Capítulo 44. La selva

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Era fin de semana y eso significaba una cosa, salir a pasear por la ciudad de Yiaxus, aunque ya llevaba alrededor de cuatro meses aquí, no había tenido muchas oportunidades de salir, sobre todo porque llegué en época de evaluaciones y tenía que ponerme al corriente con todo lo demás. Pero desde que obtuve mi arma de sangre parecía que todo lo demás era mucho menos complicado.

- ¿A dónde iremos? – Damian me había dicho que ese fin de semana saliéramos los dos juntos, si bien hasta hace un par de semanas esa propuesta me habría explotado la cabeza, ahora me encontraba más neutral, aún tenía sentimientos por él, pero poco a poco esos sentimientos los iba suprimiendo y así estaba mejor

- Será una sorpresa – Damian y yo caminamos por las calles y callejones de Yiaxus, el clima de la mañana era insoportable por el calor que hacía, pero por las tardes era magnifico, podías caminar kilómetros y no sudarías, así que me alegró que Damian haya propuesto salir a esta hora. Después de caminar varios metros llegamos ante una increíble construcción, que para sorpresa de ambos tenía un letrero que decía "Estamos en mantenimiento, lo sentimos"

- ¿Aquí era donde me querías traer? – leí el letrero que se encontraba arriba de la gran entrada - ¿Boliche? ¿Boliche como en el plano humano?

- Sí, cuando estoy estresado me gusta venir aquí, pero no contaba que estarían dándole mantenimiento

- ¿Estás estresado? – Damian me miró y me dio una media sonrisa mientras comenzábamos a avanzar hacia otro lugar

- Sabes, desde que te traje aquí he estado tomando malas decisiones – hizo un pausa y se corrigió en seguida – No digo que tú seas la culpable, es mi culpa, por no tener claro qué es lo que quiero, siento que tomo decisiones pensando temeroso en el futuro, cuando en realidad debería estar disfrutando el presente

- A veces eso es bueno, pensar en el futuro, pero cuando esa decisión pensada en el futuro choque con lo que quieres en el presente, es mejor dejarla. Porque no sabemos si realmente habrá un futuro – hice una pausa – Al menos que tengas en mente endeudarte o hacer algo ilegal, ahí si déjalo ir – Damian rio, y me sentí bien, había logrado lo que quería - ¿Entonces, qué es lo que quieres ahora mismo?

- Quiero estar contigo

La frase que salió de la boca de Damian me dejó sin aliento, sentí como si todo a mi alrededor se hubiera detenido por unos segundos. Pero no podía ilusionarme nuevamente, Damian había sido muy claro cuando me dijo que no le gustaba, además él le había confesado a Layla que ya tenía a alguien en su corazón. Así que no podía arruinar esta increíble amistad por mi precocidad.

- Sí, claro – Miré a nuestro alrededor en busca de un lugar – Ya casi está anocheciendo ¿te parece ir a un club? Nunca he ido a uno y me preguntaba cómo serían

No esperé a que Damian me dijera un sí o un no, simplemente avancé como si supiera a donde estaba yendo, no quería que él viera mi rostro, no después de lo que dijo. Tras caminar unos minutos nos topamos de frente con "La Selva" un club nocturno, que tenía buena pinta o al menos eso aparentaba.

- Me gusta, se ve interesante

- Yo creo que mejor hay que ir a otro lado – Damian se veía extrañamente nervioso, no comprendí hasta que una mujer muy guapa y extremadamente arreglada lo llamó

- Damian, cariño. ¿Por qué ya no has venido? – me quedé petrificada cuando la mujer se agachó un poco para darle un beso en la mejilla. En ese momento recordé la primera vez que llegamos a Yiaxus y me había llamado la atención algo, para que después me dijera Damian que era un burdel, al instante miré nuevamente la entrada de La Selva - ¿Es tu novia? ¿Qué pasó con la otra muchacha?

- No somos novios, solo amigos – dije al instante

- En ese caso, pasen serán mis invitados de hoy

La mujer le hizo una señal a uno de los guardias, quien abrió la puerta y nos dejó pasar. Antes de que pusiera un pie ya me estaba haciendo ideas de cómo sería por dentro, lo más probable es que se viera como un lugar de mala muerte, con borrachos y lleno de humo de cigarro.

Sin embargo me llevé una gran sorpresa, se veía mucho mejor de lo que me imaginé, se veía estético y limpio, al centro había un tubo de pole dance, en donde había una bailarina dando su show, sin embargo, no utilizaba poca ropa ni nada por el estilo, se veía muy profesional. La mujer, supongo que amiga de Damian nos llevó hasta el tercer piso, donde ya no se escuchaba la bulla y el ruido del club, era una terraza muy amplia y muy bien decorada con múltiples luces que le daban un toque acogedor. Nos dio una mesa y dijo que disfrutáramos, tras darle otro beso en la otra mejilla a Damian se marchó dejándonos solos.

- ¿Qué fue eso? – traté de contener la risa – No me imaginaba que te gustaran este tipo de lugares

- No lo mal entiendas, cuando era estudiante mucho antes de hacerme cercano a Asth y los demás, tenía amigos que les gustaba venir a beber aquí, y por sentirme parte de ellos yo simplemente los seguía. Pero no quiero que pienses que tuve algo que ver con las mujeres de aquí ni nada por el estilo – No pude más y estallé en risa

- Tranquilo Damian, no tienes por qué darme explicaciones. Además te creo. Por cierto ¿sigue siendo un burdel aquí? – murmuré

- Yo supongo que sí, solo que lo han disfrazado como club nocturno. Como dijo Aurora, hace tiempo que no vengo aquí

- A pesar de ello se acuerda muy bien de ti

- Sí, la ayudé con un problema y supongo que esta es su forma de agradecerme

Me levanté y me senté al lado de Damian, y le di un leve golpecito en el hombro para que se relajara, pues desde que nos encontramos con Aurora, parecía tan blanco como un papel. Tras esto Damian pareció relajarse un poco y comenzamos a charlar un poco, mientras decidíamos qué pedir.

- Soy pésima tomando, así que pediré algo que no contenga licor

- Entonces pediré lo mismo

En lo que esperábamos Damian comenzó a contarme sobre su época de "rebeldía" cuando venía aquí y como es que conoció a Aurora, me reí mucho, sobre todo porque me imaginé a un Damian más joven asustado cuando entró por primera vez aquí, aunque hubo momentos en los que la sonrisa se me borraba, pues a fin de cuentas todo lo que me contaba lo hacía para pertenecer a un grupo en el que ni siquiera lo consideraban su amigo.

- Aquí están sus bebidas – Un camarero las colocó sobre la mesa

Ambos tomamos nuestras bebidas y le dimos un sorbo, estaban deliciosas, pero no podíamos acabarlas de un trago, así que las volvimos a poner en la mesa y continuamos hablando, hasta que llegó el momento en el que me tocó hablar de mí. Cuando las personas me preguntaban sobre mí no sabía que decir, o más bien no había mucho qué decir, pero extrañamente con Damian parecía que podía abrirme totalmente a quien realmente era, no sabía que yo pudiera hablar tanto sobre mí, hasta ese momento. Las horas pasaron fugaces, cuando menos nos dimos cuenta ya faltaban quince minutos para la media noche.

- Creo que ya debemos irnos – Damian asintió, miré el cielo – Es una lástima que no existan los celulares aquí, este panorama es tan hermoso que quiero guardarlo en una foto para siempre

- Entonces déjame hacerlo para ti – Lo miré tratando de descifrar lo que quería decir, pero en un parpadeo una luz me iluminó - ¡Luxus! – Cuando la luz desapareció miré a Damian, quien en su mano traía un pedazo de papel, era una fotografía tomada en ese preciso momento

- ¿Cómo lo hiciste?

- Es magia y lo básico de cómo funciona una cámara fotográfica – sonrió y me tendió la fotografía, tomé la foto pero mi mano quedó atrapada por Damian, quien la sostenía fuertemente mientras me miraba – Espero y siempre atesores este recuerdo, porque yo lo haré 

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora