  estaba conmocionada y enfadada. Me sentía traicionada y decepcionada por mi familia, y me preguntaba cómo había llegado a ese punto.
El segundo día, me sentía culpable por haberme ido de casa y por haber herido a mi hermana. Empecé a pensar en cómo podía arreglar las cosas y hacer las paces con mi familia.
El tercer día, empecé a sentirme más calmada y reflejada.
Os voy a contar que paso cuando llegue a casa de mi amiga.
Al llegar a la casa de mi amiga, me sentía nerviosa y confusa. No sabía cómo iba a explicarle a mi amiga lo que había ocurrido, y estaba preocupada por la forma en que mi familia reaccionaría cuando se enteraran de que me había ido.
Durante el día siguiente, tuve una conversación emocionada con mi amiga y me senti aliviada de poder compartir mi situación con alguien de confianza. Sin embargo, todavía me sentía triste y confundida.
Mientras pasaba más tiempo en la casa de mi amiga, empece a sentirme más cómoda y a sentir que había encontrado un refugio.Mi amiga me animó a ser sincera con mi familia y a tratar de resolver la situación.
Conforme el tiempo pasaba, empecé a sentirme más decidida a resolver las cosas con mi familia. Empece a planear lo que iba a decirles y cómo iba a enfrentarme a ellos.
Al final del cuarto día, me sentí lo suficientemente preparada para regresar a casa y encarar la situación. Me di cuenta de que, a pesar de la tensión y el conflicto, amaba a mi familia y quería hacer las paces con ellos.
—Mamá, papá, sé que están enfadados conmigo por haberme ido —empiezo —. Lo siento mucho. No quería herir a nadie, y sé que actué de forma inapropiada.
Mis padres escuchan atentamente y luego hablan.
—Zara, estamos muy decepcionados con tu comportamiento —dice mi madre—. Pero te queremos mucho y estamos dispuestos a escucharte y ayudarte a encontrar una solución.
Tomo aliento y continuo:
—Gracias por escucharme, mamá.
Media hora antes de ir a la casa de mis padres mientras estaba en un parque llamé a mi amiga.
—Hola, Amanda —digo—. Quiero que sepas que he tomado la decisión de regresar a casa.
—Eso es maravilloso, Zara —dice Amanda—. Creo que es la decisión correcta. ¿Quieres que te acompañe cuando vayas a hablar con tu familia?
—Eso sería genial —digo—. Necesito todo el apoyo que pueda conseguir.
—Claro, estaré ahí para ti —dice Amanda—. Sabes que puedes contar conmigo.
Y media hora después estaba hablandoles a mis padres.
Me siento nerviosa, pero también determinada a arreglar las cosas con mi familia. Amanda me apoya y me anima a seguir adelante.
Juntas, entramos en la casa y nos enfrentamos a mis padres.
Cuando entramos en la casa, mis padres están sentados en la sala, esperándome. Siento que todos los ojos están puestos en mi.
—Hola, Zara —dice mi madre—. Estamos felices de que hayas regresado.
Siento que se me erizan los pelos de la nuca y tomo aliento.
—Tengo mucho que decirles —digo—. Pero antes de empezar, quiero disculparme por haberme ido de casa sin avisarles. Sé que lo que hice no estuvo bien, y estoy lista para afrontar las consecuencias de mis actos.
Voy avanzando poco a poco, contando la historia de lo que sucedió y cómo me sentí en ese momento. Mi madre y mi padre escuchan pacientemente y me permiten terminar.
—Gracias por escucharme, Zara —dice mi padre—. Entiendo que estuviste enojada y siento que tuviste que pasar por todo eso. Pero debes entender que tus acciones tienen consecuencias y que no puedes actuar de forma irresponsable sin considerar lo que puede afectar a los demás.
—Lo siento mucho. Sé que no debí reaccionar de esa manera. Estaba molesta y no sabía cómo lidiar con mis sentimientos. Quiero hacer las paces y asegurarles de que jamás volveré a actuar de esa manera. Me da mucha vergüenza lo que he hecho y deseo que me perdonen.
Mi madre y mi padre se miran y asienten.
—Te perdonamos, Zara —dice mi madre—. Sabemos que cometiste un error, pero te amamos y confiamos en que aprenderás de esto.
después de la conversación, me siento mucho mejor y me doy cuenta de que he hecho lo correcto. He logrado arreglar las cosas con mi familia y estoy lista para volver a empezar.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2023 ⏰

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