-¡Vamos al carretito! -me siguió el Nicolás
-Que paja weon -me senté en el pastito.- aparte, sabis que va a estar él Jaime y no tengo ganas de ver como como se come con más minas.-me estiré de espalda.
-Yapo, aún que te guste o no los seis somos amigos, sólo volvamos a salir como antes. Cuando todos nos caíamos bien entre todos y nos gustaba el webeo juntos.
-Ya weon.-suspiré.-sólo espero que después no me arrepienta.-miré al Nicolás negando con la cabeza, el cual sonreía de oreja a oreja.
[...]
-¿Por qué siempre los carretes se hacen en la casa del tío Bestia? -pregunté caminando al lado del Nico. Estábamos todos, él Edgar, la Cata, la Maca, él Nico, él Jaime y yo, íbamos caminando mientras hablábamos de cualquier estupidez que salía de nuestras bocas.
-Porque el tío panes es buena onda y presta la casa.-dijo mientras me sonreía un poco. Él Jaime iba al otro lado sin decir nada, no habíamos intercambiado ninguna palabra desde que nos juntamos.
Como soy tan aweoná me pasó la wea más yeta de todas. Nos íbamos a juntar en la placita a las 10, decidí salir temprano ya que no estaba ni hay de irme corriendo, siempre digna. Caminé a paso tortuga hasta llegar a la famosa placita, ¿Adivinen quién estaba allí? Él Jaime, nunca llega primero y ahora se le ocurrió sacar su lado responsable, quise esperar un poco hasta que llegara alguien más pero ya me había visto, así que caminé hasta donde él y me senté en la banca. A veces me miraba de reojo cuando creía que estaba distraída pero, sentía todas sus miradas sobre mí, era imposible ignorar sus tensas miradas con esos ojos cafés que me seguían volviendo estúpidamente loca. Estuvimos todo el tiempo en silencio, una tensión más horrible que la cresta hasta que llegó él Edgar y rompió toda esa tensión, bendito seas Edgar el semental.
Como siempre cuando llegamos fuera de la casa de la casa del panes, la música estaba a mil, olor a mariguana y weones curaos. No sé a que hora llegan estos culiaos pa' curarse tan temprano, entramos saludando a todos como de costumbre, todos se esparcieron por el lugar dejándome sola con las cabras. Salimos al patio de atrás a fumarnos un cigarrito.
-¿Cuanto tiempo piensas estar enojada con el pobre Jaimelito? -preguntó la Cata sacando sus cigarros.
-Te lo pondré de la siguiente manera.-prendí mi cigarro.- imagina que el semental te cagara y dijese que se metió con más maracas en tu ausencia. ¿Seguiría siendo lo mismo? -me miró y negó con la cabeza.
-Pero te guste o no seguimos siendo los seis amigos.-se sentó la Maca en el pasto. Repetimos su acción.
-Lo sé, pero eso no cambia que seré un amor con él.-me alcé de hombros. Él Edgar y el Nico llegaron con un par de cervezas, nos pasaron un a cada una.
Nos quedamos hablando, tomando y fumando hasta que nos aburrimos de estar sentados. Nos metimos a la casa a webear un poco, todos estaban echos pico y nosotros eramos los más consientes. Al Jaime no lo había visto en toda la fiesta, lo cual me agradaba demasiado, caminé hasta la cocina entrando sin pedir permiso, él Jaime estaban prácticamente a punto de culiar con una mina sobre la mesa. Ambos pegaron su vista en mí, sólo alcé una ceja.
-Venía por una cerveza.-caminé hasta el refri sacando una cerveza, la abrí y tome un trago. Ellos seguían con la vista pegada en mí.- no se preocupen por mí, no me incomoda verlos culiar.-la mina rodó los ojos enojada.
-¿Te podi ir por la cresta? ¿No vei que estamos ocupados por acá? -apuntó al Jaime, el cual estaba sobre ella.
-No es mi culpa que quieran culiar en una cocina, mínimo pídanle la pieza al panes.-me alcé de hombros para luego salir de la cocina. Suspiré mirando el piso.
Y pensar que yo pude haber sido esa mina que esté comiéndose al Jaime allá adentro. Me senté en la escalera y tapé mi cara con ambas manos.
-Hola, oye ¿No sabis donde está el baño? -preguntó un loco, estatura promedio, ojos cafés, algo moreno.
-Arriba segunda puerta.-me corrí pa que pudiera pasar, me sonrió y me miró.
-¿Estai bien? -preguntó. Asentí con la cabeza. El loquito subió las escaleras, me levanté y salí al patio pa' buscar a los demás.
-Panes, ¿Y los cabros? -pregunté mirándolo, como siempre fumando.
-Fueron a comprar unas weas.-me sonrió.- ¿Cómo lo estai pasando? -tambaleé mi cabeza en modo de "mas o menos" me ofreció de su cigarro pero negué con la cabeza. Me senté en el pastito esperando a que los demás llegaran. Los minutos pasaban y los cabros aún no llegaban, estaba más aburrida que la chucha y no tenía con quien hablar.
-Weena po niña de la escalera.-se sentó a mi lado el loco de hace rato.-¿Qué haces acá? ¿Por qué no estás adentro con los demás?
-Ando esperando a unos amigos.-me alcé de hombros.
-Soy Gabriel.-extendió su mano.
-__ .-la estreché.- ¿De dónde conoces al Panes? -pregunté
-Por hay, un día andaba webeando por la calle y empezamos a hablar.-se alzó de hombros. Empezamos a hablar de mil cosas.
Ni rastro de los cabros había, pero adivinen de quien sí. Él Jaimelito po', estaba parado al frente de nosotros haciéndose el weon, sentía sus miradas sobre mí, este cree que uno es weona.
De la nada, sentí un par de labios sobre mí. No entendí ni una wea pero acepté el beso, era un beso lento y tierno. La weaita se estaba poniendo buena hasta que se separaron de mí bruscamente, abrí los ojos sin entender nada, él Gabriel se sobaba la mejilla mirando hacia arriba, él Jaime estaba con los puños blancos de tanto tener la mano apreta, estaba rojo hasta las orejas mientras le tiraba miradas asesinas al Gabriel.-¿Qué wea te pasa? -me paré enoja. Él Jaime me miró enojado.
-¿Cómo te podis comer con este weon? -lo apuntó.
-Me agarro a quien quiero, ¿Acaso le saque la cresta a la mina con la cual estabas apunto de culiar weon? -lo miré, sentía como mi cara se ponía roja de rabia.- linda la weaitapo, vo' te agarrai a la maraca que queris, ¿Y yo no puedo? que yo sepa no eris nada mío, así que déjate de dar jugo por la cresta.-le eché una última mirada al Gabriel y luego al Jaime para luego irme echando humo por las orejas.
Jaime culiao, sigues volviéndome totalmente loca.
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¿Sólo amigos? (Jaime y tú)#2 [TERMINADA]
RomanceLas cosas cambian tan fácilmente, de ya no saber como odiarlo más a querer sentirlo junto a mí el mayor tiempo posible. En un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. ||Portada por mayrapinto90||